-Ok, y ahora ati que te pasa?- me estrañaba su actitud en sobremanera, el no era para nada el sinónimo de amabilidad.
-La prensa es muy amarillista, y ahora me doy cuenta que éste caso se esta yendo demasiado lejos y tu eres tan víctimas como yo- me dijo encogiéndose de hombros.
-¿Eso quiere decir que ya no me vas a demandar?- le pregunto tanteando el terreno, el solo nego restandole importancia al asunto con un movimiento de manos.
-Por supuesto que no, veo que esto es una estrategia de algún politico contrario, perdón por acusarte de ser la responsable. - solte un profundo suspiro de alivio, dejandome caer en un sillon sin ningún tipo de miramiento.
-Gracias, no sabes el peso que has retirado de mis hombros- lo veo reir de lado y acercarse.
-Acepte una cena conmigo señorita, eso me serviría de agradecimiento- me sentí embriagada por su olor al tenerlo a escasos centímetros de mi cara, olía a ¿suavizante de bebé? Bueno, esperaba algo más fuerte, pero está bien.
Caigo en cuenta del tras fondo de su palabrería.
-¿Me está usted chantajiando?- me lavanto para estar de nuevo a su altura.
-No, no lo veas así. Soy un poco tonto en los temas de galantería, siento mucho que me mal entiendas, solo quiero compartir una cena contigo en modo de disculpa- Enrecerre los ojos hacia él, no le veía un pelo de tonto, más bien me parecía un poco irracional, pero tonto nada. Pero no perdía nada averiguandolo. ¿Verdad?
-Que sea un almuerzo- Lo vi esbozar una sonrrisa radiante -y que sea hoy, donde yo diga- Su sonrrisa desaparecio, y fue mi turno de sonrreir.
-Quería llevarte a un lugar especial, pero necesito tiempo para la reserva- sonreí más amplio, pero me oculté en una mascara de pesar.
-Que mal, otro día será- Dije al tiempo que me levantaba y me dirigía a la puerta, estaba segura que en unos dias se le olvidaría mi existencia, casi tomaba el pomo de la puerta para pasar al otro lado, donde celebraría mi victoria cuando su voz me detuvo.
-Deja y me coloco mi chaqueta para que salgamos- mi mandíbula cayó al suelo.
¡Mierda!
-Ho date prisa, muero de hambre- dije girando y apretando los dientes para no gritar al tiempo que esbozaba una sonrrisa más que fingida, su cara de suficiencia me molestaba y estaba empezando a ponerme de mal humor. Lastima que no podía hacer nada, el había desistido de la demanda y yo tenia que ser agradecida.
Nos dirigimos al pasillo, el señorito en modo caballero de armadura brillante, iba delante de mí abriendome todas las puertas y en un santiamén nos encontrabamos abordando un auto nose de que marca, de color negro y asientos extremadamente comodos los cuáles junto al cansancio de anoche, me invitaban a tomar una relajante siesta.
No me tachen de inculta, pero mis conocimientos de automóviles se reduce al toyota de Antonella y al Mercedes-Benz del novio de Laura.
-¿Hacia donde vamos?- La voz del señorito gracias a Dios, me sacó de mi inminente siesta. No me malentiendan, una chica debe mostrarse al natural, pero que el señorito Estiven-aliñado me vea escuriendo la baba y roncando como un tractor, no es lo mejor que podría pasarme.
-Vamos a las afueras de ciudad-
-¿segura? Conozco varios lugares cerca que te pueden encantar- dice a la vez que frunce el seño estrañado.
-usted lo dijo, los conoce. Permitame sorprenderlo en mi área- imagino que de llevarme a un restaurant de los que el conoce me será imposible pagar mi parte de la cuenta, por eso quiero ir a ese, la comida es deliciosa y bastante barata.
-Nose a que te refieres con tu "área", pero iremos a donde quieras.-
Le indiqué el camino hacia la Casuela de Joice. Me concentré en la radio, el señoritono tenia tema de conversación y yo no iba a forzar nada. Cada cierto tiempo lo sorprendía mirandome de reojo, luego de casi una hora en un incomodo silencio, al fin podía ver a lo lejos la pequeña casita de dos niveles, abajo restaurante y cocina y arriba vivienda.
-Es aquí- frunció el seño, pero no dijo nada y se estacionó al lado del unico vehículo que se encontraba en el pequeño patio que hacía es área de parqueo.
-oye, se que no me he portado como un príncipe azul, pero no tenías que traerme a una fonda para cobrartelas- su comentario me hizo incomodar, era obvio que el señorito perfecto no encajaría aquí.
-Ho no, tranquilo. Venimos a comer, no nos vamos a quedar a vivir aquí-
-Tienes razón, comeremos y la pasaremos bien, trataré de no quejarme- dino bajándose del auto, me quedé mirando su asiento vacío y me sorprendí cuando se abrió la puerta del lado que ocupaba y apareció su mano indicandome que la tome para ayudarme a bajar.
La tomé dudosa, pero pensé que mientras mas rapido lo hiciera, más rápidoacabaria con ésta tontería.
Entramos al local y nos hubicamos al lado de la ventana, el ambiente era calido, algo que me encantaba de este lugar, aparte de la decoración la cuál te hacia sentir en casa. Las mesas eran pocas, unas ocho creo, cad una lo suficientemente aparte como para darte privacidad más que suficiente para hablar sin que nadie te escuche.
Joice se acercó a nosotros con su hermosa sonrrisa, ella era una mujer de baja estatura, ya entrada en los cincuenta, pero se notaba que de joven fue una bomba sexy, aún lo era, sus caderas se contóneaban al andar con toda la naturalidad del mundo, mientras sostenia una bandeja con dos vasos de limonada.
-Ho niña Mely, que placer tenerte por aquí- dijo mientras ponía los vasos sobre la mesa - He creado unas nuevas salsas que te haran enloquecer cuando las puebres- vi al señorito llevarse el vaso a los labios y dar un sorbo con desconfianza- Muy lindo tu novio- Estiven se atragantó con el trago que acababa de darce y luego de secarse con un servilleta se apresuró a aclarar la situación.
-No soy su novio ¿Cierto, señorita Melek?-
- Por supuesto que no, nisiquiera es mi tipo- agreguéun poco incomoda.
-Que mal, hacen linda pareja.¿se imaginan un niño con tu cabello y los ojos de él?... sería hermoso-
-¡¿Niño?!- gritamos al unísono - El señor y yo no somos nisiquiera amigos, solo conocidos. Y ésto fue una mala idea ¿Podríamos volver porfavor?- dije esta vez dirigiéndome a Estiven.
-No, me gustóla limonada¿Me traes el menú linda Joyce?- Rodé los onos volviendo a mi asiento, por aquí no pasa el autobús y ni en mis sueños podría pagar un taxy desde aquí.
Solo me queda soportarlo un rato, nada malo tiene que pasar ¿ O sí? -
Hola, capítulo frío. Pero casi que comienza el salseo.
Besos.
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seduciendo mi inspiración.
Random-señorita, es usted conocedora de la justicia?- -por supuesto señor- -haaa, y digame. ¿es usted prostituta?- -¡NOOOO! como se atreve a...- -y si es usted conocedora de la justicia y nisiquiera es prostituta, porque demonios le ha hecho pensar a med...