Illicit -Yoonmin-

Capítulo 13... Yoonmin...

YoonGi condujo rápidamente hasta otro lugar lejos de donde se alojaban. Lucía tan furioso y ni siquiera se detuvo a contestar las llamadas que le hacía Hoseok.

Jimin estaba sentado en el asiento copiloto, un tanto asustado; pues sentía que en cualquier momento iban a chocar y morir. No se atrevió a preguntar a qué sitio se dirigían, pues la única vez que intentó hablar, YoonGi lo miró como si quisiera asesinarlo ahí mismo.

Debía estar completamente loco al sentirse mal por aquella mirada de desprecio de parte del blanquecino pero sabía que su lado lobuno, lo amaba.

Sintió que el aire le hizo falta. Darse cuenta estuvo por asfixiarlo. Jadeó de manera sonora asustando al mayor. 

— ¿Estás bien? —preguntó YoonGi. 

Algo había apretado su pecho y tuvo que voltear a ver al omega por algunos segundos, sin desconcentrarse del camino. Fue un poco extraño porque al mismo tiempo, Jimin jadeó de esa manera.

—Sí, eso creo —respondió aún un poco aturdido.

El resto del camino fue en total silencio. Ninguno de los dos agregó algo más y cuando el mayor detuvo el auto con brusquedad en el estacionamiento de un supermercado, Jimin se dio cuenta que habían regresado a la ciudad.

—Vas a quedarte aquí hasta que vuelva ¿Entendiste? —Suga le amenazó mientras buscaba su chaqueta en los asientos traseros. Luego lo miró como si el diablo iba a encontrarlo si no obedecía—. Si escapas voy a encontrarte, ¿Lo sabes, verdad? Y entonces no seré tan condescendiente contigo, pequeño cachorro. No te salgas del auto, no le abras a nadie, no te muevas demasiado y ni se te ocurra pedir ayuda. 

Al menor no le quedó otra más que asentir suavemente.

Suga se escabulló rápidamente lejos del auto, en aquel día nublado. Jimin vio que no entró al supermercado y en cambio corrió a otra dirección.

[***]

Ver a su viejo en aquel uniforme, fue un golpe directo a la admiración que sentía por él. Ambos estaban expectantes por la visita y preocupados por el otro. El hombre no esperaba visitas y él, no deseaba visitarlo.

En cuanto su padre lo vio hizo la expresión más cansada y desilusionada de todas, negando con la cabeza y avanzando con las esposas en las manos.

Se sentaron uno frente al otro, en aquellas pequeñas cabinas con intercomunicadores siendo divididos por una ventana de polímero.

— ¡¿Qué demonios haces aquí?! —lo regañó de inmediato, tan pronto los judiciales se alejaron— ¡¿Qué mierda tienes en la cabeza para visitarme?! ¡¿Quién jodidos les dijiste que eras?!

YoonGi rodó los ojos y dejó que su padre siguiera diciendo un montón de blasfemias, por lo que sólo prestó atención a lo primero.

—Cálmate. No hice nada estúpido pero mierda, vas a morir ¡¿Crees que iba a estar tranquilo?!

—Maldita sea, sabes que no te quería cerca de aquí —el hombre lucía tan mortificado y afligido—. Tienes que saber tu lugar, no te hice mi maldito beta si supiera que serías tan sensible —YoonGi desvió la mirada un poco molesto e indignado—. Dime, ¿Ya están en otro sitio? ¿Vendiste al maldito omega a los Kim?

Cuando su hijo no volvió a verlo, de inmediato supo que algo estaba mal.

— ¡¿Dónde demonios tienes al omega?!

—Estoy en eso —su mirada regresó como un látigo, el hombre no debería llamar la atención o los echaría de cabeza.

—Mierda, hijo. Tu madre era hermosa pero nunca la involucré en el maldito fango que estamos pisando y tampoco me enamoré del trabajo mismo.

—No me estoy enamorando. Estoy por entregarlo a los Kim pero primero debo saber para que lo quieren.

—Sé perfectamente cuando mientes... y los Kim le harán cosas horribles a ese cachorro, lo sabes bien. Así que no te metas en medio de su objetivo.

[***]

YoonGi regresó al auto ebrio y oliendo a un peculiar aroma, además poseía un tabaco en sus dedos. Al final si había entrado al centro comercial pero antes de que Jimin le dijera algo, el chico pataleo y golpeó el volante para después apoyarse sobre éste, esconderse entre sus brazos y comenzar a llorar como un niño pequeño.

YoonGi se había quedado sin sus padres y lo peor de todo era que afuera del auto estaba oscureciendo, una luna llena se extendía en el cielo.