capítulo 10

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Respira.

Ella tiembla mientras él la sostiene fuerte, la sacude, ruega. Pero no lo logra. Ella intenta hablar, pero ninguna palabra se articula. Sólo un jadeo y un leve temblor surge de su interior, mientras dos lágrimas bajan por su sien.

Respira.

Una vez más, no lo logra. La ve luchar, sin fuerzas; pero aún tiene esperanza. Tal vez ahora sí pueda. Sus ojos lucen diferentes, más profundos y oscuros, su cuerpo se siente aún más pequeño entre sus brazos.

Respira.

Ahora, su cuello está tenso, las venas sobresaliendo. Todo el color se le ha drenado del rostro, con excepción de los ojos, que se ven completamente rojos, inyectados en sangre. El doloroso agarre en su antebrazo se hace más débil, los sonidos animales provenientes de ella son acallados por el ruidoso, estridente llanto.

Respira.

La vida se le escapa en un momento.

Respira.

No hay mensaje final, ni un último propósito.

Se ha perdido la batalla, como siempre.


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Un intenso trago de aire y de saliva, hacen a Jongin casi ahogarse. Le toma un par de segundos antes de que siquiera procese que ha despertado. El cuarto estaba completamente oscuro, desorientándolo sobre si era de día o de noche. Entrecerró los ojos y enfocó, tratando de recordar...  ¿Porqué? ¿Por qué se sentía tan distinto? 

La ansiedad que usualmente desaparecía en pocos segundos, no cedía tan pronto. Su corazón latía rápido, con una capa de sudor cubriéndole el cuello y frente. Se acurrucó en la cama, todavía con un masivo dolor de cabeza, que le reclamaba levantarse. Poco a poco, imágenes de la noche anterior regresaron como en flashes, y gruñó en protesta fuertemente, rogando por escapar de los recuerdos que lo atormentaban en ambos mundos.

Entonces, una serie de ruidosos golpes lo arrastraron a la realidad de una vez por todas. Después de esperar que los continuos toques cesen, sin resultado, eventualmente se rindió y salió de la cama. Tropezando entre numerosos libros desparramados en el piso, y tambaleándose todo el camino hasta la puerta principal, de alguna manera se las arregló para llegar entero.

"¡Kim Jongin!" Luhan esperaba por él en el otro lado, mostrando una expresión entre aliviada y preocupada, la que pronto cambió a una de furia."¿Qué demonios te pasó?"

"Yo --" el más joven sintió su garganta doler tan pronto intentó hablar. "Estaba dormido."

"¿Dormido? ¿A las 6:30 de la tarde?"

Se impactó al conocer esa información. Automáticamente, volteó el cuerpo entero para ver por la pequeña ventana de su sala, parcialmente bloqueada por el estante de libros y una vieja cortina.De hecho sí, estaba oscureciendo afuera.

"Perdí...el sentido del tiempo...llegué tarde a casa." Observó a su amigo de nuevo, mostrándole una falsa, débil sonrisa, en un intento por reafirmar su posición."No te preocupes."

"¿Qué no me preocupe?" Luhan sacudió la cabeza, empujando ligeramente a Jongin hacia atrás, para hacerse lugar dentrode su apartamento. "Ese argumento no te será suficiente, lo siento."

"¿Argumento?" Jongin eligió fingir demencia, mientras pudiera. "No se de lo qué hablas."

"Jonginnie, deja de hacerte el tonto conmigo." El mayor pone ambas manos en a la pared, a sus costados; atrapándolo efectivamente entre su cuerpo y la puerta ahora cerrada. Confrontarse directamente a Luhan era lo último que necesitaba en ese momento. No es que tuviera la intención de hacer ese pequeño teatrito, pero ya que, tenía que mantenerse hasta el final. "No te estoy mintiendo. Todo está bien."

RUNNING UP THAT HILL - KAISOO   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora