Capítulo 7

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La semana pasó lentamente. Mat me mandó un mensaje cuando llegó a su casa después de la cena del lunes, el martes y el miércoles también, pero el resto de la semana no recibí nada. Esperé con ansias a que llegara el lunes para volver a verlo, pero la señora Stafford llamó para decir que tenían un compromiso con unos colegas de su marido y que ofrecía una disculpa pero teníamos que cancelar la cena.

La siguiente semana fue aun peor. Me enfermé, por lo que tuve que quedarme acostada, y seguía sin recibir mensajes de Mat. Comenzaba a preocuparme, pero mi orgullo podía más. Definitivamente no iba a ser la primera en romper el silencio.

El viernes por la noche ya me sentía mucho mejor. Estaba terminando de cenar cuando escuché mi celular sonando desde mi cuarto, corrí con la esperanza de ver el nombre de Mat, pero era Dave. Sentí un ligero toque de decepción, pero a la vez mucha alegría por ver el nombre de mi amigo.

—¡Dave!

—Hola muñeca, ¿Adivina qué?

—¿Qué? —se quedó callado unos segundos—. ¿Dave? ¡Dime!

—Estoy en el aeropuerto de Florida, tengo una semana libre e iré de visita.

—¿En serio? ¡Oh Dave, es lo mejor que he escuchado en días! ¿A qué hora llegas? Quiero verte.

—Yo sé que me extrañas preciosa —dijo con voz seductora y luego rió—. Llego en la madrugada, así que supongo que te veré en la mañana.

—Espero tu llamada, ¡Te quiero! —colgué.

Había tenido las dos semanas más largas y horribles de mi vida, y saber que iba a ver a Dave me hacía muy feliz. Él siempre sabía que decirme cuando lo necesitaba, y sus abrazos eran lo más reconfortante, realmente me hacía falta.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de cuando me quedé dormida.

*****

Abrí los ojos, un poco aturdida, encendí mi celular y vi la hora.

Mierda. Dave.

Me levanté rápidamente y me cambié la pijama por un atuendo casual. Le llamé a su madre, ya que no contestó su teléfono, y me dijo que el vuelo se había retrasado un par de horas y estaban en el aeropuerto esperándolo.

Llamé a casa de Sam para avisarle de la llegada de nuestro amigo, y me congelé cuando escuché la voz de Mat.

—¿Hola?

—Humm... Mat, hola, habla Ally, ¿Está Sam?

Silencio.

—Sí, está en su habitación, ahora la llamo.

Silencio de nuevo, y luego un ¡Saaaaam! que me hizo brincar en mi cama.

—¿Qué onda? —dijo mi amiga.

—Te hablaba para decirte que Dave está a punto de llegar a la ciudad.

—¿En serio? ¡Eso es genial! Los novios al fin se reencontrarán —rió.

—Cállate, sabes que no es mi novio.

—Lo sé, lo sé, pero sabes que a él le gustaría —lanzó una carcajada—, que bueno que esté aquí, le llamaré en un rato para verlo, gracias por avisarme.

—No hay problema.

—Tengo que irme, Joshua me espera para desayunar.

Iba a preguntarle si podía hablar de nuevo con Mat, pero me contuve, no podía tentar a la suerte.

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