Capítulo 11 - Conviviendo

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Capítulo 11 — Conviviendo

POV Edward

Cuando llegué a casa, después de dejar el apartamento de Bella, hablé con mis padres y pronto les di las buenas noches y me dirigí a mi habitación, tenía que revisar algunas informaciones útiles para la reunión con los dueños de la empresa de construcción al día siguiente. Cambié mi ropa por un conjunto chándal y luego encendí mi ordenador y lo primero que vi en la pantalla fue la imagen de la fotografía que le había sacado a Bella y a mi hija. Suspiré y abrí el archivo con mis apuntes y observaciones sobre la empresa, con mucho ahínco logré, tras 15 minutos, concentrarme en las informaciones que tenía delante de mis ojos, la reunión era demasiado importante, ella podría facilitar mi vida laboral si todo saliera como yo esperaba y lográbamos firmar el acuerdo de compra y venta de las acciones, y eso me daría más tranquilidad y tiempo para poder estar con Maddie... sí con Maddie, mi prioridad debía ser mi hija, su madre tan sólo era una distracción, una hermosa distracción, intenté convencerme.

Estudié mis apuntes y escribí un informe sobre Cullen y Meyer proyectos, tenía que mostrarles a los dueños de la constructora Construyendo Sueños las ventajas de una asociación con mi empresa, si el interés por la asociación era mutuo sería más fácil negociar el valor de compra de las acciones. Cuando terminé de escribir y revisar el informe eran las dos de la madrugada, también hice una presentación en PowerPoint con las estadísticas de mi empresa, salvé los archivos en una memoria USB, y como estaba demasiado cansando decidí que imprimiría las copias del informe por la mañana en el despacho de papá. Me dormí en el instante que mi cuerpo tocó el colchón, y probablemente por toda la tensión emocional de los últimos días, más la horas de trabajo, dormí de un tirón hasta la mañana cuando el sonido del despertador me hizo levantarme, eran las ocho y todavía tenía sueño, reuniendo energía me duché, vestí un traje de trabajo, arreglé mi pasta; al bajar fui directo al despacho de mi padre para imprimir las copias del informe. Al entrar en la cocina encontré a mi madre tomando su café sentada una de las banquetas alrededor de la encimera.

— Buenos días, mamá — la saludé, aproximándome para dejar un beso en su mejilla.

— Buenos días, cariño, ¿quiere que te sirva?

— No es necesario, lo hago yo, disfruta de tu café — respondí mientras llenaba una taza con mi propio café — ¿y papá?

— Sigue durmiendo, por la madrugada una de sus pacientes entró en labor de parto y él tuve que ir al hospital, llegó a las cinco de la mañana, gracias a Dios era el tercer hijo y todo se encamino rápido.

Asentí. Desayunamos y luego me despedí de mi madre; eran las nueve cuando cogí su coche y empecé el viaje hacia Port Ángeles, la reunión era a las 10:30, así que podía manejar con tranquilidad hasta la ciudad. La empresa constructora estaba situada en el centro de Port Ángeles, así que a las 10:10 me presenté delante de la secretaria de los presidentes.

— Buenos días, soy el arquitecto Edward Cullen, tengo una reunión con los señores, Lewis — me presenté a la secretaria, que era una señora con la edad muy próxima a la de mi madre.

— Buenos días, señor Cullen. Les avisaré a los señores Lewis que usted ya se encuentra en nuestra oficina. ¿Si desea puedo acompañarlo hasta la sala de reuniones mientras los espera — Preguntó solícita.

— Sí, gracias.

La mujer que era bajita, y tenía una mirada comprensiva se levantó y me acompañó hasta la sala de reunión.

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