Capítulo 10

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Salí a la tienda de una gasolinera cercana. Era tarde, serían como la una de la mañana cuando entré y me dirigí al mostrador colocándome bien mi chaqueta de cuero negra. El chico que estaba en el mostrado le dio un repaso a mis piernas descubiertas por los shorts. Me incliné sobre el mostrador poniendo la barbilla en mi mano y pestañeé con coquetería. Con una sonrisa que no pretendía mostrar dulzura le señalé con los ojos los cigarros que tenía detrás. Su mirada había pasado de mis piernas a mi escote.
- Un paquete de Malboro si no te importa. - el chico se aclaró la garganta antes de darse la vuelta para coger lo que le había pedido. Me lo dio con la mano temblando. Se había puesto rojo.
- Gracias, guapo. - dije cogiendo con una mano el paquete que me tendía rozando mi dedo pulgar con uno de los suyos y poniendo el dinero exacto con la otra mano en el mostrador. Me di la vuelta y caminé hacia la puerta. Cuando se estaba cerrando le escuché decir:
- ¡Me llamo Kevin!

Guardé la caja en un bolsillo de mi chaqueta y me dispuse a cruzar la gasolinera hacia la acera.
- Buenas noches, princesa. - me detuve y miré a Kieran repostando su KTM 1290 SUPER DUKE R. Me dedicó una sonrisa asquerosa.
- No soy ninguna princesa.
- Yo podría convertirte en una si quisieras. - dijo acercándose a mí. Caminaba cual pavo real. Puse las dos manos en los bolsillos laterales mi chaqueta y moví la cabeza para quitarme el pelo de la cara.
- Paso, no me van los colores pastel. - sonrió a mi respuesta. - Buena moto.
-¿Te gusta? - preguntó con demasiado interés. Llevaba una chaqueta vaquera desgastada y su pelo castaño revuelto. Sus ojos color miel no se desviaron a mi escote en ningún momento.
- ¿A quién no? - se paró frente a mí demasiado cerca. Podía oler su colonia. Yo no me eché para atrás.
- Si quieres podemos dar una vuelta. - me acerqué aún más a él haciendo que sus ojos bajaran a mi boca.
- Cuando me subo a una moto, lo hago sin acompañante. - sonrió y se mordió el labio. - Adiós, Kieran. - me di la vuelta para marcharme, pero él me agarró del codo cuando me iba haciendo que le mirara.
- ¿Aún vas por ahí con Egan y su pandilla? - preguntó con expresión molesta. Me acerqué a él para encararle con desafío.
- También es mi pandilla que no se te olvide.
- Egan está acabado. No te conviene andar con gente acabada. - le sonreí con malicia.
- Qué raro...la última noticia que tengo es que Egan ganó la pelea sobrado, pero claro tú no peleaste contra él, ¿verdad? Ni siquiera te subiste al ring, ¿acaso tenías miedo? - parecía apunto de darme un puñetazo, pero se dio la vuelta alejándose de mí y riéndose. Su risa era forzada. Fue hacia su moto y cogió el casco entre las manos mientras se subía.
- La oferta sigue en pie, princesa. Cuando te canses de jugar a la familia feliz ya sabes donde encontrarme. - se puso el casco y se marchó con su moto. No recordaba que me hubiera hecho ninguna oferta antes, pero supongo que estaba implícita en la conversación.

La mala del cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora