―Alex... Alex, vamos, despierta.
Una especie de gruñido asomó de la garganta de la aludida. Todavía algo aturdida, entreabrió los ojos. La luz del sol se recortaba contra la figura de Sam Wilson, inclinado sobre ella con una expresión de preocupación en el rostro.
―¡Joder!, menos mal. ―Sam exhaló un suspiro. Vestía la típica ropa de deporte que usaba para salir a correr por las mañanas―. Menudo susto me has dado. ¿Estás bien?
Ella parpadeó varias veces. Como pudo, se incorporó un poco, apoyándose sobre los codos. Estaba en pijama, tirada en los jardines del Complejo... ¡Mierda! Debía de haber perdido el conocimiento después de la llamada de Hiperión.
―Estoy bien ―contestó, llevándose una mano a la cabeza. ¡Dios! Cómo detestaba el estúpido glioma... Esos desmayos repentinos iban a terminar delatándola―. ¿Qué hora es?
―Las ocho de la mañana. ―Sam enarcó una ceja―. Oye, ¿qué ha pasado? Acabo de volver de correr, y te he visto aquí tirada...
―Solo quería tomar el aire ―mintió―. Me quedé dormida.
―Ya... ―Él la miró muy poco convencido―. Te entiendo, acostarse con Steve debe de ser horrible, yo también saldría corriendo al jardín.
Ella puso los ojos en blanco. Confirmado, convivir con los Vengadores equivalía a no tener intimidad. Probablemente era el karma, vengándose de ella por cotillear sobre Natasha y Bruce.
―¿Cómo lo sabes?, ¿ya lo has probado? ―contestó, siguiéndole el juego.
Sam rompió a reír, para luego extenderle una mano y ayudarla a ponerse en pie.
―Ahora en serio, ¿estás bien? ―volvió a preguntar él cuando ambos echaron a andar hacia el interior del Complejo.
«No, no lo estoy. Tengo una jodida enfermedad, me paso el día mintiendo a todo el mundo, un alienígena loco ha secuestrado a mi ex novio y me están chantajeando para que traicione a los que considero mi familia. Todo se está viniendo abajo, y no sé qué hacer para impedirlo».
―Claro ―respondió―. Mejor que nunca.
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Una semana. Ese era el plazo que Hiperión había dictado hasta su sentencia. Siete días, de los cuales ya había consumido cuatro... Se le agotaba el tiempo, y todavía no tenía ni idea de cómo afrontar el problema.
Podía ignorar la amenaza de Marcus Milton y contarle la verdad a los Vengadores, pero entonces Liam sería hombre muerto... Y ella no podría seguir viviendo consigo misma.
La otra opción era robar las piezas del Zenit y llevarlas al punto de entrega. Sin embargo, no hacía falta ser un genio para saber cómo terminaría eso. Tal vez salvase la vida de Liam, pero condenaría la de muchos otros.
Tenía que haber algo que se le estuviese escapando.
Cuando Natasha era su mentora solía decirle que, si te apuntan con una pistola a la cabeza, no se trata de rendirse o morir, siempre hay otras cien alternativas, solo debes ser lo suficientemente listo para verlas.
Y ella se consideraba alguien inteligente. Al menos hasta ahora.
―Veinte minutos en silencio, debe de ser un récord para Alexa Stark. ―Clint esbozó una sonrisa burlona antes de bloquear un nuevo golpe por parte de la chica.
Alex resopló y se pasó la manga por la frente perlada de sudor. Se encontraban en el gimnasio principal, entrenando en uno de los rings, mientras Wanda y Sam hacían lo mismo en el cuadrilátero a su derecha. Natasha y Steve acababan de sentarse en uno de los bancos, y mantenían una conversación en voz baja mientras bebían agua y observaban a las dos parejas de combatientes.
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Trojan » Steve Rogers
FanfictionGANADORA EN LOS WATTYS 2020 Después de derrotar a Ultron, los Vengadores atraviesan un periodo de relativa calma que comenzará a tambalearse tras el descubrimiento de una nueva amenaza. Un arma, tanto del pasado como del futuro, que escapa a su comp...