Declaración de amor

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CAP 5: Una declaración de amor

POV PEETA

Una habitación blanca como la cal: paredes blancas, muebles blancos, cama blanca, sábanas blancas… La negrura del cabello, desparramado en la almohada blanca, de Katniss contrastaba con toda esa blancura.

Eso fue lo primero que vi, y me asombró, pues en el Distrito 12 no había nada blanco, tarde o temprano todo acababa impregnado del hollín procedente de las minas.

Me dirigí mecánicamente hacia donde estaba ella. Necesitaba sentirla en mis brazos, acunarla y ahuyentarle todas las pesadillas para que pudiese descansar tranquila, necesitaba susurrarle que todo iría bien, que yo la cuidaría, que se despertaría pronto. Pero lo que más necesitaba por encima de todo era besar sus labios, sentir su piel contra la mía y ver sus preciosos ojos.

Acerqué una silla, blanca por supuesto, a la cama. Me senté y le cogí la mano, se la acariciaba. Sabía que no podía quedarme en esa habitación toda la eternidad pero me sentía reacio a apartarme de ella. Simplemente no podía.

La puerta se abrió repentinamente y en la habitación se adentró Jonathan.

-Peeta, ¿tienes pensado algún lugar en el que refugiaros?

-Sí.

No tenía demasiadas ganas de hablar con nadie que no fuese ella.

-¿Dónde?

-En la Aldea de los Vencedores del Distrito 12, en mi casa.

-Bien, y… ¿has pensado en la seguridad?

-Sí.

Durante el fugaz momento que le miré a la cara vi que le incomodaba mis respuestas cortantes y frías.

Por el bien de los dos, por ti Katniss” ese pensamiento me di fuerza y en menos de lo que dura un parpadeo volví a ser Peeta Mellark, el chico sociable, modesto  y abierto que solía ser.

-El teléfono de la casa de Haymitch no está pinchado así que lo cogeré porque parece ser que él no va ha volver por allí. Voy a quitar los micrófonos ocultos…

-Perdón Peeta, pero si los micrófonos son ocultos, ¿cómo los quitarás?

-Antes del Segundo Vasallaje a los Veinticinco los busqué pues sabía que en algún momento tendríamos que escondernos y quería que mi casa fuese un buen lugar. Hay uno en cada habitación menos en mi dormitorio que hay dos y en el salón hay cuatro. ¡Ah sí! En la cocina hay dos: uno normal y otro de gran sensibilidad, supongo que para que el ruido de los fogones y los cacharros no interfieran en cualquier conversación que pudiese haber.

-Me alegro de que lo tengas todo controlado y pienses en la seguridad. A la nación de Panem no le gustaría perderos.

-Habla mejor por los que están en nuestro bando.

-Sí, cierto. Bueno… te dejo a solas con Katniss.

-¡Adiós!

La puerta se cerró suavemente tras la salida de Jonathan. Estábamos los dos solos en una misma habitación.

Ella inconsciente, tumbada en la cama y yo despierto, sentado a su lado.

Ironías de la vida, según ella, la última vez que estuvimos solos en una habitación la situación era a la inversa. Yo estaba en una cama inconsciente por uno de los tratamientos para deshacerme del veneno de rastrevíspula, y ella estaba a mi lado.

Necesitaba que despertase de ese profundo sueño tan desesperadamente como necesitaba aire para respirar.

-Katniss, escúchame por favor, despiértate. No me dejes, aunque solo sean por un par de días, sumido en la oscuridad que es mi vida si tú no estás. Tú eres mi estrella, mi hoguera en una noche fría. Soy un cobarde, no podría decirte lo que te estoy diciendo ahora mismo si estuvieses despierta, aún así tengo que decirte que no puedo arrancarte de mi corazón porque eres tú mi corazón. Me niego a dejarte sola, solo puedo pensar en protegerte y en quererte. Durante el tiempo que estuve envenenado sé que te lastimé y lo siento, lo siento tanto que cada día me despierto pensando solamente en cómo hacértelo olvidar. Me pareces una chica maravillosa, eres fuerte e inteligente, cazas mejor que un hombre, de hecho cazas tan bien que me has cazado a mí. Yo, el chico del pan que antaño se creía invencible simplemente por haber vencido los septuagésimo cuartos Juegos del Hambre…, en realidad tú los ganaste por mí, ahora se que tú cuando lanzabas una flecha apuntaste a mi corazón. Y yo herido por tu belleza seguí el poderoso embrujo de tu corazón. Ahora ya no vivo por mí, vivo por ti y para estar a tu lado siempre que quieras y cuando quieras. Me has convertido en el esclavo de tu corazón y deseos. Soy un cobarde al decirte en estas condiciones en las que estás que yo… te amo. Yo te amo Katniss Everdeen. Y no lo siento. No dejaré de amarte nunca. Nunca.

Peeta & Katniss, SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora