Epílogo.

58 5 0
                                    

Han pasado cinco años después del suceso más grande del mundo que sólo 11 personas saben que pasó; todos viven sus vidas cotidianamente, y eso es lo que ella adora, el sentarse a ver la actitud de la gente, ¿qué hubiese pasado si hubiese salido todo a la luz? Tal vez estarían viajando a cada rato para reparar sus problemas sin afrontar la culpa, o a lo mejor viajarán para ver a sus familiares pasados y nunca aceptar que ya no están cerca, o algo más, ¿quién lo sabe?

Es un día posterior a la navidad, un 26 de diciembre frío con nieve en las calles de Nueva Jersey, en donde un niño pequeño disfruta de la alegría de aquella época del año en un parque repleto de gente feliz y familias unidas; ahí anda jugando libremente sin problemas siendo él mismo. Todo marcha bien, aquel pequeño rubio parece correr sin ningún inconveniente. Hasta que de pronto, un leve choque entre él y una persona grande a su lado le provoca que aparezca un temor.

- Oy, I'm sorry little, did I hurt you?(Oy, lo siento pequeño, ¿Te lastimé?)- Le pregunta el hombre frente a él.

El niño se queda callado con su mirada baja sin saber qué responder.

- ¡David!- Escuchan el grito de una mujer que hace que los dos volteen atrás para buscarla.

El niño salió corriendo hacia ella cuando la vio casi frente al hombre con el que chocó, y se pone detrás de su pierna, mientras que los adultos se quedan mirando frente a frente sin poder creer que se han vuelto a ver después de largos cinco años.

Él sonríe al ver tal rostro que puede reconocer fácilmente, pues luego de años solo pensándolo, el volver a verlo es un gusto impresionante en él.

En ella se muestra más que nada sorpresividad, sin poder describir que clase de emoción tiene en el momento, pero lo que si sabe es que hace tiempo que no sentía la felicidad al 1000%.

El reencuentro entre ellos los hace sentir tan bien, y mucho más ahora que los tres al fin están juntos, y él aún no puede creer que aquel niño que ve, es de quien hace cinco años se despidió de la forma más sincera.

El niño le jala a su mamá levemente parte del pantalón que trae puesto para que le hiciera caso.- Mami, choqué con el señor.

Cuando él escucha esas palabras de aquel pequeño tan lindo se agacha para quedar de su tamaño.- Hola... ¿te llamas David?

El niño voltea a ver a su mamá y ella le da un pequeño empujón para que quede frente a él y pueda hablar.

- Sí, mi mami me lo puso poque es su nombe favodito.

Tanta ternura hace que sonría y esté a punto de sacar lágrimas pero trata de no hacerlo.- ¿Ah sí? Pues, yo también me llamo así.- Cuando dijo eso, el niño sube su mirada a su madre y le sonríe enormemente y vuelve a mirar al hombre frente a él.

- Mi cabellito también tiene bolitas.- Le dijo el pequeño David a su padre secreto después de ver su cabello rizado.

- Sí, ya vi, mira.- Le dice su padre y deja que el niño toque parte de su cabello y ve que le provoca sonrisas.

Ambos se miran mutuamente y luego voltean a verla a ella alegremente.

- ¡Dad!- Se vuelve a escuchar un grito que esta vez proviene de una voz de un hombre que él reconoce y voltea a buscarlo, y la mujer se da cuenta que quién grita es un joven también de cabello rubio corto y de piel clara.- Mom waits for us inside! (¡Mamá nos espera adentro!)

- There I go! (¡Ahí voy!)- Le responde su padre también gritando.

Después, él voltea a ver al niño de en frente y le toca su hombro izquierdo suavemente.- Cuídate, hijo.- Le sonríe y le da un beso en una de sus mejillas.

Se levanta para que quede frente a su antigua e inolvidable mujer y la mira con una gran sonrisa.

- Gracias.- Es lo que le dice a ella de la formas más sincera que puede haber.

Ella al escucharlo mueve la cabeza de arriba a abajo y con una lágrima saliente de uno de sus ojos.- Gracias.

Luego de eso agarra al pequeño David de la mano, se limpia su mejilla y se despide de nuevo.- Adiós, David.

- Adiós, Mich.

Y ambos se van por caminos diferentes, disfrazando con sonrisas el vacío que sienten al alejarse, hasta que no pueden y voltean a verse para que lo último sea un movimiento lejano de despedida con la mano entre ellos e incluso, el pequeño imita a su mamá y se despide de aquel hombre.

Y por primera vez, la emoción y la felicidad, se reunieron más que nunca en tan solo pocos minutos, en donde, al menos por una vez, la familia estaba completa...

Sin Importar El Tiempo... [David Bryan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora