Egan y yo nos habíamos pasado la mañana arreglando coches, pero a la hora de comer se había marchado. No sé a donde y tampoco le pregunto. Sé que si le preguntara me lo diría y también sé que si él quiere decir algo lo dice. Subí la música en lo que terminaba de recoger todo. Después de ducharme fui a coger una cerveza de la nevera secándome el pelo con la toalla cuando oí unos tímidos pasos en la entrada del garaje. Sin coger la cerveza me enderecé y me di la vuelta. Una chica rubia con un moño bien echo, unos pantalones largos vaqueros y claros, bailarinas y una camiseta de volados beige estaba frente a mi puerta. Me miró indecisa.
- ¿Buscas a Egan? - pregunté cerrando la nevera con el pie y dejando la toalla encima.
- ¿Está aquí?
- Se fue hace un rato. - no lo iba a admitir ante nadie, pero la situación me hacía sentir un poco incómoda. Como si un unicornio quisiese entrar a la cueva de un troll. Me sonó el móvil y me lo saqué del bolsillo contestando sin mirar quien era.
- Ven a la plaza, me aburro. - me dijo Irene por teléfono. Me apoyé de espaldas al pollo de la cocina y miré a Alice que tenía los brazos cruzados sobre el pecho y se estaba mordiendo el labio.
- Estoy con tu prima. - contesté sonriendo a la susodicha que me miró.
- Tráela, y un par de cervezas. - miré a Alice pensando si sería buena idea. ¿Por qué no? Nunca hice acepción de personas, no iba a empezar hoy.
- Vale, nos vemos. - me metí el móvil en el bolsillo trasero de mis shorts vaqueros.
- ¿Era Irene? - no le contesté y empecé a meter cervezas en una bolsa. Seis, dos para cada una. Salí del garaje, cerré la puerta y me encaminé a la plaza.
- ¿Vienes o prefieres quedarte aquí sola esperando a que alguien te invite a otra cosa? - no la miré al preguntar y tampoco me hizo falta mirarla para saber que los pasos que oía detrás de mí eran suyos.Llegamos a la plaza que estaba rodeada de motos con varios grupos dispersos a cada cual menos alentador. Vi a Irene sentada en un banco con el móvil en las manos. Fui hacia ella con la barbie pisándome los talones. Muchos se habían quedado mirándonos. Algunos por mi escote y mis piernas y otros porque la chica detrás de mí daba el cante. Me senté al lado de Irene poniendo las cervezas en el suelo entre mis piernas. Alice, tras dudar un segundo, se sentó a mi lado. Irene puso su mano frente a mí pidiendo una cerveza. La saqué de la bolsa y se la di. Cogí otra para mí y miré a la malibú que no paraba de observar a todos los grupos con demasiado interés.
- Deja de mirarlos así o nos meterás en un lío. - rápidamente desvió la mirada a un árbol. - ¿Bebes, princesa? - me miró y negó con la cabeza. Tenía cara de estar pensando cómo había ido a parar a ese lugar. - Pues tres para cada una.
- ¿Tres? - exclamó Irene. - ¿Quieres que nos emborrachemos en una plaza a plena luz del día? No digiero el alcohol igual que por la noche, ¿sabes?
- Cállate, que no sería la primera vez, y aquella vez no lo pasamos tan mal.
- Tienes razón. - borrachas no nos íbamos a poner. Un poco alegres tal vez.
- Ethan quiere follarme. - dije. Irene se rió y Alice me miró con sus grandes ojos azules abiertos. - No me lo dijo así, pero dijo que quería salir algún día.
- Vale, quiere follarte.
- A lo mejor solo quiere tomar algo. - dijo la barbie. Yo la miré y le sonreí.
- Princesa, si cualquier chico de aquí te invita a salir es porque quiere follarte. Hazme caso, si no lo ha hecho ya, lo hará. - la miré, las dos sabíamos de quien hablábamos. Se sonrojó, no sabía si era un sonrojo de inexperiencia o de que ya había pasado.
- Esa es la puta que anda con Egan. - escuché como un grupo de tres chicas cuchicheaban en un árbol cerca de nosotras y por primera vez no me miraban a mí al decir esas palabras. A la barbie parecía no gustarle que le llamaran eso.
- Puta serás tú. - contestó.
- ¿Cómo has dicho? - contestó la que parecía más chunga tirando lo que se estaba fumando al piso y haciendo ademán de ir a dónde estábamos. Con un golpe sonoro que la hizo detenerse dejé mi cerveza en el suelo, me levanté y caminé hacia ella. En este lugar yo tenía cierta fama. No puedes pasar una vida al lado de Egan Buchanan sin aprender a dar como corresponde. Me acerqué con lentitud a las tres. Pasé de largo y pisé el pitillo. Las tenía a las tres de espalda. Ninguna me miraba. Me aproximé a la que había hablado y acercando mi cara a su oído le dije:
- No está bien tirar colillas encendidas, provocan incendios y contaminan. - la empujé para pasar y volver a sentarme cogiendo mi cerveza. Las chicas se marcharon echando pestes y cuando estuvieron lejos se pusieron a gritarnos.
- Gracias. - dijo Alice.
- No empiece peleas que no puedas terminar. - contesté.
- Lo tendré en cuenta. - me sonrió con una sonrisa demasiado dulce. Me molestó.
- No me mires así. Sé que piensas que soy la puta que se quiere tirar a tu novio. - borró su sonrisa.
- Eso no es cierto...- dijo. Pero su tono delataba que había llegado a pensarlo alguna vez.
- ¿El qué no es cierto? ¿Qué pienses que me lo quiero tirar? ¿O qué pienses que es tu novio? - había dado en el clavo. Se miró las manos que tenía en el regazo, incómoda. - Egan no es tu novio. - me miró entre dolida y enfadada.
- Ya lo sé. - contestó.
- No, no lo sabes. - le dije.Oí el rugido de una moto que conocía muy bien. Escuché como aparcaba e incluso como bajaba y dejaba el casco. Oí sus pasos aproximándose por detrás. Siempre era muy consciente de él. Se acercó a la barbie poniéndole las manos en los hombros y dándole un beso en el cuello. Ella se dio la vuelta sorprendida. No se había dado cuenta de que había llegado hasta ese momento. Se levantó, se puso de rodillas en el banco y se besaron. Vi como el grupo de Kieran los miraba y sacaba conclusiones. Las conclusiones que ya había sacado yo. Un chico como Egan no estaba con una chica como Alice, menos públicamente, a menos que le importara. Ya tenían su punto débil. Kieran me miró y sonrió con malicia.
Yo le saqué el dedo.
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La mala del cuento
RomanceTodo el mundo conoce su historia, ya va siendo hora de que se conozca la mía. Porque yo no soy tan mala como ella dice... O tal vez sí.