Eliza volvió a recordar por segunda vez esa noche.
Primero el dolor de cabeza y luego la visión borrosa y a continuación una serie de imágenes que se proyectaron en su mente como una película, solo que, esta vez, las imágenes fluían con tanta rapidez, una tras otra y de manera tan desordenada que Eliza no pudo seguir ninguna cronología.
De nuevo, la casa del lago, una cascada, una caravana apostada en un claro en el bosque. Sonrisas y lágrimas, una chica de espalda sentada en un muelle... Detalles fugaces sin ninguna conexión aparente salvo por una sola cosa: Eliza sintió que todo aquello le pertenecía.
No era su imaginación, eran sus recuerdos, alborotados y desordenados y sin ningún sentido.
Pero pese al desorden, todos ellos fluían alrededor del mismo sitio, el sitio al que la llevó Rachel en aquella ocasión.
Sintió añoranza, alegría, tristeza, deseo... y luego solo ganas de llorar... antes de volver a ser consciente de los labios de Alicia, apretados con fuerza contra su boca.
Estaba inmóvil, con los brazos caídos, como un soldado derrotado en el campo de batalla.
Pero estaba excitada.Quizás porque por primera vez en años recordaba algo de todo lo que había perdido con aquel accidente, aunque no fuese un recuerdo nítido o transparente; o quizás porque realmente aquella situación empezaba a sentirla demasiado bien.
Empezaba a descubrir una parte de sí misma que no conocía. Un lado oculto, agazapado entre las sombras de sus deseos más íntimos, y a la espera de asaltarla por sorpresa en el momento preciso. Los labios de Alicia sobre los suyos.
Ella era la clave, la excusa. De alguna manera, su cerebro había reaccionado a ella.
Alicia, era la causa y el efecto y Eliza solo sintió que debía abrazarla y dejarse llevar sin ningún rumbo hasta donde la marea la dejara en alguna orilla, sin importar el cómo, o el porqué.Pero su cuerpo seguía inmóvil, rudo, paralizado y tan rígido que podría romperse, en cualquier momento entre los brazos de Alicia.
Y Eliza entró en shock porque aunque su alma se derretía entre aquellos brazos por el deseo, su cuerpo solo parecía estar muerto.***
Alicia se apartó de golpe. Jadeaba.
-Yo...lo...siento... no....debí... -dijo con la respiración entrecortada.
El deseo en sus ojos se frenó de golpe, avergonzada o decepcionada por la rigidez con la que Eliza había reaccionado a su beso.
Miró al suelo y luego se giró dándole la espalda.Eliza sintió que ella pretendía huir, marcharse y dejarla allí con todo en su interior revuelto...
Después de todo, Alicia podría haber actuado por simple inercia, y a pesar de lo que Eliza creyera, ellas seguían siendo dos extrañas.Eliza no la culpó de hacer algo que ella misma hubiese hecho. Pero ¿cómo podría dejarlo así?
Ella quería más de sí misma y más aún de Alicia.
Quería estirar el brazo y agarrarla por el vestido, al menos, antes de arrancarlo de un golpe, y tirar de ella hasta que sus bocas se fundiesen en una en un beso eterno.
Pero Eliza seguía teniendo los pies clavados al suelo, los músculos rígidos, entumecidos, incapaz de moverse aunque en su mente ya había corrido muy lejos y solo cuando sus pulmones pudieron recuperar de nuevo el aliento... pudo decir algo.-No... no sabía que pudieses poner una expresión como esa... -murmuró
-¿Qué significa eso? -preguntó Alicia con los ojos entrecerrados desde la distancia.
ESTÁS LEYENDO
VOLVAMOS A VERNOS [[FINALIZADA]]
Romance[[[COMPLETA]]]. Eliza, a causa de un accidente, perdió su memoria y no recuerda su vida antes de los 20 años. A pesar del tiempo y de todos sus esfuerzos no será capaz de recordar nada, lo que la lleva a mudarse y empezar su vida de nuevo como actri...