Capítulo 7

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    Había salido a dar una vuelta por el barrio. Mirando a la gente y pensando en mis cosas. Echaba un poco de menos a mi madre. Puede parecer una estupidez y hacerme parecer una loca, pero era la única familia que había conocido. Saqué un cigarro y seguí deambulando por las calles oscuras con mis vaqueros oscuros, mi chaqueta de cuero negra y mi pelo suelto. Sabía que las calles a aquellas horas no eran seguras, pero en estos momentos me daba igual. Tengo una hermana, mayor que yo. Vive con mi tía, creo. Solo la vi una vez en mi vida por mi cumpleaños, tiró mi tarta al suelo. Tampoco es que me importara mucho, el sabor no me gustaba y la había traído uno de los hombres de mi madre. Después de eso no la volví a ver. No me parecía en nada a ella. Ella tenía el pelo castaño como mi madre y sus ojos marrones distintos a los míos. Supongo que yo salí a mi padre, pero nunca podré estar segura porque nadie sabe quién es y sabiendo como son los hombres que frecuenta mi madre prefiero vivir en la ignorancia. Llegué al garaje y vi a alguien apoyado en la puerta. No era Egan.
- ¿Qué haces aquí Ethan? - me miró y se quitó la capucha. Tenía su típico moño echo. Me enseñó una bolsita con hierba.
- ¿Puedo pasar? - preguntó. Caminé hasta él y me paré en frente suya poniendo las llaves en la cerradura sin dejar de mirarle.
- Sabes que ya no fumo. - le dije antes de entrar. Me siguió y cerró la puerta. Yo encendí las luces y me quité la chaqueta bajo la que llevaba una camisa de tirantes blanca bastante transparente con los botones del escote desabrochados. El se sentó en uno de los sillones y empezó a preparar un porro de marihuana.
- Una vez al año...- dijo. Yo sonreí y me senté en el sillón de enfrente cogiendo el que había preparado. Le di una calada profunda y me tiré para atrás en el sofá.
- No se lo digas a Egan, pero lo echaba de menos.
- No te preocupes, no hay que decírselo todo a Egan. - dijo fumándose el suyo y mirándome significativamente. Yo me reí.
- ¿Seguro? - pregunté con voz baja inclinándome hacia delante dándole una buena visión de mi escote. Se pasó la lengua por los labios.
- Ya tenemos su permiso. No hace falta que se entere de los detalles. - comentó. Le dediqué una media sonrisa antes de levantarme y sentarme a horcajadas en su regazo.

    Esa noche Ethan no se fue. Dormimos los dos en el sillón pequeño y no pude evitar mirar hacia el sillón grande que había a nuestra izquierda. Envuelta en una manta y completamente desnuda me quedé dormida. Nos despertamos temprano y Ethan se fue tras tomarse un café. Extrañamente hubo beso de despedida. Solo me había pasado eso una vez. Supongo que ahora eran dos. Terminé de arreglar los últimos detalles que le faltaban al coche en el que Egan y yo llevábamos trabajando dos semanas. Yo no sabía de dónde venían ni a donde iban cuando terminábamos.
- ¿Lo acabaste sin mí? - preguntó Egan entrando mientras yo me lavaba las manos. Estaba sin camiseta y se me veía un chupetón en el cuello cerca de la nuca. Él sabía que yo me acostaba con chicos, pero no estaba acostumbrado a ver señales de ello. Le oí tragar saliva. Me di la vuelta y tuvo que quitar los ojos de esa sugerente marca. Miró al suelo incómodo, se aclaró la garganta y se acercó al coche.
- Parece que está listo para que se lo lleven. La próxima vez podrías esperar a que yo ya llegue para terminarlo, ¿sabes? - dijo de mal humor. Estaba cabreado. Lo miré y me subí al pollo de la cocina sentándome.
- ¿Se puede saber qué te pasa? Sabes que casi siempre lo termino sola. - le dio un golpe con el puño cerrado al capó.
- Y yo te estoy diciendo que deberías dejar de hacerlo. - me miró y por su mirada pude ver que no estábamos hablando del coche, pero no podía ser. Algo así nunca nos había pasado. No pueden ser celos.
- ¿Es porque es Ethan? Me diste a entender que no te importaba. - me miró aún más cabreado. Me daba la impresión de que ni se le había pasado por la cabeza que pudiera ser Ethan. Entonces, ¿qué estaba pasando?
- Guau...qué bonito. - dijo James mirando el coche. - ¿Se lo llevan hoy? - detrás de él llegaba Ethan.
- Por lo que se ve sí. - contestó Egan dándome la espalda.
- Esta noche hay fiesta donde Ricky, ¿se apuntan?
- Por mí sí. Necesito una buena fiesta. - dije deslizándome por el pollo hasta que mis pies tocaron el suelo y me pude bajar.
- Ya veré. - dijo Egan. Sacó el móvil del bolsillo y salió fuera. - Voy a arreglar lo del coche.

    Ethan no paraba de mirarme. Intensamente, tal vez demasiado intensamente. Estaba empezando a plantearme si a lo mejor había sido mala idea. James nos miró y se dio cuenta de lo que pasaba.
- Mejor los dejo solos un rato. - dijo saliendo. Ethan se acercó a mí.
- Egan me estaba asesinando con la mirada. - de eso no me había dado cuenta.
- No seas ridículo. - contesté. Cuando me quiso poner los brazos al rededor de la cintura le aparté.
- ¿Qué haces? Fue una noche, lo sabes ¿no? - sus ojos no mostraban que estuviera herido, solo aceptación.
- Esperaba que me ayudaras con algo. - dijo alejándose tres pasos de mí. Se llevó la mano al pelo y se quitó la coleta despeinándoselo.
- No me digas que querías usarme para darle celos a alguien. - le pregunté incrédula. Cuando vi la mirada que me echó mientras se volvía a hacer el moño me entró la risa. Parecía un niño. - Está bien, pero me tienes que decir cómo se llama. - agachó la cabeza y susurró un nombre mirando hacia la puerta. Yo me desplomé agarrándome al pollo de la cocina.
- Ethan, lo siento, pero no tienes nada que hacer.
- Eso no lo sabes. - contestó molesto. Por lo que se ve le gustaba de verdad.
- Bueno, si hoy en la fiesta consigues ponerla un poquitín celosa creeré que tienes oportunidades.
- ¿Cómo sabes que irá?
- Irá. - contesté viendo como Egan hablaba con alguien por mensajes.

La mala del cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora