Capítulo 13

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   - Alice, ¿qué haces aquí?

   Esa pregunta, aunque no lo pareciera, era bastante oportuna. Yo tampoco sabía que hacía aquí y, seguramente, ella menos. Me di la vuelta y vi como el delineador negro de sus ojos se iba diluyendo. Apretó los labios y negó con la cabeza. Cuando vi que iba a salir, me hice a un lado para que no me empujara. Egan no tuvo la misma idea, pero contra todo pronóstico, la barbie consiguió echarlo a un lado y salir corriendo. Tengo la teoría de que cosas como esas pasan cuando realmente quieres huir de un lugar. Consigues cosas que de otro modo no lograrías ni con todas tus fuerzas. Egan tenía la mirada fija en el suelo. Podía sentir su confusión.

- No seas imbécil. Ve tras ella. - él me miró a los ojos unos segundos y después se dio la vuelta para ir a buscarla. Me quedé mirando su espalda mientras caminaba apresurado por el pasillo.

- ¿Y ahora qué hacemos? - dijo Irene asomándose por la puerta con curiosidad. Hizo un gesto de decepción cuando se dio cuenta que desde donde estábamos se iba a perder el drama.

- Nos vamos de fiesta.

   No conocíamos al dueño o dueña de la casa en la que se hacía la fiesta, pero como la puerta estaba abierta entramos sin que nadie nos dijera nada. Era bastante grande y tenía piscina, la música sonaba altísima por todos lados.

- ¿Conocemos a alguien?

- No, pero eso se soluciona rápido. -contestó Irene tirando de mí hacia un grupo de no más de diez personas que bailaban sin muchas ganas.
  
    Cuando estuvimos casi en el centro, me tomó de la cintura y me pegó a ella. Comenzamos a bailar y, aunque al principio se nos quedaron mirando enseguida empezaron a hacer ruidos para animarnos. En nada estaban todos riéndose y bailando, sobre todo por culpa del alcohol. Pasé mi mano por la nuca de Irene, me acerqué a ella y la besé. A nuestro alrededor estallaron los gritos. En algún punto más personas se habían reunido a nuestro alrededor porque el sonido de sus gritos ya no eran de un grupo pequeño. Irene y yo nos separamos y nos partimos de risa, después nos mezclamos con los demás y seguimos bailando. La música estaba tan alta que no podía ni oírme pensar. Entre el alcohol, las horas que llevábamos bailando sin parar y lo tarde que era pensé que me había imaginado a la chica que me tiraba del brazo para que la mirara, pero no, estaba realmente ahí.

-Llego un poco tarde, espero que no os importe que me una a vosotras. - dijo la barbie, su voz sonaba...rara.

-¿Has bebido? -pregunté.

-No tanto como tú. -contestó frunciendo el ceño. Yo entrecerré los ojos.

- Bah, está bien. - y así sin más nos convertimos en las mejores amigas justforoneparty que pudieran existir.

No sé si fue el alcohol o el ritmo de la música, pero nos fuimos dejando llevar hasta que sonó Lola Índigo y comenzamos a hacer una coreografía un poco descoordinada solo para ponernos a saltar como locas cuando rompió la canción. Otra canción sonó y nos pusimos a perrear hasta el piso, en otra jugamos a que una se hacía la dura mientras la otra intentaba seducirla con sus mejores movimientos, sobre todo pélvicos, en otras bailamos como robots o como zombies o como nadadoras olímpicas y así seguimos y seguimos mientras la música no paraba de sonar.

- Voy al baño, ahora vuelvo.

-¡Vale!- gritó.

Me abrí paso entre empujones hasta los baños, pero la cola era enorme. Supuse que en esa casa tan grande debería de haber más de un baño, así que fui a subir por las escaleras. Solo había dos chicos sentados en ellas y arriba no parecía haber mucha gente. Empecé a abrir puertas cuando sentí que alguien me tapaba la boca y me metía en la habitación cuya puerta acababa de abrir.

- Con todas las putas que hay en la fiesta y tuvo que subir la que está más buena.

- Buff, si lo planeamos no nos sale mejor.

Escuchaba sus repelentes voces por debajo del sonido de los latidos de mi corazón, estaba empezando a entrar en pánico y no sabía como hacer para que esa sensación parara y me dejara pensar. Comencé a sentir hago viscoso y húmedo metido en mi oreja y como una mano bajaba por mi cuerpo.

-Vigila la puerta. - esas palabras me hicieron sentir su aliento nauseabundo en el cuello.

De repente, la puerta se abrió de un taponazo. Escuché un gritito agudo de guerra y el sonido de un spray. El chico me soltó abruptamente y oí al otro gritar con voz ahogada, supongo que por tener sus manos en la cara.

- Serás puta.

El que segundos antes me estaba manoseando comenzó a empujar a mi salvadora metiéndola en la habitación contigua cuya puerta estaba abierta. Cogí aliento profundamente y por fin salí de mi estado de shock, agarré el spray del suelo, pero ya estaba vacío. Seguramente se lo había vaciado en la cara al tío, lo cual explicaría por qué seguía gritando con tanta ferocidad tirado en el suelo dando vueltas. Salí al pasillo en busca de algo, cualquier cosa que me sirviera, y al final de este vi un extintor colgado en la pared.

-Dios bendiga a los ricos.

Tenía tanta adrenalina que no sentí nada de dolor cuando rompí el cristal, aún cuando tuve que darle repetidas veces, Estoy segura de que en una situación normal no hubiera sido capaz de romperlo solo con mis puños. Me lo cargué al hombro sujetándolo con ambas manos y fui directa a la habitación. No escuchaba nada, solo un fino pitido. Cuando entré en la habitación, el chico estaba tumbado sobre ella en una cama totalmente vestido. Me acerqué a él lo más sigilosamente que pude.

-¡Eh tú, picha floja! - grité, el chico se enderezó y se giró hacia mí.

No me fijé ni en su cara ni en su expresión simplemente le arrojé el extintor. Cuando lo vi descender pensé que no me había acercado lo suficiente y se me subió la bilis, pero llegó a darle en algún punto entre el vientre y las partes bajas. El chico cayó de rodillas al suelo con un quejido y yo fui hacia la chica, agarré su mano y las dos nos fuimos corriendo por el pasillo. Bajamos apresuradamente las escaleras y nos abrimos paso en medio de la multitud hacia la salida. Al salir de la casa paramos para coger aire soltándonos las manos. Cuando sentí que el corazón ya no se me iba a salir por la boca la miré, ella me devolvió la mirada. Ambas estábamos llorando y temblábamos.
-Le has vaciado todo el puto spray en la cara. -le dije. Ella soltó una risa nerviosa. A alguna de las dos se le escapó un sollozo, o tal vez fue a las dos, y  entonces nos fundimos en un abrazo. - Creo que voy a tener que añadir "guerrera" a lo de princesa. - con su risa sentí que la tensión en mi pecho se disipaba un poco.

Algo terrible nos había pasado, algo que tanto ella como yo sabíamos que nos había unido como nada nunca pudiera haberlo hecho.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2021 ⏰

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