Capítulo 4

591 25 0
                                    

—Sam... Hola —sonreí, con la esperanza de que no me odiara.

—Hola, pasa, justo iba a llamarte para saber si tenías planes —dudó un momento—. ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

—Estoy bien. Creí que estarías con Joshua —me senté en el sofá, mirando discretamente hacia las escaleras esperando a que Mat decidiera salir de su habitación y viniera a saludar.

—Sí, íbamos a salir pero le salió un compromiso familiar, así que lo veré mañana —se encogió de hombros.

Podía ver la decepción en sus ojos. A ella realmente le gustaba el chico, pero al parecer, él no sentía lo mismo. Yo le había advertido de la falta de interés de Joshua, pero ella insistió en que era una buena persona y que llegarían lejos como pareja.

—No importa, ¿qué haces aquí? Me dijo Mat que te vio en el supermercado.

—Sí, de hecho... él me dijo que viniera —me quedé quieta esperando su reacción.

—¡Espero que no le hayas dicho nada de la fiesta! Había olvidado decirte, conocí a una chica en la universidad, es muy bonita y muy agradable, estoy segura de que a Mat le va a gustar mucho —dio saltitos en el sofá mientras aplaudía.

Suspiré.

—Hola señoritas.

Y ahí estaba Mat, con el cabello húmedo, una playera negra que parecía haber sido hecha justo a su medida, jeans y tenis Vans. ¿Era posible que pudiera ser tan atractivo? Había tenido algunos novios antes y nunca me había sentido así. No era una persona tímida, al contrario, podía considerarme una persona muy sociable, pero con él era distinto. Al parecer, cuando lo veía, mi cerebro no podía conectarse a mis cuerdas vocales para hacerme hablar.

—Hola hermano —gritó Sam—. Ve a la cocina y trae cervezas —le guiñó el ojo y sonrió.

—En seguida, capitana —sonrió y su mirada cruzó con la mía, dos segundos después se fue a la cocina.

—Voy a decirle de la fiesta, ya está todo listo —susurró y me guiñó el ojo.

Mat salió de la cocina y nos dio a Sam y a mí una lata de cerveza de las que había comprado horas antes. Me limité a sonreír cuando me la dio y su mano rozó con la mía. No sabía que pudiera haber tanta electricidad corriendo en el cuerpo de una persona.

—Sam, ¿Recuerdas a George? Era mi mejor amigo antes de que regresara a Australia. Lo vi hoy en el supermercado —se detuvo un segundo y me miró—, estuvimos platicando y quedamos en vernos pronto.

—Claro que lo recuerdo, me encantaba —me reí, yo también lo recordaba—. ¡Qué bueno que lo viste! Mañana mamá y papá se van a la casa de la playa y vuelven el lunes. Mamá me dejó hacer una fiesta aquí, así que puedes invitarlo.

—¿Vendrás, Alison? —mi respiración se detuvo.

—Por supuesto, no podría perderme una fiesta de Sam —sonreí.

—No olvides decirle a Lexi, dile que traiga a Adam —agregó Sam.

—¡Lexi! Tengo que verla pronto, ¿Cómo ha estado? —preguntó Mat.

—Ha estado bien, muy bien, en realidad.

—Oh, qué bien, ¿Y qué hay de Kate?

—Ella está bien, no la hemos visto mucho desde la boda, ahora vive en Texas con su marido.

La noche transcurrió sin incidentes. Logré relajarme y pude actuar de forma natural en frente de Mat. Nos habló sobre su vida en Australia, de cómo vivió con sus abuelos hasta que fue momento de entrar a la universidad y tuvo que mudarse a su propio hogar. De cómo luchó para salir adelante por sí sólo, y de su decisión de venir a Estados Unidos para estar con su familia.

¿Amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora