Hacía frío, pero las hojas de los árboles no hacían el más mínimo movimiento, el silencio se aferraba al ambiente completamente tenso.
La noche oscurecía todo a su paso, incluso nuestras almas ya oscuras. Sólo dos farolas nos mantenían viendo todo lo que pasaba a nuestro alrededor. A un grupo de gente quienes sus almas ya están condenadas, quienes prefieren la sed de peligro y la satisfacción del dolor del más inocente.
Quienes prefieren la oscuridad a experimentar como se siente estar en el otro lado humano donde cada uno está a salvo de sus propios pecados sin ser llevados lejos de este suelo infernal.
Así era una parte de la vida entera tal y como la conociamos, pero la otra no había evolucionado. Quizás por eso ellos sean unos seres incapaces de ver más allá de todo a nuestro alrededor. No basta con ver hasta lo que alcanzamos, basta con ver más allá de lo que conocemos.
Todo era silencio. Nada se oía en aquel ambiente tenso por el fatidico enfrentamiento entre dos partes de mundos completamente iguales en sí mismos. Nuestro silencio era más puro que el de ellos, porque nosotros buscamos la rapidez entre dos movimientos con la intención de acabar con todo.
Sin embargo, ellos buscan repetir el movimiento con más partes de este jodido mundo, solamente con el deseo de que todo en lo que creímos alguna vez acabe por destruir todo lo que quisimos y odiamos alguna vez. Sin saber, que todo eso en estos momentos carecerá de sentido para la humanidad, pero cuando acabe, todos se interesarán por arreglar lo destruido.
Pero ellos mejor que nadie saben, que lo único que no se puede arreglar por encima de todo, es la muerte.
Cada segundo que pasa, cada respiración, es un paso atrás al destino que cambió de rumbo en cuanto la vida tal y como la conocimos empezó a volverse más real que nunca.
No es culpa de Dios, ni del diablo. Es culpa del ser humano. Lleno de odio hacia todo lo que rodea algo que admira o desprecia, lleno de rencor hacia todos a los que quiere y odia, es miedo a todo lo que habita, incluso a sí mismos.
Benditos pensamientos, que nos hacen ver la realidad de otra manera, y así, salvarnos la vida. Pero, ¿porqué hacerlo? Tarde o temprano todo se acabará sin dejar huella. Esto evolucionará o será destruido. Según cómo trabaje la mente del ser humano.
Unos frente a otros, dejándose claro quienes eran sus enemigos. Todos lo son, no puedes fiarte de nadie en esta vida, y menos esperar que no te apuñalen por detrás cuando menos te des cuenta.
Las miradas dejan claro el odio en sus ojos a través de sus párpados. El deseo de acabar y arrasar todo lo malo. Aunque si eso fuera así, todos acabaríamos con todos, nada, se quedaría en nadie, y nadie, desaparecería.
Frío. Noche. Miradas. Odio. Una combinación perfecta para hacerse más fuerte en el acto de atacar lo inevitable. La pregunta es, ¿quién va a dar el primer paso? Eso no lo saben ni ellos mismos, al igual que no lo sabe nadie.
La espera ataca tus nervios, pero ellos la adoran. Allí de pie y sin saber que todos ellos tienen la posibilidad de acabar con lo que alguna vez tuvo algo de sentido.
Como estatuas en medio de la fría noche, esperando, sólo esperando. Pero esa espera se para cuando el bombardeo empieza y las vidas empiezan a sufrir sus propias consecuencias de sus propios pecados. Ninguna vida es inocente. Todas sus almas están derretidas en el frío suelo. Sin rumbo, nada más que hacia el desague.
Gritos. Llantos. Lágrimas. Dolor. Angustia. Sufrimiento. Agonía. Una batalla sin terminar. Ninguna acaba realmente, porque los que la pierden siguen buscando venganza donde fueron destruidos por los que fueron destruidos. Me escondo, ellos lo hacen también. El ambiente tenso se ha roto. Y ahora la acción se desarrolla en él.
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El lazo de la oscuridad
FanfictionDecir que te sientes atraído por la oscuridad es solamente una manera sutil de confesar tu amor por la muerte. Este fanfic es completamente mío y original. Todos los derechos de esta obra son completamente míos. No está autorizada la copia parcial o...