Beso [II]

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Mina Pov:

Nuevamente el silencio se había hecho parte de nuestro encuentro, tu respiración era tranquila mientras que la mía era completamente alocada ante los nervios que consumían cada una de mis acciones. Nos encontrábamos viendo una película en tu habitación, fue extraño, no lo puedo negar, me habías invitado como si te emocionara el hecho de estar a tu lado, ¿Por qué demostraste eso, si realmente no era verdad?

Recuerdo el mantener mis ojos posados en la pantalla atenta a las imágenes que se reproducían constantemente. Me había prometido el no despegar mi mirada de la película por temor de encontrarme con tus ojos, pero fui débil, no pude ante la presión de tu mirada fija en mi perfil. Cuando giré mi rostro lo primero que me encontré fue tu bonito rostro a escasos centímetro del mio, mi corazón se detuvo por unos pocos segundos en el instante en que sonreíste. 

—¿Qué?

Te pregunté sintiendo como la sequedad se instalaba en mi garganta y el sudor se apoderaba por completo de mis palmas. Te oí reír, mientras negabas con la cabeza como si estuvieses tratando con una estúpida, ¿A caso eso pensabas de mi?. Te observé mirar hacia al frente, a la vez que tomabas una actitud extraña; sin darme cuenta estabas actuando como si lo sucedido segundos atrás jamás hubiese ocurrido. Solté un suspiro atrapando mi labio inferior con los dientes- a veces me sacabas de quicio, Nayeon-. 
El silencio volvió a reinar entre las dos, mantuve mi mirada posada en tu rostro siendo completamente incapaz de volver mi atención a la pantalla.

Aún soy capaz de recordar tu belleza deslumbrante, aún siento que tu respiración choca contra mi rostro. Siempre fuiste tan malditamente bella, ¿Por qué tú no lo notabas? lo triste que realmente no importaba cuantas veces te repitiera que lo eras, cuantas horas intentara demostrarte lo mucho que te amaba, a ti no te importaba, y quizás, jamás te importó.

Recuerdo tu risa, por instinto sonreí girando mi rostro hacia la televisión; el protagonista había saltado del techo para luego volver a levantarse elevando sus dos pulgares hacia la rubia que lo observaba preocupada desde la ventana. No pude evitar reír contigo, te veías tan malditamente adorable en aquella faceta despreocupada que, miedo sentí de no volver a ser testigo de aquello.

—Mina.

Me llamaste con esa suavidad y sensualidad que mi piel continua erizándose con el simple recuerdo del sonido de mi nombre deslizándose por tus labios. Aun soy capaz de sentir la textura de tus palabras en la boca de mi estómago, y es inevitable, debo admitir, que mi cuerpo no se dirija por instinto hacia el baño, como tampoco que lo que hubiese ingerido ese día no fuese devuelto entre arcadas y llanto. 

—Mírame, Mina, mírame.

Repetiste logrando que yo tragara saliva, con obediencia volví mi atención en tu belleza llevándome la grata sorpresa de sentir tus labios chocando contra los míos. Lo admito Nayeon, aún siento la suavidad de tus cerezos contra el frío de mis carnes, aun soy capaz de sentir el recorrido de aquella acalorada sensación por todo mi maldito ser, apoderándose, agobiándome con el calor que tu cuerpo ya no desprende contra el mio, obligando a mi mente a que te extrañe, que extrañe lo que alguna vez fuiste de mi. 

—Te quiero.

Confesaste una mentira tan grande que aun mi pecho se sigue estrujando ante el solo pensamiento de la unión de esas letras; lo soltaste como si fuese lo más normal de la vida y sí, quizás tengas razón, porque lo fue, para ti, lo fue.

Nayeon, no me digas te quiero si realmente jamás lo llegaste a sentir, no me mientas por favor de esa manera. No me rompas más de lo que ya estoy. 

Doce Besos Y Un Adiós. (Minayeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora