Beso [VII]

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Mina Pov:

Recuerdo llorar cuando te encontré sobre tu cama completamente alcoholizada; pude ver cómo, desde la comisura de tus labios aún descendía el alcohol que no pudiste terminar de digerir, me acerqué a ti, estiré mi mano hacia tu cuello teniendo el pavor de que no estuvieses con vida, fue un gran alivio el sentir tus calmados latidos rebotando contra las yemas de mis dedos, dime Nayeon ¿Que había sucedido contigo?

Envolví mis brazos por tu cuerpo levantando tu abatida anatomía, con pasos lentos e inseguros me dirigí al baño, noté como tu cabeza colgaba de mi brazo entreabriendo de aquella forma tus labios resecos, te observé, lo admito, mi mirada se había perdido en tu relajado rostro, podía ver la paz en aquellas facciones, ¿Realmente querías eso?

Cuando llegue al pequeño baño te desnudé sintiendo aún la vergüenza de ver tu majestuoso cuerpo al completo descubierto, por instinto gire mi rostro en el instante que despoje la camiseta junto con tus sostenes, tu cabeza se recostó contra mi hombro mientras que aquella sensación de humedad bajaba por mis clavículas, hice una mueca al sentir como tú vomito había manchado mi prenda, quizás en otro momento te hubiese gritado y dejado ahí completamente sola en la habitación, pero aquella vez, simplemente fui incapaz de actuar fría contigo. Cuando estuviste completamente desnuda te volví a levantar introduciéndote en la bañera, me quedé de pie frente a ti, mi mirada se mantuvo en tu cabeza recostada contra el acrílico de la ducha, dejando que tu relajado rostro quedara al descubierto.

Recuerdo encorvar mis hombros apoyando una de mis manos sobre el borde la bañera, la otra mano la estiré hacia las piezas que daban el agua, suspiré siendo completamente consciente de que me odiarías, pero no podía permitir que el alcohol te quitara la vida. Gire la manilla dejando que el agua congelada golpeara tu desnuda piel, me aleje dando un par de pasos hacia atrás mientras que te veía y oía como tu cuerpo reaccionaba ante el líquido que rodeaba tu ser.

—¿Q~Q~QUÉ... M~Minari?

Preguntaste cuando tu mente comenzó a pensar con claridad, tus bonitos ojos hicieron contacto con los míos, pude ver cómo tu ceño comenzaba a fruncirse al pasar de los segundos, trague saliva acercándome nuevamente, estiré una de mis manos tomando la manilla que soltaba el agua, fui capaz de oír tus dientes castañeando ante el frío que recorría tu piel, y la culpa nuevamente se había apoderado de mis acciones.

—Te traeré una toalla.

Avisé girando sobre mis talones, tu no dijiste nada al respecto, simplemente te quedaste en silencio observando mi cuerpo, caminé por aquella habitación encontrando rápidamente las toallas. Cuando me giré pude verte de pie sobre la bañera, tu rostro me observaba sin ningún tipo de expresión lo cual, me provoco un gran pavor. Trague saliva caminando completamente insegura hacia tu dirección, cerré los ojos intentando no ver tu desnudes, mi corazón se disparó al oírte reír, ¿Te burlabas de mi, verdad? Sentí tus fríos dedos rozando la piel de mi quijada, sabía que estabas sonriendo, que estabas disfrutando por completo mi inquietud.

—Tienes vomito.

Comentaste con obviedad logrando que volviese mi atención a tu rostro, por instinto agite mi cabeza en asentimiento viendo como tú continuabas manteniendo tus ojos posados en el caos que nadie más que tu había creado contra mi ropa.

—Debes cambiarte.

Hablaste de una manera tan seria, tan malditamente correcta que no pude evitar sorprenderme de que con, anterioridad, hubieses estado completamente alcoholizada sobre las sábanas que conformaban tu cama. Me quedé en silencio, siendo tu mirada la culpable de aquel incómodo ambiente que se creó, trague saliva al notar como tus comisuras se elevaban, di un pequeño brinco al sentir tus dedos atrapando la toalla para luego tirar de ella, te vi envolviéndote en la suavidad de aquella tela adhiriendo la toalla contra tu pecho, impidiendo que tuviese la oportunidad de ver por ultima vez tu piel al descubierto.

—Estoy bien Minari, puedes esperar afuera.

Avisaste al notar como yo te observaba, ¿No quería que te viera, verdad?

—Estaré bien.

Agregaste como si tuvieses el don de poder leer mis pensamientos. Solté un suspiro asumiendo tu comentario, me giré sabiendo que aquello era lo menos que quería hacer, pero no podía ir en contra de tus palabras,-tenías ese maldito don de jugar con mis pensamientos a tu antojo-.

Recuerdo abandonar la habitación, tu rápidamente cerraste la puerta detrás de mí dejándome a solas en tu pequeña recamara. Me dediqué a observar el lugar, memoricé cada recóndito espacio que conformaba tu hogar, tu nido de seguridad. Luego, cuando me sentí satisfecha de mi memorización, caminé hacia la cama tomando asiento en la suavidad de tus sábanas. Fruncí el ceño al ver que, en uno de tus muebles se hallaba un sobre blanco, curiosa elevé mi quijada intentando ver las letras coloridas que envolvían el papel, mi cuerpo reaccionó al sentir la puerta abrirse, mis ojos viajaron por cuenta propia hacia tu ser, ahí estabas de pie frente a mi, aún pudo sentir tu penetrante mirada perforando mi cuerpo, ¿Qué querías de mi?

Te acercaste a mi, lo sé, puedo recordarlo. Cuando quedaste frente a mi cuerpo posaste una de tus manos en mi hombro mientras que, con la otra la llevabas a mi quijada, apreté mis labios al ver como tu afilada mirada penetraba a la mía,  mientras que tu simplemente habías sonreído dejando a relucir tu linda dentadura.

—Te eché de menos.

Admitiste provocando que mi cuerpo reaccionara a tus palabras. Trague saliva al verte aproximándote a mi rostro, ¿Por qué me besas si nunca me quisiste?.

Aún soy capaz de sentir tus labios chocando contra los míos, tu caliente respiración cepillando mi boca como si fuese propietaria de aquello. Quise alejarte, pero no pude, nuevamente dejé que me besaras a tu maldito antojo.

Dime Nayeon ¿Realmente me echaste de menos ese día?

Doce Besos Y Un Adiós. (Minayeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora