Observar

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La señora Park comenzaba a sospechar de las actitudes de su hijo. Al principio, lo atribuyó al cambio de clan, el conocer personas nuevas siempre producía en Jimin un desequilibrio de actitud. Pero luego de observar mejor, se dio cuenta de que no podía ser eso. Jimin prácticamente se la pasaba encerrado, sin ánimos de acompañar a Taehyung con sus amigos, sin embargo eso no era nada extraño aún, porque Jimin desconfiaba de todos con cada célula de su cuerpo, lo extraño era realmente el verlo casi feliz a la hora de la cena; había un brillo especial en sus ojos que no podía ser pasado de alto. Jimin actuaba diferente a esas horas del día, más animado y servicial, y Amelia estuvo atenta una vez a la sonrisa con que Jimin se fue a la cama; no era normal esa conducta, y eso tenía tan preocupada a la omega.

-Jimin, hijo, ¿puedes poner la mesa?

-Claro, mamá.

Ahí estaba. No había una queja de su parte, ni un berrinche, ni siquiera había un bufido o una caminata desganada hacia la cocina. Jimin simplemente había aceptado su tarea y se dirigía a buscar un mantel en el primer cajón del aparador. Amelia lo siguió con la mirada, mientras analizaba sus movimientos.

-¿Estás bien? -inquirió ella, acercándose al rubio.

-Sí, ¿y tú? -contestó Jimin, mientras desplegaba la tela de colores arriba de la mesa.

-Estoy bien, gracias por preguntar. ¿Estás ansioso por las fiestas? -Amelia tomó una esquina del mantel que estaba doblada y la acomodó, como excusa de hacer algo y tener tiempo para hablar con su hijo.

-No mucho, siempre se me hicieron aburridas. -Jimin se encogió de hombros antes de buscar los platos en la alacena.

-¿Aburridas? ¡Es la fiesta del lobo! Siempre hay Luna llena y te damos obsequios.

Amelia pareció indignada. Le quitó los platos de las manos y fue poniéndolos en la mesa.

-No digo que no me gusten los regalos... es sólo que todos se ponen locos por la Luna, y a mí me pone nervioso. -explicó, esta vez yendo en busca de los vasos.

-¿Nervioso? Qué raro, la Luna te debería hacer sentir bien.

-Sí, bueno, pero a mí me da como ansiedad. Como si hubiera olvidado algo y tuviera que buscarlo. No lo sé, es raro. -dijo a medida que colocaba los vasos en la mesa.

-Ansiedad... ¿por eso estás así éstos días?

Jimin se congeló un segundo y luego siguió con la labor como si nada.

-¿Éstos días? ¿Cómo?

-No lo sé. Como... raro.

Jimin la miró fijamente unos momentos para luego rodear la mesa y tomarla de los hombros.

-Mamá, estoy bien. No quiero que te preocupes por mí, ya tienes demasiado de eso.

Se miraron unos momentos antes de que Amelia lo abrazara.

-Si pasa algo tienes que decirme. ¿Ok?

-¿Desde cuándo dices Ok? -murmuró Jimin, acariciando suavemente la espalda contraria.

-Sólo promételo.

Jimin miró la pared de en frente con una mueca de pesar. No quería mentir, pero su parte animal estaba recelosa de contarles lo de Jungkook; el lobo creía que ya no le dejarían verlo, por cuestiones de seguridad. Así que la promesa vacía salió de sus labios un poco estrangulada, porque sus dos partes pensaban diferente y ya no sabía qué hacer.

-Lo prometo. -susurró, y se mordió los labios.

Eso pareció calmar un poco a su madre, que se alejó de él con una leve sonrisa y lo dejó terminar de poner la mesa.

Without Stereotypes ♡Kookmin♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora