20. Pasado y diferencias

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Narra Hiro

Desperté con un horrendo dolor en la cabeza producto del golpe que me habían dado. Me sentía desorientado pero a juzgar por el aspecto de este sitio, ha de ser otro sótano. De cierto modo ya había visto esto venir pero nada me preparó para lo que vi a penas giré el rostro a mis espaldas. Era Eun-Ji.

Ella aún estaba inconsiente y tenía moretones y heridas recientes en todo su cuerpo. En ese mismo instante sentí una horrible culpa pues de no haber intentado ayudarme, ella no estaría en esta situación. Como pude, me le acerqué e intenté despertarla; cosa que me tomó unos cuantos minutos.

- ¿Hiro? -al abrir los ojos se le notaba confundida, pero al aclararase su mente, su expresión se volvió una de geniuna preocupación.- ¡Hiro! ¡¿Estás bien?! Agghh... -se quejó a penas intentó incorporarse. Al verla con más detenimiento pude ver que sostenía una de sus costillas.

- Ten cuidado, no sabemos si tienes alguna costilla astillada o rota. -y así, con sumo cuidado, la ayudé a apoyarse en una de las paredes.- Lamento que estes en esta situación. De no haber ayudado tú...

- Descuida, esto no es culpa tuya. -me interrumpió con una sonrisa forzada y una mirada de dolor.- Aun si no te hubiese ayudado, me encontraría en este mismo predicamento. Al menos intenté hacer algo bueno por última vez en mi vida. -aquellas palabras me erizaron la piel.

- ¿Cómo que por última vez? -ella me miró sorprendida; como si aquello fuese algo que no tenía planeado decir en voz alta.

- Ehh... B-Bueno, yo... -estaba nerviosa y asustada, lo podía ver en sus ojos y acciones. Conozco ese sentimiento y también sé lo horrible que puede sentirse. Pensé en cómo calmarla y lo único que se me ocurrió fue tomar su mano y dedicarle la sonrisa más sincera que mi adolorido cuerpo me permitió.

- Descuida, si no te sientes lista, no tienes que hablar.

Ella me miró en silencio con un par de lágrimas rebeldes cayendo por sus mejillas para rápidamente lavarlas y sonreir débilmente.

- Es complicado... -dijo en un susurro, como si temiera ser escuchada por alguien más- Mi padre, Park Seung Chul, es un hombre poderoso, controlador y ambicioso por lo que no nos sorprendió a mí y a mis hermanas cuando decidió aliarse con otras mafias más pequeñas con tal de obtener más poder. Lo malo fue, que aquellas mafias pedían algo a cambio de la alianza. -bajó la mirada mientras su labio inferior y manos comenzaban a temblar. El escuchar que aquel hombre era su padre me hizo sentir un escalofrió pues había que ser una horrenda persona para hacer lo que él estaba haciendo con su propia hija. No estaba seguro de si debía hablar pero sentí que era necesario.

- ¿Qué pedían? -fue todo lo que pude decir.

- Esposas... -esa simple palabra la hizo romper en llanto y lo único que atiné a hacer fue abrazarla y prestarle mi hombro para llorar. Unos dos minutos depués se sintió mejor y volvió a hablar.- Las tres mafias con las que mi padre quería unir fuerzas pedían una esposa para sus respectivos herederos y sin consultarnos; nos entregó a ellos. Mi hermana mayor habría aceptado cualquier cosa con tal de salir de aquella casa, pero al saber que yo y nuestra hermana menor estabamos involucradas, decidió enfrentar a nuestro padre. Quisimos huir pero en el camino nos separamos. Ella se usó de carnada para poder alejarnos pero en un descuido me separé de Sun Hee... -nuevamente las lágrimas se acumularon en sus ojos pero con una fuerza increible se contuvo y siguió hablando.- La busqué por semanas pero ya era tarde; uno de los hombres de Emiliano la había asesinado y a mí me capturaron. Pude haber corrido con el mismo destino de no ser por Sook Yon. Aun sabiendo lo que pasaría si volvía, ella lo hizo para salvarme y hasta aceptó casarse con uno de los hombres. Aquel que poseía más dinero.

¿Por qué no me dijiste? -Hidashi- [EDITÁNDOLO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora