―Oye, ¿por qué no salimos mañana? Han abierto un restaurante nuevo al que me gustaría ir.
―Claro ―dije.
Will se encogió de hombros, como si no le importase nada de lo que acabábamos de hablar, y sacó un cigarro para fumárselo. Mi madre vendría en cualquier momento a buscarme, pero Will fumaba tan rápido que no me preocupaba que pudiera verme con ella estando fumando.
―¡Mackenzie! ―gritó alguien a sus espaldas.
Miré por encima del hombro de Will a Cameron, que venía hecho una furia hacia nosotras. Ella soltó un bufido, echando la cabeza hacia atrás, antes de girarse hacia su hermano.
―¿Qué quieres?
Él parecía tan poco contento de estar ahí como Will.
―Tienes que llevarme a las prácticas de béisbol.
Will frunció el ceño.
―Pensé que habíamos quedado que te llevaba Darik.
―Y lo habíamos hecho, pero está empeñado en llevar a Gía a casa ―dijo, y me fulminó con la mirada.
Enarqué una ceja y Will me miró, preguntándome con la mirada. Levanté ambas cejas y alcé las manos en el aire, haciéndola entender que no tenía ni idea de qué estaba hablando.
―¿Dónde está? ―le preguntó a su hermano, buscando entre todos los estudiantes esparcidos alrededor de la entrada del instituto a Darik.
―Intentando deshacerse de Nicole ―murmuró, poniendo los ojos en blanco.
―Joder... ―murmuró Will, que se acabó el cigarro de otra gran calada y lo tiró al suelo―. Está bien, vamos. ―Cogió su mochila del suelo y me miró―. Luego te llamo y concretamos lo de mañana, ¿de acuerdo?
Asentí, porque era lo único que podía hacer. Me quedé mirando cómo se alejaban hacia el aparcamiento, preguntándome por qué narices no iban los tres en el mismo coche y se ahorraban así gasolina. Aunque, después de ver la enorme casa en la que vivían, se notaba de lejos que no eran del tipo de gente que tiene que preocuparse por la gasolina. Suspiré y me crucé de brazos, arrebujándome en el abrigo para resguardarme aunque fuese solo un poco del frio. No sé de dónde se había sacado Cameron que Darik me llevaría a casa, porque no lo haría. Tan solo esperaba que mi madre llegase antes de que él desapareciese.
―¡Darik!
Cerré los ojos, preguntándole al universo si se estaba riendo de mí. Miré en la dirección en la que había oído la voz de Nicole. Darik se dirigía hacia mí con aire despreocupado, y varios pasos más atrás Nicole daba zancadas para intentar alcanzarlo. Negué con la cabeza, sintiendo pena por aquella chica. ¿Es que no veía el ridículo que hacía yendo detrás de alguien que no le hacía el menor caso?
―Hola ―me saludó Darik cuando llegó a mi lado.
Nicole se detuvo en seco cuando nos vio juntos. Me quedé mirando a Darik. Tenía una sonrisa torcida que le daba un toque coqueto, marcándole un hoyuelo en la mejilla derecha. Joder, ni siquiera me había fijado en que tenía uno... Me mordí el labio, regañándome a mí misma por pensar en lo guapo que se veía aquel día.
―¿Me explicas qué es eso de que vas a llevarme a casa?
Se pasó la lengua por el labio y miró hacia otro lado, sonriendo. Se encogió de hombros, como quien no quiere la cosa, y dijo:
―Solo he pensado en hacer el buen acto del día y llevar a mi amiga a casa.
Solté una risa irónica y él frunció levemente el ceño, perdiendo ese aire despreocupado y arrogante que tanto le caracterizaba.
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In my blood
WerewolfGía no esperaba que volver a la cuidad en la que nació cambiase su vida como lo hizo. Gía no esperaba que su pasado colisionase con su presente con tanta brutalidad. Gía tampoco pudo evitar enamorarse de quien lo hizo, a pesar de que esa persona rep...