Confianza y Fortaleza

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Tengo miedo de quererte, porque después de probarte, vivir sin poder tenerte no es vida, es mil veces la muerte.

—J.G—

-Hola, Kara-

Fue todo lo que dijo, esbozando una cálida sonrisa, ella, mi mentora estaba aquí, la mujer quien me forjó en aquella isla de Amazonas, la princesa que me mostró, lo admirable de este mundo, a apreciar el valor de todo ser vivo y de cómo ser valiente, tenaz, astuta, altruista, a ser un verdadero héroe. Pero entonces, las dudas llegaron a mí, ¿por qué no recordé eso mientras estaba en Krypton?, ella pareció leer mis pensamientos, me conocía bastante bien.

-Estás confundida, te preguntas tal vez, ¿por qué no recordabas este planeta, cierto?-

-Así es—suspiro—pero al verte, las memorias volvieron, y no sé, sí tú seas capaz de responderme-

-Después de ayudarnos, a salvar el mundo de la catástrofe que Ares provocó, los Kryptonianos vinieron por ti, colocándote en una cámara de criogenización, intenté evitar que te llevasen, pero mi madre, la reina Hipólita, me dijo que esa decisión no me concernía-

-Ellos, los seguidores de Rao, borraron mis memorias, me mantuvieron ahí, pero mis padres...-

-Recuerdo, que me hablaste sobre los clones en Krypton, que servían para preservar la vida de los originales, pero tú, al parecer nunca tuviste uno-

-No—sacudí la cabeza—porque yo... nací de manera natural-

-Y eso te hace especial, es por esa razón que, probablemente haya sido la causa de elección para salvarte, sé, que Krypton ya no está, pero después de tantos años, has vuelto para salvar a la Tierra-

-Estaba igual de confundida cuando mi nave aterrizó aquí la primera vez, solo que en esa ocasión, mi nave se averió y caí aquí por accidente, aunque tu creas que fue por obra divina-

-Los dioses existen Kara, tú lo sabes-

-Fui nombrada una—susurré—y a pesar de mi oposición, siempre me aseguraste, que nací para serlo, y además, para ser un héroe, a sabiendas de que jamás he creído en tal adjetivo-

-Tal vez tu planeta sea miles de años más avanzado que el nuestro, pero, sé que tu destino será siempre, volver a este planeta, sabes bien, que tu alma gemela debía nacer aquí, me enteré que estás saliendo con una militar-

-Sí-

-Pero ella no es tu alma gemela Kara—sonríe tocando mis hombros—lo sé, porque no la amas-

-Tienes razón—le sonrío también—y espero lograr a amarla, porque estoy cansada Diana, agotada de seguir esperando-

-No desesperes, por ello estoy aquí, lamento haber asustado a tu nueva familia—besa mi frente abrazándome—extrañé a mi compañera de armas-

-Y yo a mi mentora—la miré por largos segundos—como yo, tu envejecimiento es lento, las amazonas son asombrosas, ¿cómo están ellas?-

-Excelente, mi madre estaba segura de que no me recordarías, imagina la sorpresa que se llevará, cuando vea que se equivocó, aun con tan avanzada tecnología Kryptoniana, nada es más poderoso que el alma de un ser vivo-

-Cierto—estaba realmente feliz—y ahora entiendo porque he vuelto, además de la amenaza que Cadmus representa, El general Zod y mi tía Astra, han regresado con ideas de conquista, el Fort Rozz ha caído en este planeta, los ha liberado-

-Cuentas conmigo, hija de EL-

-Te lo agradezco, princesa Diana-

Oí la voz de Alexandra y Lena, estaba conversando sobre mi salida de la casa, Diana también se percató de ello, así que tomó mi mano, volando junto a mí aterrizando con cuidado frente el hogar de los Danvers, las luces estaban encendidas, y cuando Eliza vio por la ventana suspiró, para después salir acompañada de ambas adolescentes. Las tres estaban curiosas de la mujer detrás de mí, Diana había cubierto su armadura, acomodando su sombrero y usando unas gafas.

Krypton Is Now BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora