Cap 10

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Stiven.

Inclinó el vaso para tomar el último trago de la noche, esa maldita sigue rondando mí mente y no hay cantidad de alcohol que me haga pensar en otra cosa.

Por ende lo mejor es olvidar el suceso de hoy, pero sus ojos altivos y desafiantes vuelven a mí mente.

Mí prometida nunca me ha mirado así, ella es sumisa y tranquila, incapaz de revocar mis deseos y siempre dispuesta a complacerme.

Pero mí prometida tampoco nunca ha logrado despertar una erección en mí con tan solo una mirada, no me ha hecho hervir la sangre hasta el punto de querer tomarla por el cuello mientras la penetró con fuerza y definitivamente no puedo comparar a mí prometida con ella.

Melek, esa maldita mujer acabará con mí cordura al igual que acabo con mí reputación. La he visto un pal de veces y mí mente no deja de rebobinar su escultural figura.

El hecho de que viva dónde vive es algo que tampoco me parece lógico. Según su libro, era una de las prostitutas más cotizadas, por más que derrochara, algo debió de quedarle de todas las riquezas que mencionó en el dichoso libro.

Opto por irme a dormir, sin embargo la mañana me llega en la misma posición, mirando al techo y con el pito al reventar.

Estoy empezando a odiar esta mujer.

Apagó el despertador antes de que empiece a sonar y me encamino a tomar una ducha fría, tengo que calmar mí lívido y empezar con mí día de mierda que desde ya pinta ser horrendo.

Melek.

Ver a mí padre después de tanto tiempo revuelve la bilis de mí estómago, es mí verdugo y lo único que quiero es salir corriendo, sin embargo me quedo plantada en mí sitio con el mentón en alto.

Ya no soy la vieja Melek y nadie me vendrá a amedrentar, el puede ser todo lo jefe que quiera, sin embargo ya no le demostraré ningún tipo de temor.

Por más que me esté cagando de miedo.

-Padre, respondo a su saludo conteniendo la respiración.

Lo veo pasear por la pequeña estáncia fijándose en todo, mientras pasa los dedos en los muebles buscando algún rastro de suciedad.

Soy una persona súper ordenada, así que no me preocupo porque alguien pueda encontrar mugre en mí casa, el problema es la superioridad que denota con cada paso, camina con los hombros erguidos creyéndose la mejor cosa de este mundo.

Mí padre es atractivo, a sus cincuenta y tantos su postura denota elegancia y es de esos hombres que no pueden pasar desapercibidos.

-Me parece una vergüenza que vivas en esta ratonera, mira lo que traes puesto Melek- trato de alargar mí falda y me reprendo por esta acción, no puede seguir teniendo poder sobre mí- Nose en que momento me equivoque tanto contigo, pareces una remera-

- No parezco una ramera y hago lo que puedo con lo que tengo- lo encaro - He tratado de conseguir el pan de cada día y puedo decir con orgullo que no me he acostado con ningún hombre para pagar una plaza donde dormir-

El hielo no abandona su mira y vuelve a pasear la mirada por todo el lugar.

- Mí hija, la única mujer de mí desendencia, acostumbrada a vivir en un palacio y rodeada de oro y lujos, viene a terminar de libertina en América-

- Es mi desición y espero que tengas la decencia de respetar el que no quiera perder la vida-

- Ho por Alá. Deja de avergonzarme y regresa a cumplir tu deber de esposa-

- No soy esposa de nadie, nunca llegué a contraer matrimonio por ende no soy esposa de nadie- siento el escozor en mí mejilla derecha y no me amedranto.

- volverás a casa y te casarás con tu prometido, es tu deber y no vas a volver a pisotear nuestras decisiones-

- No me casare con el hombre que me volvió una mula estéril, ese maldito y tú me desgraciaron la vida y de la única forma que volvería a tu casa sería con los pies por delante-

- Espero que de aquí a quince días te retractes de todo lo que acabas de decir, porque tu marido no será tan comprensivo como yo- palmea mí mejilla lastimada y se acerca a dejar un fajo de billetes y un sobre en un mueble- Compra algo decente y nos vemos en el aeropuerto.

Sale y se crusa con Antonella en el pasillo, ella lo mira de arriba a abajo y le sonríe con picardía.

- ¿Quien es el sugar daddy?- su cara cambia a una de espanto cuando me ve con la cara roja a punto de desplomarme, suerta las bolsas y corre a sostenerme.

- Tengo que irme, tengo que huir rápido-

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Nuevo capitulo, cortico😘😘😘

seduciendo mi inspiración. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora