14.

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Woo Hyun siente la tibia piel de Sung Kyu, y su mente embotada no hace otra cosa más que desear que eso no sea un sueño. En el pasado, Kim le dejó muy claro que sólo quería ser su amigo, pero la forma tan ansiosa con la que lo besa en ese momento, es capaz de disipar todas sus dudas. Sobre todo, porque no siente resistencia alguna por su parte, sino un mensaje desesperado que le invita a demostrarle todo el amor que siente por él.
     Y así lo hace Nam, apretando más el níveo cuerpo del muchacho contra el suyo para llevarle sin rodeos a la cama. Lo deposita en ella y mira algo de temor en su rostro; Woo Hyun recuerda entonces todo lo que Sung Kyu le ha dicho meses antes y, por unos segundos, se detiene, pues sabe que lo que están a punto de hacer es totalmente nuevo para Sung Kyu, y de ninguna manera desea que se convierta en una mala experiencia o un recuerdo tortuoso. Woo Hyun suspira con suavidad y lo comienza a besar con ternura, Sung Kyu enreda sus brazos alrededor de su cuello y luego, una mágica danza se encarga de hipnotizar sus bocas.
     Los minutos pasan, las caricias y los besos de Woo Hyun trasladan la mente y el cuerpo de Sung Kyu a un intenso mar de sensaciones del que no quiere salir. El acto se vuelve apasionante, agitado, un poco doloroso y al mismo tiempo lo continúa envolviendo el temor; sin embargo, incluso así, Sung Kyu quiere continuar. Él quiere hacerlo porque es lo que ha estado anhelando durante mucho tiempo. Tal vez después vuelva a suceder y quizá sea mucho mejor. Quizá la otra parte de sus pensamientos ya no se sumirán en la ansiedad, pero por ahora se fuerza a no imaginar lo que pasará en el futuro, porque este instante es perfecto; este momento es todo lo que necesita para ser completamente feliz.



Aquella primera vez que Sung Kyu hizo el amor con Woo Hyun, no fue tan buena como la había imaginado. Tal vez porque la estuvo anhelando demasiado, que sus expectativas y sus miedos se unieron para traicionarlo. Muchas cosas pasaron por su mente y, la más insistente de todas fue: que tanto le iba a doler.
     Sin duda lo hizo, y creyó que tendría que acostumbrarse al dolor, porque aquello no era precisamente 'natural', y pensó que tal vez nunca iba a alcanzar la cúspide del placer. Sin embargo, estuvo muy equivocado.
     La madurez y la experiencia llegaron a su vida y todo cambió para Sung Kyu. Una vez que Woo Hyun y él se graduaron y consiguieron buenos trabajos, se comprometieron y decidieron dejar la casa de los hermanos Lee para vivir juntos. Eran una pareja muy feliz. Al fin tenían todo por lo que se habían esforzado. Y así, un cálido día primaveral, por fin se casaron.
     Los primeros dos años de matrimonio fueron los más felices, pero a pesar de todo lo bueno que tenía, Sung Kyu seguía sin creer que merecía tanta felicidad. La inseguridad de pronto se hizo presente, y por eso imaginó en varias ocasiones que Woo Hyun lo estaba engañando, pues Nam pasaba muchas horas fuera de casa y había días que ni siquiera llegaba a dormir.
     No obstante, todos esos pensamientos estaban demasiado alejados de la realidad; eran algo que sólo flotaba sin razón en la mente de Sung Kyu, porque Woo Hyun era un buen esposo. Él amaba demasiado a Sung Kyu, y era tan grande y tan abnegado su amor, que fue lo suficientemente fuerte para mantener su relación después de que Sung Kyu sufrió ese terrible accidente en el que perdió una pierna.
     En ese entonces, Sung Kyu deseó separarse de su esposo. Dijo que Woo Hyun era demasiado joven y con un gran futuro como para estar 'atado' al lado de alguien así: alguien incompleto. Pero lo que no terminaba de entender Sung Kyu, era que Woo Hyun lo amaba de verdad. Por eso no le importaba pasarse el día entero cuidando de él, incluso cambió de trabajo para estar en casa el mayor tiempo posible; para atender a Sung Kyu, para hablar con él, aunque sólo recibiera gestos y hasta malos tratos por parte de Kim, o una mirada vacía que le hacía saber a cada momento que se sentía como una carga.
     Y Woo Hyun tuvo miedo. Tuvo temor de que Sung Kyu se hiciera daño. Le aterraba que su tristeza fuera más grande que el amor que un día juró sentir por él, y no pudo evitar llorar durante mucho tiempo. Cuando Sung Kyu se quedaba dormido en la cama, Woo Hyun sollozaba, y les pidió con toda la esperanza de su corazón a todas las deidades que conocía, que Sung Kyu volviera a ser el mismo de antes. Aquella persona jovial y alegre que se había convertido en lo más valioso de su vida.
     Varios años después, cuando Woo Hyun creyó que nada cambiaría, no supo cómo, ni supo por qué, pero Sung Kyu tomó las muletas. Una tarde cualquiera casi se arrastró hasta el sillón que había al lado de su cama y miró por la ventana; era un día frío y nevado. El invierno había llegado semanas antes, pero a pesar del clima helado, Woo Hyun sintió que sus cálidas esperanzas comenzaban a crecer en su corazón otra vez.
     Poco a poco Sung Kyu recuperó sus ánimos, y con el dinero que ambos tenían ahorrado, pudo comprar su prótesis. No le tomó mucho tiempo acostumbrarse a ella para poder caminar de nuevo. Su mayor motivación fue poder andar por el parque al lado de su esposo. Ese maravilloso hombre que había estado a su lado en los momentos más difíciles de su vida. Y Sung Kyu supo que durante muchos años había sido un idiota y un completo egoísta, porque le había causado sufrimiento a Woo Hyun sin razón. Sin embargo, ya no volvería a cometer el mismo error, y desde ese momento se dedicaría a amar a Woo Hyun, incluso más de lo que él le había demostrado antes.
     Y tiempo después, Sung Kyu dijo "sí" a adoptar un hijo, porque no importaba si le faltaba una pierna, el amor que sentía por Woo Hyun era suficiente para ser fuerte; era suficiente para ser feliz; para vivir, y para enfrentar cualquier cosa que la vida le pusiera enfrente.
     El verdadero amor que Woo Hyun le demostró todos esos años, fue capaz de hacerle sentir completo. Porque era un amor tan fuerte y sincero, que duraría por el resto de sus vidas.


FIN.

Julio, 2019.

Una Habitación | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora