Capitulo 12

193 16 1
                                    

Vamos andando hasta el despacho del director a punta de pistola. Literalmente. Mientras vamos andando, diez de los treinta guardias que no nos quitan los ojos de encima nos están apuntando con las armas al cuello o brazo, un punto fácil para introducir el sedante.

Al llegar el director ya está dentro, con los cinco chicos. A ver para que coño tienen que estar ellos. Mira que habíamos hecho buenas migas, ahora van a pensar que soy un diablo -y lo soy, pero al menos había logrado disimularlo-. Con un solo gesto, y sin ni siquiera mirarnos, nos indica que nos sentemos en las cuatro sillas mientras los chicos se ponen a un lado del director para dejarle hablar. Se queda unos minutos callados, con los codos apoyados sobre la mesa y las manos entrelazadas tapándose la boca. Tiene los ojos entrecerrados y sigue sin mirarnos. Genia, ahora lo volvimos locos. Pero conozco bien a las personas aunque sea de hace poco, y mi instinto me dice que este es un hombre al que no debo de temer, es más, hacerme su amiga si puedo, y obtendremos privilegios.

-Nunca. -Dice el director mirándonos al fin-. En mis seis años como director de este centro, he visto semejante cosa. Ninguna alumna se ha atrevido a hacer lo que habéis hecho vosotras.

-Impresionar es lo nuestro. -Dice India apoyando la cabeza sobre su mano aburrida.

-Habéis causado grandes daños. No sé ni como diablos castigaros.

-No lo hagas. -Le digo yo encogiéndome de hombros.

-Lo que quiero saber es quién ha sido la de la idea.

Las cuatro nos quedamos calladas. Nunca nos traicionamos entre nosotras, menos iba a serlo ahora. Zayn, Liam, Louis, Niall y Harry están totalmente callados, presenciando esto como si fueran jurado en un juicio.

-O me lo decís o pasáis derechitas del internado al reformatorio, y allí las pistolas no son de sedantes ni les importa mucho si las presas se matan entre ellas o no.

Mierda, esa amenaza si que da miedo. Nos miramos las cuatro, seguimos sin querer decir nada. Pero no puedo dejar que nos hagan eso a las cuatro cuando la que la cagó fui yo. Además, ya tengo amigos que han estado en la cárcel y reformatorios. Puedo tener contactos nuevos para lo que necesite.

-He sido yo. -Decimos las cuatro al mismo tiempo. Si es que somos gemelas.

Los seis abren un poco los ojos ante nuestra fabulosa forma de conectar nuestros cerebros. Creo que somos hermanas de distinto ADN, seguro que todas tenemos una madre o un padre en común, la pregunta es c... “Deja de pensar en eso por un momento. Están apunto de mandaros a las cuatro a un reformatorio”. Me regaña esa parte angelical que aparece en mi hombro derecho.

-No estoy para vuestros jueguecitos de conexiones cerebrales. Tres segundos.

Empieza una cuenta regresiva en voz alta. Menciona el dos y medio. Cuando ya va por el uno salto hablando como si no pasara nada. No voy a dejar que mis mejores amigas paguen mis errores.

-Premio adjudicado. -Levanto la mano como en las subastas-. ¿Qué he ganado?

-¿Se puede saber por qué? -Me pregunta dando un puñetazo sobre la mesa. Los chicos se asustan, pero nosotras cuatro por orgullo permanecemos inmóviles-. Brooks, en ningún momento se te ha tratado mal desde que llegaste ayer, a ninguna de las cuatro. Ni siquiera habéis tenido tiempo.

-No lo sé, ¿por qué el mundo gira? ¿por qué se creó el universo? ¿qué es el pelo? -Pregunto a modo de respuesta.

-Son minerales, una vez lo miré en internet. -Me contesta Kate.

-Tía, no ayudas. -Le digo y acabamos riendo. Los seis hombres que hay delante nuestra nos miran sorprendidos, no se creen que en momentos como estos podamos reírnos, pero nosotras no podemos mantenernos serias ni siquiera en los peores momentos.

Todo lo que no puedes controlarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora