Capítulo 12

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Cuando desperté en la mañana —o en la tarde— tenía tres mensajes de texto, el primero era de Loli, decía que iba a pasar a las tres de la tarde por su auto. Miré el reloj y vi que eran la una. Los dos mensajes restantes eran de Mat y Carter. Eliminé el primer mensaje sin abrirlo.

Carter: Sólo quería comprobar que fuera tu verdadero número. Me la pasé muy anoche, espero que se repita pronto

Sonreí al ver su mensaje y marqué su número. Me contestó al segundo timbre.

—Vaya, así que me diste tu verdadero número —dijo.

—Pues claro —respondí—. ¿Por qué iba a mentirte?

—No lo sé, tal vez sólo estuviste conmigo porque te di lástima.

Reí.

—Claro que no, realmente me la pasé bien.

—Fue un placer. Así que, ¿Cuándo te veré de nuevo?

—Déjame descansar un poco de ti —bromeé—. No sé, hace mucho que no salía de noche y estoy exhausta, pero llámame uno de estos días y nos vemos cuando salga de la universidad, ¿Está bien?

—Me parece perfecto —dijo—. Nos vemos entonces, hasta pronto Ally —colgó.

Me quedé mirando el techo un rato, procesando la llamada. Realmente me gustaba Carter, era muy amable, pero mi cabeza no podía dejar de pensar en Mat.

Mat.

Recordé lo ocurrido anoche y el enojo regresó a mí. Tal vez sólo había estado jugando conmigo, y yo me creí todo lo que dijo. Si realmente hubiera querido estar conmigo habría cumplido su promesa, y en vez de eso salió con ella y se olvidó por completo de mí.

¿Por qué es tan difícil amar a alguien? Si amar es el sentimiento más hermoso, ¿Por qué duele tanto? ¿Por qué la gente se enamora de alguien que no le corresponde? Jamás me había dolido tanto querer a alguien, y sin duda iba a tener que olvidarme de él.

No me di cuenta de que me había quedado dormida, hasta que mi madre me despertó con un beso en la frente.

—Hola cariño, vístete. Iremos a casa de los Stafford.

Maravilloso.

—Creo que no iré esta vez, pero ustedes diviértanse.

—¿Por qué no? —preguntó.

—Es... complicado.

—Hija... —bajé la mirada—. Mírame —hice lo que me dijo—. Alison, sabes que puedes contarme lo que quieras, ¿Verdad?

—Sí, mamá —suspiré y le conté lo que había sucedido.

—Bueno, lo peor que puedes hacer es evitarlo, porque así le demuestras que te afecta lo que hace o deja de hacer —puso una mano en mi rodilla—, así que vístete lo mejor que puedas, pon la mejor sonrisa que tengas y hazle frente. Que vea que eres fuerte y que no te importa que siga con esa chica. Además estoy segura de que el chico de anoche no apareció por casualidad —me sonrió y acarició mi mejilla—. Cariño, no dejes que nadie arruine tu vida, aún eres joven, no hay ninguna prisa por encontrar al indicado, ya te dije, si Mat es el correcto, llegará a ti, tal vez hoy, tal vez en un año, pero llegará, y si no, hay muchos que harán fila por tener una cita con una mujer como tú.

Mis ojos estaban llenos de lágrimas.

—Oh mamá, es que lo quiero tanto—como si hubiera abierto una llave, las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

—Lo sé cariño, lo sé. Por eso demuéstrale que puedes estar sin él, y cuando vea que eres feliz, va a querer compartir esa felicidad contigo.

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