Cap. 20 - Liam Black

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Liam no soltó el cuerpo de Alex en ningún momento

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Liam no soltó el cuerpo de Alex en ningún momento. Todavía sujetándola con un brazo, se llevó la otra mano a la oreja izquierda, donde engarzó un diminuto dispositivo. Tras un segundo de interferencias, la línea de comunicación cifrada que había estado usando los últimos días para ponerse en contacto con HYDRA volvió a activarse.

―Agente Black al habla. Tengo a la chica y las piezas ―informó―. Estoy preparado para la extracción.

Recibido. Los señuelos ya están sobre el terreno ―respondió una voz al otro lado del canal―. Diríjase al cuadrante norte, el jet estará listo para partir. Buen trabajo, agente.

El chico no dijo nada más. Guardó las piezas del Zenit en el bolsillo de la cazadora y, con un simple gesto, se cargó el cuerpo de Alex al hombro. Era fuerte, más que cualquier humano normal, y esa ni siquiera era la habilidad por la que Hiperión lo consideraba su mejor activo.

Inspiró hondo una última vez, tomando conciencia de lo que estaba a punto de hacer, y salió del laboratorio. Conocía bien el camino, Alex se lo había mostrado varias veces, y en los últimos días había tenido tiempo de sobra para memorizar todos los corredores y atajos del Complejo. No le costó salir al exterior sin ser detectado.

No fue hasta después de internarse en la zona boscosa que rodeaba las instalaciones, cuando las alarmas de seguridad estallaron. Liam aceleró el paso, logrando llegar al punto de encuentro establecido en el momento exacto en el que un pequeño jet de alta velocidad de HYDRA aterrizaba frente a él.

―¿Por qué están sonando las alarmas? ―lo interrogó el agente que acababa de desplegar la rampa de acceso. Otros dos, contando al piloto, aguardaban órdenes en el interior del avión―. ¿Nos han descubierto?

Sin modificar el gesto inexpresivo que desde minutos atrás cubría su semblante, Liam negó con la cabeza. Nadie lo había visto salir..., pero no descartaba que ya se hubieran percatado de la ausencia de Alex o del Zenit.

―Aunque salgamos ahora nos darán alcance ―intervino otro de los agentes de HYDRA―. Los señuelos no podrán retener a los Vengadores lo suficiente.

Liam dejó a Alex sobre el asiento del copiloto y le abrochó el cinturón, luego, sin detenerse, sacó las piezas y las guardó en una caja junto a la consola de control de la nave.

―Llevadlos a la base ―ordenó, señalando a la chica y el Zenit―. Yo me encargo de los Vengadores.

―A Hiperión no le gustará que modifiquemos el plan ―repuso uno de los agentes.

Liam le devolvió una mirada fulminante, suficiente para que el hombre bajase la cabeza.

―Me reuniré con vosotros en la base ―sentenció el rubio, al tiempo que se apeaba del jet―. Ahora marchaos.

El piloto se limitó a asentir y obedecer las órdenes. Nadie en su sano juicio se opondría a un mandato del agente Black, el favorito del líder.

Trojan » Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora