Capítulo 17... Yoonmin...

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De alguna manera subieron por las escaleras de emergencia hasta llegar a su habitación, besándose y tocándose tanto como podían.

YoonGi sonrió cuando su espalda chocó contra algunas cosas debido a la ansiedad del menor. Pensar que había llegado tan inocente a la primera guarida, resultaba gracioso ahora. 

El omega sólo sintió las mullidas almohadas y sabanas que había desordenado antes de correr fuera de la habitación, resultaban tan cálidas y reconfortantes ahora. Jadeó al sentir su propio cuerpo endurecer bajo las caricias del otro. 

Las manos hábiles del mayor pronto lo dejaron desnudo y sus propios dedos nerviosos, se encargaron de dejar en las mismas condiciones al de piel más clara.

Los besos del alfa quemaban cada parte que tocaban y las ligeras succiones lo hacían estremecer completamente, pronto se vio abriendo los muslos muy despacio para que el adverso se acomodara en medio de ellas. La piel de YoonGi lentamente se sentía tan caliente como la suya, de ninguna manera iba a permitir que esa calidez se alejara, por lo que se aferró de brazos y tobillos al cuerpo ajeno. 

— ¡Hyung! —gritó con los ojos completamente abiertos debido a la sorpresa. 

En cuanto YoonGi acarició su miembro se corrió con tanta rapidez que se asustó un poco, debía ser causa del celo porque no podía dejar de restregarse contra el pálido. Quería más, necesitaba ésto... absolutamente. 

—Tan bonito...  —YoonGi susurró en su oído despacio.

Jimin estaba hipersensible en ese momento, así que cuando YoonGi se deslizó en su interior, gimió como un cachorrito gustoso. 

El mayor gruñó satisfecho en su mejilla, adorando la forma en que el omega lo tomaba como si fueran dos piezas de un mismo rompecabezas. Al omega no le costó estirarse ligeramente y tomar los labios del menor entre los suyos, mientras lo apretaba más cerca.

Los jadeos se vieron ahogados en besos, los gemidos de Jimin aún se escapaban de entre sus bocas y YoonGi no podía sentirse más afortunado de tenerlo así, entre sus brazos. Ese chico era suyo, no podía pertenecerle a nadie. Se pertenecían mutuamente y no servía ahora negarlo. 

—Hyung... —Jimin frunció el ceño totalmente excitado—. Más fuerte... —masculló.

Las hormonas estaban como locas en el aire, la mezcla de sus olores les fascinaba tanto. Al alfa no le molestó obedecer esa orden y el menor explotó en cuanto YoonGi fue más rápido.

— ¡Mierda! —chilló el omega, pequeñas lágrimas deslizándose fuera de sus ojos.

Era demasiado. Demasiado. El celo estaba llevándolo a límites que no conocía, que no era capaz de creer. El celo era mágico sin duda alguna. 

Los espasmos lo hicieron retorcerse en la cama agitadamente, mirar a YoonGi como un niño indefenso y a la vez tan deseoso de más. El placer había sido tanto que lo dejó sin aire en los pulmones y no le importaba.

— ¿Eres mío? —preguntó el alfa despacio, acariciando su abdomen mientras le daba un descanso, jugando con la esencia viscosa de su pequeño derramada sobre su torso. Ese torso ejercitado, que le fascinaba.

—Sí... —jadeó el chico, dejando que el mayor cambiara despacio las posiciones.

Hacerlo durante el celo de Jimin era exquisito. No había sensación igual a eso. Podía deslizarse con facilidad y el pequeño se deshacía en gritos por lo sensible que estaba, cada que tocaba ese punto dulce. Lo conocía perfectamente, sabía en dónde encontrarlo. Jimin parecía agradecido por ello, porque el celo le provocaba un deseo excesivo. 

Illicit -Yoonmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora