23. Quieres jugar, ¿Bieber? Pues juguemos

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Anna's Point Of View:

Desde que le confesé a Sam que me gustaba Justin no había parado de emocionarse, estar preocupada por mí y pavonearse porque había ganado la apuesta.

Tenía un lío de emociones, y la verdad es que no era la única.

"Tienes que invitarme a comer, recuerda que he ganado la apuesta." Me señala con su dedo.

La miré confusa.

"Que yo sepa no apostamos nada." Arqueé ambas cejas mirándola.

Ella frunció su ceño.

"No intentes escaquearte, Brook." Me señala acusatoriamente con su dedo de nuevo.

"Me refiero a que apostamos pero no dijimos nada de qué cuál sería la recompensa de la ganadora." Me encogí de hombros.

"Cierto, pues lo dicho, que me invites a comer." Me mira con una gran sonrisa de triunfadora.

"Vale, un trato es un trato." Reí. "¿Dónde vamos?"

"Hoy tengo ganas de pasta, ¿vamos a un restaurante italiano?" Aporta.

"Me parece un buen plan." Dije de acuerdo. "¿A cuál vamos?"

"Podemos ir a un sitio que se llama Corleone, dicen que se come muy bien." Cierra su taquilla.

"Vamos a ese entonces." Asentí de acuerdo.

"Genial." Da un pequeño salto haciéndome reír.

"Vamos a clase antes de que se nos haga más tarde de lo que es."

Comenzamos caminar hacia nuestra próxima y última clase por fin. Este día había sido realmente estresante, pero no por los estudios, sino porque Justin había ocupado todos mis pensamientos durante todo el día y eso era jodidamente estresante, porque a parte de tener su imagen en mi cabeza todo el día, mi mente me estaba torturando como acostumbraba a hacer siempre.

No es que me moleste tener a Justin ocupando mi mente las 24 horas del día, pero tampoco me apasiona, ya que cada vez que pienso en él, me pongo a pensar en lo capullo que es la mayoría de las veces conmigo y me entran ganas de molerle a puñetazos.

Pero luego pienso en lo dulce que es conmigo, aunque sea una mínima parte de tiempo, y me entran ganas de comerle a besos.

Es algo así como una mezcla de amor/odio.

Sin darme cuenta, en tan poco tiempo he experimentado en mi interior unos sentimientos que no me esperaba experimentar por ahora y menos con una persona como Justin.

Su tipo de personalidad era algo que odiaba profundamente pero a la vez me encantaba, y lo peor es que no me había dado cuenta hasta ahora.

Hay veces en las que me gusta que sea un capullo porque sinceramente me gustan los hombres con carácter, y Justin tiene un carácter jodidamente mal, por no hablar de complicado.

Me pone cuando se enfada, pero a la vez, debo reconocer que me pone los pelos de punta, pero no por el miedo, sino por el simple hecho de que tan solo por su carácter he descubierto que este chico es capaz de luchar por algo y no parar hasta conseguir su objetivo.

Al menos este capullo y yo tenemos algo en común.

Su sonrisa me transportaba a un mundo imaginario que no existía, donde sólo habitábamos él y yo y del que nos habíamos hecho dueños, sus labios me tentaban a pasarme horas besándolos, sus ojos me hipnotizaban y hacían que entrara en una especie de trance del que sólo él sabe hacerme despertar, su aliento con mezcla de menta y nicotina hacía efecto en mi sistema cada vez que quedaba a milímetros de él, su pelo alborotado provocaba que me dieran ganas de acariciarlo durante horas, y su cuerpo despertaba a mis cinco sentidos poniéndolos en alerta

El lazo de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora