Capítulo 6 — Volviendo a respirar
POV Edward
Cuando Bella salió de mi casa, llevando a mi hija en sus brazos, junto a Alice y Jasper que las siguió, sentí una sensación rara en el pecho, era como si estuviera en el sitio equivocado, quería ser yo quien las llevara a casa, pero ella sin duda me hubiera rechazado.
Pasé lo que me quedaba del día, lo que fue muchas horas, ya que eran cerca de las diez y algo cuando Bella se marchó, sentado delante de mi computadora portátil, intentando concentrarme en mi investigación sobre la planificación de una sucursal de la empresa en Port Ángeles, pero por más que lo intentase siempre me venía a la mente la misma indagación: ¿lo que podría estar pasando por la cabeza de Bella en aquel momento? ¿Estaría asustada? ¿Creía que yo fuera intentar quitarle a nuestra hija? En un primer momento esta pérfida idea se pasó por mi cabeza, y ahora me avergüenzo de siquiera haberla conjeturado alguna vez, mi hija necesitaba una madre y ya la había encontrado.
Conforme las horas se pasaban mi ansiedad sólo fue en aumento, Tanya había huido llevando a mi hija todavía en su vientre, será que Bella por miedo no podría hacer lo mismo, me preguntaba yo, y enseguida deshacía estos pensamientos negativos, todos de mi familia fueron muy categóricos al asegurarme que Isabella Swan era una persona de serios principios morales, una hija dedicada, una amiga leal, una profesional intachable y una madre amorosa y extremamente cuidadosa del bienestar de su hija. En mis adentros hice mis plegarias a Dios, pidiendo que Bella actuase conforme la persona responsable y bondadosa que todos me hacían cuestión de subrayar a cada instante que ella era.
Entre pensamientos optimistas y algunos no tan optimistas, me pasé el día, cuando estuve cansado demás para seguir intentando trabajar, me bajé y encontré a mis padres abrazados en el sofá de la sala. Si todavía no había mantenido una relación con vistas al futuro, era porque tenía el listón muy alto, mis padres eran mi ejemplo de amor verdadero y de un matrimonio real, matrimonio ese que, por supuesto, tenía sus problemas, pero que con base en el amor, en la confianza y dosis saludable de conversación, todo al fin se quedaba resuelto; mientras no encontrase alguien que me hiciera desear vivir lo mismo que mis padres tenían no estaría dispuesto a intentar algo con vistas al matrimonio.
— Hijo, ya te iba a llamar para la cena — dijo mi madre al verme bajar las escaleras.
— ¿Es tan tarde así? — Cuestioné
— Son casi las ocho.
— Lo siento, intenté distraerme con el trabajo y ni siquiera miré la hora en la pantalla de la computadora — me disculpé.
— Estamos todos tan ansiosos como tú, hijo — empezó a decir mi padre —, pero tú estás ansioso por dos motivos, el primero, es saber cuándo Bella nos dará una respuesta y lo segundo, es si la respuesta será buena o mala. Sin embargo nosotros tenemos la seguridad de que Bella, aunque lleve algún tiempo, actuará bien, tú no la conoces, pero en cuanto la conozca sé que te quedarás encantado por ella como nosotros.
— Estoy intentando confiar en el juicio de carácter de todos, pero es difícil cuando la buena relación con la madre de mi hija está en juego, y no me ayuda para nada mi antecedente con Tanya.
— No te preocupes, tendrás tiempo para conocer a Bella y para juzgarla por ti mismo — dijo mi madre dándome su expresión de mujer sabia.
Cenamos solamente nosotros tres, ya que mis hermanos y sus esposas prefirieron quedarse en sus casas para darme algo de tranquilidad. Tras la cena me quedé junto a mamá y a papá en la sala hablando sobre los datos que pude recolectar sobre las posibilidades de una empresa de construcción en Port Ángeles, eran las nueve cuando el celular de mi madre que estaba sobre la mesita de centro empezó a sonar, ella lo cogió y tras mirar la pantalla musitó un "Bella". Ella se levantó y caminó hasta la salida del cobertizo que llevaba hacia el jardín cerrando la puerta de vidrio que separaba la sala del lugar. Hice el ademán de levantarme para seguirla, aquella conversa representaba mi futuro, pero mi padre me detuvo al poner una mano sobre mi hombro.
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Mis preciosidades
FanfictionElla había adoptado a mi hija por un acaso del destino, lo que no imaginaba era que al ir en busca de mi niña también encontraría el amor verdadero. Ya era padre y de pronto me encontré deseando ser el marido de aquella mujer, y junto con ella y mi...