Beso [VI]

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Mina Pov:

Recuerdo que era de madrugada, me encontraba sentada mientras que, en mis manos sostenía un taza de café a medio llenar. Mantuve mis ojos posados en la televisión sintiendo la pesadez en los párpados, pero no podía dormir, no cuando habíamos discutido por una estupidez.

Aún siento tus palabras calando contra mis huesos, introduciéndose por debajo de mi piel hasta llegar a mi corazón, ¿No notaste que me lastimabas? Ay, tus palabras, aquellas tóxicas conformación de letras aún seguían resonando contra mis tímpanos, y al parecer, no tenían ninguna intención de desaparecer.

«¿Quien era ella Myoui? ¿Por qué te besó? (...) ¡Eres una puta barata!»

Tus palabras, diablos tus palabras dolían como el infierno.

Ni siquiera me dejaste explicarte, simplemente huiste, como siempre que haces cuando algo sale mal. Mordí mi labio agachando mi mirada, las lágrimas descendiendo por mis mejillas hasta el mentón, no había forma de calmar el dolor, de calmar tus palabras, ¿Por qué me lastimas, Nayeon?

Las lágrimas comenzaron a caer en el interior de la taza escuchando aquel suave sonido resonando en la habitación. Comencé a respirar con dificultad, tanto era mi llanto que ya no podía contenerme, te fuiste Nayeon, te marchaste sin dejar que te explicara como habían sucedido realmente las cosas.

Recuerdo empujar a Chaeyoung, la pobre no entendía lo que estaba sucediendo, quise gritarte que era actuación, que nadie más que tú tenía el derecho de besarme, pero tú, simplemente no quisiste oírme, te rehusaste a escuchar cualquier cosa que proviniese de mis labios.

Me levanté de la silla dejando la taza sobre la mesa, caminé por la habitación dirigiéndome hacia el sofá, toda la casa olía a ti, tu maldita esencia envolvía mi hogar. Recuerdo acomodarme sobre la suavidad de la tela recostando mi cabeza contra el brazo del sofá, ya no podía soportar más aquel cansancio que recorría mi cuerpo, así que simplemente lo dejé pasar, dejé que Morfeo me acomodara sobre sus brazos envolviéndome en una necesitada paz mental.

Recuerdo golpes provenientes de la puerta principal, me incorporé aún completamente somnolienta, mientras que, en mi cabeza la idea de que se trataba de ti se cruzaba en un sin fin de veces. Con el corazón desenfrenado me levanté arrastrando mis pies como si no tuviesen vida propia, con los hombros encorvados y la cabeza agachada llegue a la puerta. Me quedé ahí, en silencio, debatiendo en mis pensamientos si era realmente buena la decisión que estaba a punto de tomar.

—Minari.

Oí tu voz ahogada detrás de la puerta, por instinto presioné mi cuerpo contra la madera deseando seguir escuchando la suavidad de tus palabras, aquella que tanto daño me había causado con anterioridad.

—Por favor... Lo siento, abre la puerta.

Suplicabas como si de verdad estuvieses arrepentida. Que estúpida fui Nayeon, por tu culpa me volví tonta ante tu ser. Recuerdo dar un paso hacia atrás, con la mirada perdida y los labios resecos estiré mi mano atrapando con la yema de mis dedos la pieza de esta, la giré, aún cuando era consciente de que aquello no estaba bien, entreabrí la puerta dejando que tu cuerpo quedase al descubierto, y ahí estabas; parada a fuera de mi hogar con la mirada inundada en lágrimas mientras que tú mentón comenzaba a sacudirse ante el evidente llanto que se aproximaba.

Te lanzaste contra mi cuerpo enterrando tu rostro en mis clavículas, tus frías manos hicieron contacto con la tela de mi camiseta sintiendo tus palmas tocando mis costillas, te oí llorar, parecías desesperada, como si realmente te hubiese afectado nuestra discusión.
Perdí la cuenta de cuántos lo siento me dedicaste, cuántas lágrimas empapastes sobre mi hombro, pero, ¿Aquellas lágrimas eran falsas, verdad? Que tonta fui al creer lo contrario amor.

—T~Te n~n~necesito.

Susurrante en hipos mientras que alejabas tu caliente aliento de la tela de mi camiseta, hicimos contacto visual, tu mirada se encontraba ahogada en las calientes lágrimas que, ni siquiera esmeraste en detenerlas de tus mejillas. Te sonreí por inercia, queriendo demostrarte de aquella forma que yo si estaba bien, aún cuando eso era mentira, una triste y dolorosa mentira.

—Realmente te necesito.

Soltaste luego de que tu hipo había cesado, mi corazón me jugó una mala pasada, los frenéticos latidos cada vez se oían con mayor fuerza en mi caja torácica, no quería que fueses testigo de lo que provocabas, pero no podía evitar que mis latidos se relajaran.

No sé por qué dejé que sucediera, pero tomaste mi silencio como una señal errónea. Tus labios hicieron contacto contra mis secas carnes apoderándote por completo de mi labio inferior, gemí por inercia completamente entregada a cada acción que tuvieses en mente, me besaste de aquella manera que me dejaba sin aliento, con la cabeza mareada y la mente en blanco, pero yo era consciente de algo, yo sabía que me besabas para que no discutiera contigo.

Necesito el saberlo Nayeon, necesito que seas sincera conmigo. ¿Nunca me necesitaste, Verdad?

Doce Besos Y Un Adiós. (Minayeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora