Diario de Máximo Landore
18 de abril, 1910
Hoy Alejandro asistió a mi presentación como Máximo Landore, reconocido hipnotizador de gran prestigio. Incluso se ofreció como voluntario para ser hipnotizado. Logré llevarlo hacia unos recuerdos de su niñez en los que jugaba a las escondidas junto a Andrew, con el constante miedo de que, si su padre se escondía, podría perderle de manera definitiva. Quedó fascinado con la experiencia, incrédulo de que haya logrado hipnotizarlo. Gracias a esto, me pidió mi tarjeta al salir. Accedí a dársela.
Todo está saliendo a la perfección, mis expectativas están siendo cumplidas gratamente.