Capítulo 1 - Una noche inolvidable, la vida y la muerte

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Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Todos los capítulos fueron revisados innúmeras veces, pero soy humana, así que, de antemano, disculpen cualquier error que se me haya escapado.

Capítulo 1 — Una noche inolvidable, la vida y la muerte

Bella POV

Escuchaba el sonido de un bip a lo lejos, estiré mi mano hasta que di con mi busca, abrí los ojos despacio y leí el mensaje: centro quirúrgico emergencia.

Me levanté lo más rápido que pude y me dirigí hacia el lugar en que me citaban, miré la hora en mi móvil, eran las 3 de la mañana, sólo había dormido 40 minutos, y antes no había descansado un solo instante desde que mí guardia empezara a las 7 de la noche.

— ¿Qué sucede, doctor Cullen? — Pregunté al cirujano de guardia en esta noche cuando adentré en el centro; en el hospital siempre lo llamaba formalmente, pero para mi suerte el doctor Cullen se convertía en Carlisle fuera del ámbito de trabajo, hace un año que conozco a él, su esposa e hijos, les tengo como a mis segundos padres; sus dos hijos y sus esposas son mis amigos, mis hermanos.

— Una mujer embarazada sufrió un accidente en coche, la ambulancia está a camino, vamos a tener que sacar el bebé si es que llega con vida, por lo que me han dicho los paramédicos su estado es muy grave — me explicó él.

Asentí, el doctor Cullen tenía bastante experiencia en obstetricia, si algún médico era capaz de salvar la vida de este bebé y tal vez hasta de la madre ése sin duda era él. Desde que entré en este hospital he participado de su equipo innúmeras veces, admiraba su dedicación y la paciencia que tenía con todos sus pacientes, además también trataba bien a todo el equipo, no le importaba que unos fueran médicos, otros enfermeros y técnicos en enfermería, a todos los trataba con respeto.

Me dirigí hacia el cambiador del centro quirúrgico y cambié mi ropa de guardia por un pijama quirúrgico y por encima de mi zapato calcé las botas desechables, y puse el gorro desechable sobre mi pelo, enseguida hice la asepsia de los brazos y manos, por último puse el cubre boca y entré en el quirófano, el doctor Cullen ya estaba preparado junto con las demás personas necesarias para la intervención. Me dirigí en dirección de la incubadora, donde una enfermera obstetra ya se encontraba.

— Hola, doctora Swan.

— Hola, Ángela, ¿Qué tal tu niño?

— Listo para otra travesura — contestó.

Ella tenía un adorable niño de 4 años llamado Noah, una semana atrás lo consulté porque tenía mucha fiebre y nada de lo que comía le paraba en el estómago, para suerte del niño se trataba solamente de un virus estomacal.

— ¡Qué bueno! Yo como pediatra ya me preocupo por los pequeños, no quiero ni imaginar lo que deben de sentir los padres cuando ven a sus niños enfermos — le confesé.

— Pues, cuando seas madre me lo dices la diferencia de tenerlos como pacientes a hijos, te puedo decir por experiencia propia que ninguna preocupación puede igualarse a ésta.

Le di una sonrisa comprensiva y me puse a checar todo el material necesario para la manutención del bebé, aunque supiera que las enfermeras siempre hacen este chequeo antes de empezar cualquier procedimiento quirúrgico, me gustaba revisar para estar totalmente segura de que nada faltara, y en esta ocasión este hábito me ayudó a huir del camino que había tomado mi charla con Ángela. Amaba a los niños, por eso elegí ser pediatra, pero en los últimos meses me dolía cuando las personas hacían referencia a mis futuros hijos, me dolía porque de cierta manera seguía rehén de mi pasado, para mí no tan lejano, tan sólo un año y seis meses antes.

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