Capítulo 10.

72 4 2
                                    

Nadia está en la mañana conmigo en el trabajo, pero siempre llega más tarde que yo porque entra una hora después de mí; así su ya me es un poco de costumbre que me encuentre en el apartamento sola haciendo algo.

Ya eran las las 4:56 pm. cuando cuando decidimos descansar un rato y sentarnos en el sillón.

- Ammm... ¿Y esa cara?- Me pregunta como si tuviese algo en mi rostro.

- ¿Por qué? ¿Qué pasa?- Le digo con una enorme sonrisa, y ella me mira de forma pícara mientras estamos sentadas.

De pronto decide apagar el televisor y voltea hacia mí, se acomoda y pregunta que me hace recordar a él.

- Ok, dime ¿cómo se llama?- Y mi sonrisa se agranda aun más.

Suspiro tan enamorada, pero a la vez recuerdo que no debo decir su nombre porque aun no lo conocen, y tampoco yo. Pero, tal vez pueda... hacer una excepción esta vez.

- Ammm... Bueno, creo que David. O algo así.

- Uy- Ese sonido no me hizo sentir tan bien, pues a pesar de haberlo echo tan pícaramente, sabía que no iba a pasar nada entre nosotros.- ¿Dónde lo conociste? ¿Se miraron? ¿Hablaron? ¡Cuéntamelo todo!- Sí, muy curiosa mi amiga.

- Bueno, no fue mucho, sólo pidió un helado y ya pero, me gustó, y mucho.- Levanto la mirada tan ilusionada.

- Ooowwwww, amor a primera vista.- Dice y me da un gran abrazo, pero después se aparta un poco de mí para seguir hablando.- Solo que, no te ilusiones tanto, el amor a primera vista puede traer un gran sufrimiento después si llega a pasar algo.

- Ahg, y me lo dices ahora...- La ilusión se esfuma- ¿Crees que vuelva?

- Bueno, el puesto de helado es afuera; así que, yo creo que sí. O por lo menos lo verás pasar; no lo sé.

- Tal vez entre a la cafetería, pero ¡ahg! no sé. Creeme que me paralicé al verlo. Fue tan lindo. Sus ojos, su mirada, todo en absoluto; hermoso.- Mi ilusión era tan grande.

- Tú tranquila. Si ese hombre es para tí, el destino hará que vuela.- Recarga su cabeza en mi hombro mientras me abraza.

Siendo sincera, jamás he creído en eso del destino, pero en ese momento quería más que nada que el destino nos uniera.

Cayó la noche, estaba a punto de acostarme, cuando un sonido que tiene tiempo que no escucho llega a mis oídos. ¿Acaso mi teléfono estaría recibiendo una llamada? ¿es posible eso?.

Decido revise y efectivamente, alguien me estaba llamando. Y sentí un alivio que recorrió mi cuerpo.

Decidí irme a la sala porque Nadia estaba duchándose, así que me alejé.

Respondí la llamada.

- ¿Gael?.

Sin Importar El Tiempo... [David Bryan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora