Prólogo

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— ¿Cómo que estás terminando conmigo? — pregunto incrédula.

— Lo siento... No encajamos, Laura. ¿No lo ves? No somos compatibles. — responde, mientras se abrocha su camisa.

— ¿Y eso cuándo lo has decidido? ¿Antes o después de acostarte conmigo?

— Laura... Te irás a Yale, y yo me quedaré aquí como un idiota.

— Puedes venir conmigo. — sugiero, mientras mis ojos se llenan de lágrimas. — Por favor, Jess... No me dejes.

Él suelta un suspiro y está a punto de decir algo, pero la puerta de mi habitación suena y se limita a negar con la cabeza para después marcharse por la ventana.

— ¿Quién es? — pregunto, conteniendo las ganas de llorar.

— Soy Adam... — murmura mi mejor amigo. — ¿Puedo entrar?

Me coloco mi ropa rápidamente y voy a abrirle la puerta, en cuanto me ve suelta un suspiro y yo me permito llorar finalmente.

— Oh, cielo... ¿Te ha...? —pregunta, mientras me abraza.

— ¿Dejado? Si. — respondo, sollozando. — No lo entiendo, creí que me amaba y...

— Lo siento tanto, ese imbécil no te merece... Eres increíble. No dejes que un chico arruine tu hermosa sonrisa.

— Gracias, Adam... Eres el mejor. — sonrío levemente y lo abrazo. — A veces no eres tan idiota.

— ¿Ves? Me subestimas.

Río suavemente y ruedo los ojos. Adam Lynch ha sido mi mejor amigo desde que tengo memoria, nuestras familias son cercanas y nos criamos juntos. Nuestras madres siempre han tenido la esperanza de que en algún punto de nuestras vidas terminemos juntos, pero ambos sabíamos que aquello no iba a suceder.

— Escucha, hay algo de lo que quiero hablarte... — dice.

— Dime.

— Sé que no es el momento y que me mandarás a la mierda, pero mi primo ha venido a la ciudad y no conoce a nadie, te agradecería si pudieras acompañarlo a recorrer Nueva York.

— ¿Por qué yo y no tú?

— Porque tengo una cita esta noche y es realmente importante para mi, no tendrás que besarlo ni acostarte con él. Simplemente muéstrale la ciudad.

Lo miro desconfiando. Estaba segura de que su primo no se conformaría con un simple tour.

— De acuerdo... Lo haré... — murmuro. — Pero en cuanto me ponga una mano encima, lo dejaré sin herederos.

Adam suelta una carcajada y asiente para después besar mi mejilla y marcharse, no sin antes asegurarme de que estarán aquí a las siete en punto.



 
***




Sinceramente, no tenía ganas de nada. Simplemente quería quedarme acostada y llorar por Jess, de hecho estoy a punto de cancelarle a Adam y a su primo, pero en ese momento llaman a mi puerta.

Him (Raura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora