Beso [XI]

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Mina Pov:

Aún recuerdo cuando llegue a mi hogar; tú estabas ahí, sentada en uno de los peldaños que daban a la puerta principal, entreabrí los labios en un estado de sorpresa total, mis ojos viajaron por tu cansado rostro deteniéndose en lo que sostenía en tus manos. Cuando volví mi atención a tu mirada pude notar como tus comisuras se elevaban en una triste sonrisa.

—Hey.

Saludaste mientras te levantabas.

—Tenemos que hablar.

Aclaraste moviendo aquel sobre en el aire, caminé hacia tu dirección, sabía que lo que estaba por suceder cambiará por completo las cosas entre las dos, mierda Nayeon, ni siquiera tuviste la sutileza de decírmelo antes, por qué amor ¿Por qué te lo guardaste por tanto tiempo?. Al quedar frente a ti sentí como tus dedos rozaron mi palma, te observé, me mirabas con amor, yo también te amaba, miento, te amo.

Recuerdo caminar a tu lado hacia el interior de mi hogar, podía sentir el nerviosismo que tu cuerpo desprendía, lo admito, yo también estaba asustada. Ingresamos en silencio, te observé caminar hasta el sofá tomando asiento en este.

—Lo siento.

Fue lo primero que dijiste para romper la tensión que nos envolvía. Te observé un tanto confundida por tus palabras, ¿A que venía eso?

—¿Por qué?

Pregunté deseando entender que estaba sucediendo contigo. Tú en cambio simplemente sonreíste estirando tu mano hacia el sobre que yacía sobre la mesa.

—Antes de abrirlo, perdóname, jamás quise herirte.

Estaba más asustada con cada palabra que soltabas. Con todo el valor que tenía reunido caminé hacia la mesa y estiré mi mano derecha sintiendo la textura del sobre contra las yemas de mis dedos. Lo tomé y juré a todos los santos que, aún con el pasar del tiempo sigo odiando ese momento. Abrí el sobre sintiendo el picor en mis dedos, escuché el clásico sonido del papel siendo desgarrado logrando empeorar mi nerviosismo, observé cómo la envoltura era desprendida de su contenido original, sentí mi aliento quedar atrapado en mi garganta, mis ojos comenzaron a arder al leer las primeras letras que conformaban aquel horrible contenido.

Análisis neuronal

Paciente: Im Nayeon.
Edad: 21 años.
Hora de muestra: 12:07:43
Fecha: 12/12/2009.

Jamás en mi vida había odiado el número doce como lo había hecho ese día. Con las palabras atrapadas en mi garganta te observé viendo como tú simplemente asentías con tu cabeza.

Diagnóstico: Tumor maligno etapa cuatro, alojado en la zona horizontal del cráneo.

Leí y releí lo escrito en el papel deseando que no fuese cierto, que solo fuese un estúpida broma de mal gusto. Me tomó un tiempo asimilar la realidad, de ver que, efectivamente tú estabas muriendo. Apreté mis labios sintiendo como mi mentón comenzaba a temblar, sin esperar más alcé mi mirada encontrándome con tu cristalizada orbes viéndome tan fijamente.

—¿Q~Qué?

Pregunté soltando un sollozo ahogado, tú te acercaste envolviendo tus manos en mi cuerpo mientras que dejabas que mi rostro se escondiese en tus clavículas, sentí una de tus palmas acariciando mi cuero cabelludo a la vez que aquel suave "Shhh" envolvía mis tímpanos, ¿Cómo pudiste estar tan tranquila?

—No entiendo.

Recuerdo decirte a la vez que tú simplemente soltabas un cansado suspiro, como si tener aquella conversación se hubiese vuelto algo cotidiano en tu vida.

—Lo supe hace un par de meses, creí que podría controlarlo, pero simplemente empeoró.

Comentaste mientras me regalabas un cálido beso contra mi coronilla.

—El doctor me comentó que a veces podría tener trastorno de personalidad, hasta llegar a perder la memoria.

Cuando soltaste aquellas palabras supe el por qué de tu inexplicable actitud, aquella extraña manera en que a veces hablabas; como si fuese una extraña, tu no querías ser así amor, ¿Verdad? Nunca fue tu culpa, pero era tarde, ambas lo sabíamos.

Elevé mi mirada encontrándome con tu bello rostro, me sonreíste de aquella manera dulce, tan inocente que ni siquiera se veía real, yo me dediqué a llorar mientras que, en mi mente no podía detener las incontrolables preguntas que me bombardeaban sin piedad. Sentí tus dedos acariciando mi quijada, tus ojos jamás abandonaron mi rostro. De repente, tu dedo pulgar subió hacia mi mejilla, fuiste tan amable de limpiar el dolor que mis ojos desbordaban.

—Te amo.

Soltaste logrando golpear mi ya lastimado corazón, ¿Por qué? Me sigo haciendo la misma maldita pregunta, no sé de tiene, ¿Por qué me ocultaste aquello?

Recuerdo dejar que sucediera, necesitaba probar tus labios nuevamente, no podía dejar pasar aquella oportunidad, no cuando podía perderte en cualquier momento. Por primera vez fui la responsable de que nuestros labios se juntaran, fue tierno, deseado, casi podría llamarlo anhelado. Te repetí que te amaba mientras nuestras bocas continuaban unidas, enterré mis dedos por sobre tus hombros en un intento por adherirme a tu cuerpo, de impedir que me dejaras.

Aquel beso dio un punto sin retorno a nuestra relación, yo realmente te amé, te adore como jamás nadie podrá volver a hacerlo, pero aún así, cuando tú sabías aquellos, ¿Por qué lo ocultaste?

¿Por qué lo hiciste?


Doce Besos Y Un Adiós. (Minayeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora