10.

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     —Esto no es tan fácil como pensé —dice Sung Kyu mientras se desliza despacio con ayuda de Woo Hyun.
     Ese domingo Nam ha tenido la brillante idea de llevarlo a la pista de patinaje y Sung Kyu creyó que todo sería diversión; sin embargo, no aprendió muy bien a andar en patines en su infancia y aquello le resulta complicado y muy vergonzoso. Hay niños de preescolar a su alrededor que se burlan de él cuando pasan a su lado.
     —Relájate. Si te pones nervioso te caerás.
     —No te atrevas a soltarme.
     —Sólo será un minuto.
     —No, por favor.
     Pero Woo Hyun no atiende a su súplica y le suelta las manos.
     Sung Kyu aprieta los ojos por un momento y contiene la respiración cuando cree que chocará contra uno de los muros. Extiende los brazos y se inclina un poco más para equilibrarse. No tardará en estrellarse y a su mente llegan las imágenes de aquellos niños riéndose de él. Pero cuando está a punto de llegar a la orilla, Woo Hyun lo alcanza y lo sujeta de la cintura.
     El acelerado corazón de Kim se tranquiliza y Nam le regala una de sus hermosas sonrisas.
     —¿Te asustaste? —inquiere Woo Hyun en un murmullo.
     —No.
     Nam se ríe y lo vuelve a tomar de la mano para guiarlo otra vez por la pista. Y mientras Woo Hyun lo lleva con cuidado, Sung Kyu puede ver su ancha espalda y sus musculosos brazos.
     Por un momento siente envidia, aunque después se imagina los sexys bíceps de Nam alrededor de su cuerpo cuando finalmente logren llegar a "segunda base". Y Sung Kyu enrojece. No puede permitirse tener ese tipo de pensamientos pervertidos, porque apenas han comenzado la etapa de los besos, y ni siquiera se puede imaginar cómo será la relación cuando ambos decidan que quieren más que eso.
     —¿Te parece bien si descansamos un rato? —pregunta Nam, y el otro muchacho asiente.
     Ambos se dirigen a la fuente de sodas por un par de hamburguesas porque es medio día y aún no desayunan.
     —He pensado que somos novios y todavía no sé mucho de ti —menciona Woo Hyun antes de meterse a la boca lo que resta de su comida.
     —No hay mucho qué saber. Soy un tipo normal con una vida normal. No hay nada extraño o fuera de lo común en mí. Me gusta leer, escuchar música; me gusta cantar.
     —Sí. Te he escuchado en el baño.
     —¿Qué?
     —Cuando cantas en la regadera puedo escucharte.
     —Oh.
     Y Sung Kyu se ruboriza antes de llevarse la lata de refresco a la boca.
     —Lo haces muy bien.
     —Gracias.
     El silencio se hace presente por un momento y Woo Hyun lo aprovecha para pensar en lo que ha sucedido.
     Esa mañana ha sido tan divertida que casi parece irreal. Ha conocido más a Sung Kyu y, lejos de hacerle sentir algún tipo de rechazo hacia él, Woo Hyun está siendo atraído todavía más. Y eso no está bien porque, el enorme sentimiento de culpa que hay en su interior sigue creciendo con cada minuto que transcurre.
     —¿Cuántas novias has tenido? —pregunta Nam derrepente, demasiado interesado en la respuesta.
     Sung Kyu sonríe con pena y se recarga en la mesa.
     —Ninguna. Ya te lo había dicho.
     —Creí que sólo bromeabas.
     —No. Todo lo que te dije es verdad. Nunca me interesó salir con alguien. Por mucho tiempo estuve absorto en mis estudios, hasta que te conocí. Tú eres el primero, Woo Hyun. En todo.
     Y Nam se siente más culpable porque su relación no es real. Aquello hace mella en su pecho y por un segundo quiere decirle la verdad. Las cosas han ido más allá de lo que imaginó y por supuesto que no desea que la primera relación formal de Sung Kyu sea una farsa. No puede evitar pensar que ha ido demasiado lejos y que es hora de detenerse.
     —Vayamos al cine —pide Sung Kyu de pronto, arrebatándole a Woo Hyun la oportunidad de seguir hablando y de revelar lo que ha estado haciendo.

     La noche cae cuando Woo Hyun menos lo espera y, para ese momento, ha decidido decirle la verdad a Sung Kyu.
     El plan no resultó como lo ideó y ya no quiere seguir con su venganza. Woo Hyun se dio cuenta de que ese estúpido juego traería feas consecuencias, y sólo espera que no sea demasiado tarde para confesarle a Sung Kyu lo que planeó.
     Tal vez Kim aún no se enamora de él y todo volverá a ser como antes.
     —Gracias por la cena. Estuvo deliciosa —dice Sung Kyu mientras camina al lado de su novio.
     —No hay de qué —responde, antes de soltar su mano para sacar las llaves de la casa.
     Han llegado al hogar de los hermanos Lee pero Woo Hyun duda en abrir la puerta. Si no dice nada después de ese día, todo empeorará.
     Así que...
     —Sung Kyu, hay algo que debo decirte —comenta con voz seria.
     —¿Qué es?
     Nam suspira profundo y de pronto se arma de valor. Cree que aquello no puede ser tan malo si es completamente sincero.
     —Hoy me di cuenta de que estoy cometiendo un gran error contigo porque te mentí.
     —¿De qué hablas?
     —Es que... todo esto es una farsa. —Sung Kyu se pone nervioso y su cara pierde algo de color—. Hace tiempo me enteré de los rumores que dijiste en la escuela sobre mí.
     —T-tú, ¿lo sabías? —Woo Hyun asiente despacio y su compañero se muerde los labios con vergüenza—. Escucha... aquello sólo fue una broma. Y-yo nunca quise causarte problemas. Si quieres que te pida disculpas, lo haré.
     —El que debe pedir disculpas soy yo.
     —¿Qué? ¿Por qué?
     Sung Kyu se desconcierta; Woo Hyun no está molesto por lo que ha dicho.
     —Porque quise vengarme de ti por eso. Yo sólo quería hacerte sentir mal y... yo...
     Las palabras de pronto se atoran en la garganta de Woo Hyun, pero ya no puede retractarse. Sung Kyu lo mira con incertidumbre y aquello le oprime el pecho.
     —¿Qué, Woo Hyun? ¡Habla!
     —¡Te pedí que fueras mi novio! Quería que te enamoraras de mí y luego te abandonaría. Quería burlarme de ti haciendo que me amaras. Sólo quería desquitarme contigo... Por favor, perdo-...
     Y uno de los puños de Sung Kyu se estrella abruptamente contra la mejilla de Woo Hyun, con tal fuerza, que lo tira al suelo.
     Nam no lo vio venir, y sólo atina a quejarse por el dolor cuando levanta el rostro y ve a Kim enrojecer por el coraje. Sus ojos están humedecidos, sus labios tiemblan y sus manos yacen a cada lado de su cuerpo hechas puño.
     —Eres un imbécil, Nam Woo Hyun —dice con saña antes de darse la vuelta para empezar a correr.
     Woo Hyun lo mira alejarse con rapidez, pero no hace ni dice nada para detenerlo. Está paralizado y, es en ese preciso instante que comprende por completo que el daño a Sung Kyu ya está hecho.
     Ha sido un verdadero estúpido.

Una Habitación | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora