Capítulo 15.

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- ¿Estás lista?.- Me decía Nadia mientras se alista para salir.

- Obvio, ¿qué es mejor que salir de paseo en mi descanso con mi amiga?.- Ya lo necesitaba, ya ha pasado una semana de que estoy aquí; y aun no conozco bien el lugar, así que sólo necesito relajarme por un día, y decidimos Nadia y yo salir un tato.

- Tal vez me presentes a... ya sabes quién.- Claro, le iba a alguien que sólo he visto dos veces. Aunque, debo decir que esos instantes han sido los más bellos de mi vida.

- Por Dios Nadia, sería demasiado si nos lo encontramos.

- Jajaja. ¿Te congelarías de tanto amor?.- Me pone su cara pícara como siempre.

- Uff... Todavía me lo preguntas.- De verdad que yo quiero a ese hombre, puedo recordar en mi mente cada rasgo y forma de su cuerpo que hace que el mío tiemble al 200%.

Salimos del apartamento, eran las 8:30 am. cuando entramos a un restaurante a desayunar. Lo que no queríamos era regresar a casa temprano, sólo queríamos disfrutar el día juntas.

Al salir de ahí fuimos a varias plazas, compramos diversos accesorios, ropa, y dos pares de zapatos. Y después decidimos tomar un descanso y comprar un helado.

- Cuéntame, ¿qué te parece el día?.- Me pregunta Nadia para después lamer su helado.

- Maravilloso en todos los sentidos.- Ambas empezamos a reir y seguimos comiendo nuestro helado.- No lo sé, en este momento me siento diferente, creo que... me siento bien, fuera de mi rutina.- Hasta ahora Nadia es una de las personas que me apoya, y es agradable pasar tiempo con ella.

- Je, sí, me lo imagino.- Nos quedamos en silencio por unos segundos, y seguimos comiendo- Dime Mich, ¿Has convivido con tu hermano? Porque por lo que me cuentas, yo no lo creo, pero... entenderé si tampoco quieres hablar de ello.

- No, no pasa nada. Tampoco te puedo mentir, él es muy aislado, me agrada que tenga un trabajo y por supuesto una gran vida; lo tiene todo y me alegra mucho, pero la mayoría de veces, no está a nuestro lado.- Nadie me lo había preguntado nunca, era como si un peso de mi cuerpo se haya salido.

- Bueno, él se debe de dar cuenta de lo que hace.

- Y lo hace, pero sigue con lo mismo. Sé que es su personalidad, su trabajo, y también que es su vida, pero es como...- Quedé en silencio por un momento.-... como si su familia no existiera para él.

- No digas eso, a él le cuesta. No digo que jamás te hayas puesto en su lugar, pero deben tomar en cuenta que aun es parte de la familia y lo sabe incluso él.

- Sí, eso sí. Sólo que a es algo duro, pero... lo afronto y lo vivo. Y te lo digo así porque no quiero decir que me he acostumbrado.

Es bueno hablar con ella del tema, no con cualquiera pasa esto esto, pero al parecer Nadia me escucha.

Dejamos de hablar de mi hermano, terminamos nuestros helado y salimos de la plaza para ir a comer a un puesto de hot-dogs afuera. Fue divertido porque a mí casi se me cae encima el catsup y Nadia sólo se reía de mí. Enserio que necesitaba un día libre de todo y ser yo misma.

Llegó la noche, eran las 10:00 pm. cuando ya estábamos cerca del apartamento cuando Nadia recuerda que hay una discoteca cerca a la que le han dado ganas de ir siempre, así que le dije que vayamos juntas, pero que antes dejemos las cosas compradas para así ya no cargarlas.

Dejamos las cosas y nos fuimos a aquella discoteca, sólo que había un problema: yo soy menor de edad aun, pero por suerte hubo un momento en que una gran acumulación de gente apareció y yo aproveché para entrar con ellos sin necesidad de presentar mi "identificación" que aun no tengo. A veces me tomo tan enserio mi rebeldía que soy capaz de hacer cosas ilegales.

Entramos, todo era un ambiente muy diferente; música, baile, alcohol, y una menor de edad con su amiga adulta (claro, adulta de 19 años). Sin duda una de las mejores noches.

Nadia se quedó cerca de la entrada mientras yo avanzaba más y más explorando aquel lugar, y me di cuenta que la gente sí que se divertía en esta época; y aunque sé que con cada acto que hago cambio la línea del tiempo, no importa, de todas formas, no todos se acordaran de mí.

Ya eran las 2:00 am. y aun decimos Nadia y yo aquí, en algunas veces nos veíamos, y de repente nos alejábamos, bailábamos y disfrutábamos la noche.

Estaba en la pista, bailando con un grupo de personas que se encontraban allí, nada podía pasar, y pensé que nada podía arruinar la noche, pero en un instante di vueltas y vueltas que cuando terminé de hacerlo, me pareció ver a alguien conocido a cinco pasos aproximadamente, y me quedé quieta, pues no sabía si irme, o quedarme, o acercarme... No sé.

Lo quedé mirando hasta que reacciono y me doy cuenta que ya está cerca de mí.

- ¿Mich?.

- Tico...- Le digo con una sonrisa inocente en mi rostro, lentamente y al parecer con una voz que suena a "Estoy en problemas".

Sin Importar El Tiempo... [David Bryan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora