Capitulo 15

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Me despierto de un salto inconsciente. He soñado que iba montada en mi dinosaurio rosa imaginario llamado Herma el hermafrodita y nos caíamos por una alcantarilla. Desde luego cada día estoy más loca.

Tengo los músculos agarrotados de llevarme todo el puto día sentada, y me empieza a doler la espalda. Me levanto y caliento un poco los músculos, luego los estiro y me pongo a dar un par de saltos. Me cansa estar todo el día sin joder a alguien, necesito a una víctima. Miro el reloj del móvil al que se le está acabando la batería y marca las nueve. El sensor que llevo dentro del zapato a presión empieza a vibrar y me agacho para darle al botón que lo desactiva, cuando necesite usarlo de verdad lo volveré a activar. En ese momento abren la puerta y escondo corriendo el móvil detrás mía.

-¡El desayuno está servido! -Dice Louis alegre. No le he visto en otro estado de ánimo desde que llegó aquí.

Me abre la bandeja ante mis ojos de manera cómica y me río. En parte por como es a pesar de que no nos conocemos, y en parte porque no tengo ni idea de qué es lo que hay en la bandeja.

-¿Se puede saber cuál es la delicatessen que me traes? -Pregunto tratando de identificar el olor.

-Puedes optar por lo dulce. -Me dice como un presentador de televisión y yo sonrío-. Palmeritas cubiertas con crema o miel, ensaimada y zumo de naranja. O lo salado. Que como no sé que nombre tiene esto te lo resumo. Huevos revueltos con pan, bacon, salchichas y un café bien cargado para empezar una mañana activa. Lo que viene siento el desayuno típico.

-Desde luego una mañana activa no voy a tener aquí dentro. -Bromeo-. ¿Qué me recomienda el experto? -Le pregunto poniéndome la mano en la barbilla sin mover la otra en la que tengo el móvil.

-Pues el experto no sé, pero yo te recomendaría la opción salada. Aporta menos hidratos de carbono en más cantidad y te proporciona energía. Por lo que he visto en el comedor el desayuno dulce es más empalagoso.

-En ese caso el salado. -Escojo y me da el plato. Yo hago una exagerada reverencia y ambos reímos-. ¿Eres tú el que prepara las bandejas?

-No, los prepara el cocinero poniendo el menú del día, aunque esta la ha preparado Harry porque el cocinero no tenía mucho tiempo que digamos.

Yo asiento aunque no me importe realmente. Louis coge la bandeja de la cena que sigue ahí y la mira. Alza las cejas ver que solo me he comido el plátano.

-Vas a volverte más perra anoréxica si sigues así. -Me dice divertido.

-Tranquilo, este culo no desaparece con tanta facilidad. -Doy una vuelta entera y él aprovecha ese segundo para mirarmelo. Abre los ojos como platos.

-¡Al fin alguien que tiene el culo como yo!

-Pues preparate cuando salga de aquí. Será la gran competición, nadie puede tener un culo mejor que el mío.

-¿Sabes? -Me pregunta Louis-. No eres tan mala como aparentas, a pesar de que te he visto machacar a personas. Creo que simplemente eres un pequeño diablillo perdido al que le gusta jugar con el fuego. -Me mira el pelo y se ríe.

-Pues ten cuidado. -Le dedico mi mejor sonrisa socarrona-. Los diablos estamos acostumbrados a jugar con fuego sin quemarnos -juego con un mechón de mi pelo y el se ríe al pillarlo-, sin embargo, tú puedes quemarte.

-Louis. -Harry entra asustándonos a los dos-. Te estamos esperando para hacer la vigilancia de los pasillos. Te toca con Niall.

-Ya nos veremos cuando salgas, Brooks. -Se despide Louis. Harry ni me mira.

Me siento y me como el desayuno. La agradable charla con Louis me a abierto el apetito, y justo cuando se ponía interesante viene Harry para llevárselo. ¿Habría estado escuchando la conversación? Porque si es así desde luego me lo puedo imaginar descojonándose cuando estábamos hablando sobre nuestros traseros. Sigo desayunando y dejo la bandeja. Vamos Brooks, tú puedes, solo te queda el resto de este día, que estamos a primera hora de la mañana y mañana. Y hoy vas a estar acompañada por tus zorritas, así que no tienes porqué preocuparte.

Todo lo que no puedes controlarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora