Capítulo 11... Yoonmin...

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J-Hope sabía que la actitud de su mejor amigo había mejorado considerablemente. Con facilidad podía ver la sonrisa y tranquilidad en su cara y aunque no era como la de alguien que de verdad había follado, lo que sea que hicieran, le ayudaba a mediar su mal temperamento por el resto del día.

A veces pensaba que debería guardar sus pensamientos por más tiempo dentro de su cabeza, a medida que con el tiempo los observaba. Quería decirle a su amigo que actuaba con ese cachorro, tal como una pareja.

Taehyung le tocaba el hombro, cada que se quedaba viendo por mucho tiempo como el pálido y el omega salían al campo a caminar, sin preocupación ni cuidado a través de la ventana.

—El jefe Suga, nunca ha estado en una relación con alguien, ¿verdad? —preguntó el más joven con suavidad.

— ¿Se nota tanto? —Hoseok conocía perfectamente a su antiguo compañero. Por algo se consideraban mejores amigos—. Me preocupa... —confesó, sin poder evitarlo.

— ¿Por qué? Parecen realmente felices juntos. Ese cachorro debe ser su pareja destinada, ¿no crees? —había felicidad y sinceridad en el tono de su chico pero ¿Por qué el no se podía sentir así? ¿Por que le preocupaba que su mejor amigo se relacionara con ese cachorro?

—Suga no cree en esas cosas —rodeó entre sus brazos a su pareja destinada, quien correspondió enseguida y con suavidad. Que su amigo no creyera en ello, no significaba que él tampoco. Taehyung era la muestra perfecta. Su destino. Suspiró suavemente el aroma dulce de su cuello—. Siento que será peligroso para los dos. YoonGi nunca ha tenido un vinculo tan fuerte y ciertamente, hasta él se niega a que estén juntos.

Los días eran así de extraños y agradables para el pálido. Despertaba con el menor entre sus brazos o refugiado en la curvatura de su cuello, respirando ese aroma único que lo mantenía relajado y sintiéndose cálido con la temperatura de su suave cuerpo.

Con el cachorro en la habitación podía estar calmado, mantener la cabeza un poco fría y planear lo que debería: una nueva guarida y la reunión de sus colegas que lograron escapar, lo antes posible.

Una idea siempre llevaba a otra, hasta regresar al punto en donde Jimin ya debería estar con los Kim, dejando de ser una molestia. No lo era.

Simplemente no podía entregarlo, a medida que los segundos pasaban, encontraba excusas para no hacerlo y los besos que el cachorro se encargaba de repartir sobre su piel, cada que lo veía estresado, mandaban todo al carajo y repetían el sexo sin penetración, que tan adictos les volvía.

Jimin estaba sentado detrás de él, desnudo y cansado, tenía sueño y aún así intentaba mantenerse despierto hasta que YoonGi decidiera volver a sus brazos. El pálido estaba sentado en la orilla de la cama, pensando de qué forma podría engañar a los Kim. 

Fumaba un cigarrillo, puesto que el maldito sexo no era tan satisfactorio por todo lo que realmente imaginaba hacer con el pequeño.

Quizá debería silenciar su propia boca y la del omega, cada que entablaban una conversación amena y se conocían mejor. Negarse a que coincidieran en algunas cosas y evitar fijarse en esa preciosa sonrisa, junto con esa contagiosa risa cada que le hacía cosquillas. Sentirse menos atraído por cada defecto de Jimin y no al contrario; debía ser firme. Pues eso debía advertirle que estaba volviéndose loco o que todo se estaba saliendo de control. 

Esa manera tan natural de ser más cercanos, cuando con nadie antes lo había sido. Un aviso de que algo malo estaba a punto de pasar.

Siempre terminaba ignorando aquellos pensamientos y volviendo a la sesión de besos nocturnos hasta que el menor cayera dormido.

Los instintos omegas de Jimin empezaron a presentarse cada vez más. Querer satisfacer al alfa, ocasionaba que lo sedujera para llegar al siguiente paso de lo que compartían, consiguiendo sólo que YoonGi se alejara y su corazón se dañara.

Esa tarde justo cuando el sol se estaba ocultando, salieron a caminar por el enorme campo de cultivo como un par de enamorados. Jimin no podía evitar sentirse así y sabía que estaba absolutamente mal. Tan mal que le ocasionaba nauseas y prefería no pensar en que se estaba enamorando de su secuestrador, o que deseaba pertenecerle a él y no al hombre millonario que lo había comprado.

¿Por qué no había sido entregado? ¿Por qué no habían venido por él? No tenía idea pero esperaba que nunca lo hicieran, porque se sentía seguro y bien con YoonGi.

YoonGi no podía ser un criminal. Por supuesto que no. Caminando a su lado, con un par de metros de distancia entre ambos, podía analizarlo perfectamente.

Era un chico normal. Se vestía como un chico de su edad pero podía ver un atisbo de tristeza en su rostro...

Ese rostro perfecto que ponía muy serio al fumar. Podía ver las cicatrices internas reflejadas en sus ojos y palpar las externas cuando estaban juntos. 

Habían cosas que él se guardaba y no ponía presión sobre ello, pues sabía que caería más y más, como el chico más iluso del mundo.

Se animó a correr alrededor de YoonGi, molestarlo, hacerlo sonreír y lograr que lo persiguiera dentro del cultivo. 

Mientras pudiera borrar la tristeza de aquel alfa, podía eliminar un poco de la suya también.

Cayeron rendidos en el suelo, en un lugar despejado donde pudieron ver al sol ocultarse y los rayos naranjas-rojizos, perderse en el azul oscuro del cielo.

Estaba con su secuestrador. Tan poco sabía de él y no debería estar disfrutando de aquel momento.

—Si la mierda de Suga estuviera aquí, ¡¿Crees que sería tan idiota de acercarse?! —escuchó el grito de J-Hope cuando estaban de regreso. Aquello pareció un aviso.

Una mano pálida le cubrió la boca cuando se escuchó un fuerte disparo y así, inmovilizado por el otro brazo de Suga, se detuvieron poco antes de salir del cultivo. Totalmente ocultos y sin ruido alguno.

— ¡Bastardo! —ese seguro era Taehyung y el corazón de Jimin comenzó a acelerarse demasiado. ¡¿A quién le habían disparado?!

Vieron a personas armadas salir de la cabaña y dirigirse a un par de autos, totalmente negros y lujosos para marcharse rápidamente de ahí.

Suga lo tomó por los hombros, le dio media vuelta y lo miró directo a los ojos.

—Escúchame bien. Nos vamos a mover de aquí a la nueva guarida. Voy a entrar a esa maldita cabaña para asegurarme que mi hermano esté a salvo. Si me matan, tú tendrás que huir pero si no, volveré aquí mismo por ti. De ninguna manera voy a entregarte a esos malditos bastardos ¡¿Entendido?!

Illicit -Yoonmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora