Beso [IX]

372 98 8
                                    

Mina Pov:

Las cosas fueron de mal a peor, tu actitud no concordaban con tu forma de ser, ¿Que nos sucedió Nayeon? Yo era feliz, y creí estúpidamente que tú también lo fuiste, ¿Por qué jamás me lo contaste?

Recuerdo ingresar en tu hogar, fue mi culpa, asumo la culpa, no debí ingresar como si fuese mi propia casa, pero no pensé que te encontraría de aquella forma, tan dolida, tan sola.

Aún tengo el vivido recuerdo de tu cuerpo en el suelo, tus rodillas apegadas contra la fría madera mientras que, tus hombros se hallaban caídos, te oí sollozar, parecías una niña pequeña, asustada de la vida, ¿Realmente lo estabas? Me acerqué a ti, estaba asustada por lo que me encontraría, tu reaccionaste ante mi tacto, elevaste la mirada en el momento que la yema de mis dedos rozaron la piel expuesta de tus hombros, mi corazón se detuvo al ver tu mirada apagada, ¿Por qué llorabas?

Te levantaste, tu movimiento fue brusco, por inercia me aleje un tanto atemorizada por tus siguientes movimientos.

—¿Me tienes miedo?

Preguntaste con un dejo de amargura. Me sonreíste con diversión al ver como yo guardaba silencio, ¿Por qué actuaste así? Reíste sin humor, como si verme asustada te causará gracia, me quedé inmovíl al ver como te acercabas con lentitud, parecías un león a punto de devorarme, ¿Eso querías cariño? Recuerdo tragar saliva a la vez que daba un paso hacia atrás. Tu afiliada mirada jamás se despegó de mi rostro, pude notar el rastro de maquillaje corrió que marcaba la piel de tus mejillas, siempre fuiste perfecta Nayeon, o por lo menos intentabas aparentarlo, ¿Que sucedió entonces?

—¿Realmente me temes?

Preguntaste dejando de lado tu intimidada mirada, entreabrí los labios al notar tu tristeza, desee soltar un «No, amor» pero en vez de eso simplemente me quedé ahí, estática con los labios resecos. Te observé, tu mandíbula ejerció presión marcando tu quijada, estabas molesta o tal vez frustrada,- ha pasado un tiempo y todavía no puedo entenderte-. La incomodidad era palpable en el ambiente, pude oír tu lengua chocando contra tu paladar mientras que, con tu cabeza negabas desilusionada, recuerdo el oír como habías soltado una risa amargada, fue un sonido sin ganas, al parecer, por primera vez te había fallado.

Siempre te habían juzgado, mis padres lo hicieron, mis amigos también, pero entonces, ¿Por que yo aún así te amé? Dime Nayeon, aún cuando no estás aquí sigues atormentando mi amarga vida, mi oscuro día a día.

Recuerdo sentir tu tacto, mi corazón se disparó como adolescente hormonal, me sonreíste nuevamente, de aquella manera inocente como también provocadora.

—Jamás te lastimaría.

Admitiste aún cuando yo era consciente de lo contrario aquello, siempre supe que jamás me tocarías, eras un ser incapaz de infligir algún tipo de dolor físico a mi ser, por eso no puedo culparte, por qué nadie más que yo es la culpable de mi daño emocional, de mi magullado corazón.

Nos quedamos ahí en silencio, siendo nuestra mirada el único contacto de comunicación, contuve la respiración al ver como elevabas tu mano derecha, tus suaves dedos rozaron mi quijada buscando acariciar mi alma lastimada.

—Lamento hacerte daño, cariño.

Te disculpaste para luego estampar tus dulces labios contra los míos, cerré los ojos dejándome llevar, necesitaba probar aquella droga que tus besos me provocaban, te amaba Nayeon, pero al parecer aquello no te importaba. Sentí tus dedos enredándose en las puntas de mis cabellos, parecías querer llevar aquel inocente beso a otro nivel, y no te culpo, yo también extrañaba tu caliente piel.

Me besaste como si te estuvieses despidiendo.

¿Lo estabas haciendo, verdad?

Doce Besos Y Un Adiós. (Minayeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora