Capítulo 3... Yoonmin...

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 Los días pasaron y su padre no hacía nada por mover a ese niño de sitio y tampoco le había asignado una misión importante a su hijo para mantenerlo distraído. Jimin seguía ahí, encarcelado con ellos y Suga no podía dejar de sentirse curioso al respecto. 

El joven alfa mentiría si dijera que no se paseó cerca de las cortinas plásticas para vislumbrar entre ellas la figura del letargo pequeño o que algunas veces no le dijo a la chica que los alimentaba que se haría cargo del pequeño.

Una vez Jimin apenas pudo abrir sus ojitos completamente, el pálido alfa estaba frente a él y se sorprendió un poco, debían sedar cuanto antes al chico, al menos debería avisarle al enfermero pero antes de poder hacer algo de eso, pareció que el menor intentó sonreír cuando lo reconoció.

Jimin fue adormecido cuando la chica a su lado se dio cuenta y desde entonces el hijo del cabecilla dejó de acercarse al menor.

—Tú padre me dijo qué has estado muy interesado en el comercio de omegas, que estaba muy orgulloso de ti pero ahora veo la verdadera razón... —su mejor amigo estaba justo detrás de él, sorprendiendolo.

Suga volteó de inmediato, dejando en su lugar las plásticas cortinas, sólo para ver su arrogante sonrisa. Rodó los ojos.

—Sólo cuido que el omega más valioso esté bien para nuestros compradores... —se excusó en un tono duro, ya que no le apetecía hablar del tema.

—Claro que si —dijo sarcástico y se rió suavemente sin poder evitarlo. La molestia en el semblante de su amigo le detuvo—. Puedes mentirle a todos aquí con esas palabras pero hermano, yo conozco tu mirada mejor que nadie y sé cuando ves un pedazo de carne follable —se encogió de hombros y barajeo el maso de cartas que tenía, de una mano a la otra en el aire—. Lo entregaremos, lo venderemos a su precio... aunque si tú quieres —se acercó como un diablillo incitador—, nadie se enterara que lo dejaste un poquito usado... —sonrió malicioso—. Bueno, claro, antes de que algún Kim quiera jugar un poco con él y lo descubra. 

El pequeño omega estaba acurrucado, asustado y bastante sedado. Tenía los labios ya secos y últimamente se negaba a comer. Eso le había dicho la chica que los atendía, pues desde que Suga entró a la organización se encargó de mejorar el trato a los secuestrados, argumentando con su padre que mientras estuvieran en óptimas condiciones más pagarían por ellos. 

No se equivocó; aunque sí ahora un maldito y caliente niño se negaba, debía hacerle entrar en razón y por ello estaba debatiendo en si debía volver a acercarse.

—Sería arriesgado, Hoseok. Los Kim después querrán vengarse o tener su dinero de vuelta. Mi viejo me matará.

—Oh, vamos. Nadie lo sabrá. Sólo tu y yo, hermano. Nada que temer, ambos ya guardamos bastante mierda del otro y nadie se ha enterado —sonrió como un pequeño inmaduro, casi convenciendo al mayor—. Además, no niegues que quieres jugarle una broma a los presumidos Kim de Busan —rodó los ojos por su evidente desprecio hacia ellos.

Oh, mierda... sí. Quería tomar al pequeño y también molestar a los Kim con cualquier cosa en realidad, era una fortuna que ambas oportunidades estuvieran juntas. Sin embargo, no podía. Lo había pensado, obvio, de mil maneras pero hacerlo... sería un acto inmaduro y desfavorable a tan poco tiempo de su próximo ascenso. 

— ¡Señor Jung! —un chico llegó alterado con varias arma en sus brazos. No apuntaba, de hecho estaba asustado. Suga lo reconoció como el nuevo discípulo de su amigo— ¡La policía ha entrado!... ¡Nos ha encontrado!...

El chico era bastante nuevo, fácil de asombrar todavía aunque de confianza como todos ahí. No tenía porqué mentir, además de que estaba temblando ligeramente. Si informaba primero a su maestro, es que la policía ya estaba dentro. 

Illicit -Yoonmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora