Capítulo 12: Parte I

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I’m trying to escape from what’s inside me

A monster, a monster,

I’ve turned into a monster

And it is getting stronger

Monster by Imagine Dragons

A pesar de que le invadía una sensación de inmenso alivio, también el miedo y la desesperación causaban pequeños estragos en el corazón de Becca. Después de haber pronunciado esa frase, no se había movido en ningún momento de su apoyo en la puerta. Adam se había acercado algo más, pero tampoco había dicho nada, ya que en su interior se estaba librando una lucha entre comprender a la chica o regañarla.

Becca trató de dar un paso para intentar llegar a su cuarto pero, en cuanto lo intentó, las rodillas se le doblaron y calló en los brazos de Adam, quien se había adelantado al ver a la muchacha cayendo.

Becca, aunque trató de evitarlo, aunque intentó evitar el impulso, aprovechó para abrazar al chico de los ojos azules porque, a pesar de que no tenía por qué ser suyo, necesitaba algo de apoyo en ese duro momento. Adam se quedó tieso al principio, pero el lado que le pedía comprensión hacia Becca ganó por unos momentos, y le correspondió el abrazo. Ella hundió la cabeza en él todo lo que lo consiguió y, pudo descubrir que las ropas de Adam desprendían un ligero olor a romero.

Segundos después, Adam y Becca se separaron. Ella estaba más tranquila, con la mente algo más clara, aunque no podía decir lo mismo de su corazón. Seguía teniendo dudas sobre ese chico, sobre su verdadera personalidad, si la del chico frío y distante, o la que a veces avistaba en sus ojos, algo de luz, algo que no sabía identificar del todo, pero, fuera lo que fuese, era realmente hermoso.

Adam la cogió por los hombros, con las manos firmes, como para llamar su atención, pero sin apretar, para no causarle dolor.

—Cuéntame lo que ha ocurrido —le ordenó Adam, con los ojos puestos en los de ella. Becca le contó con todos los detalles lo que había ocurrido en Fuego, omitiendo las conversaciones con Delly y su sensación de ser vigilada en todo momento.

Adam suspiró, sin soltar a Becca.

—Nunca debiste ir —dijo Adam—. Nunca debí dejarte. Dios, ¿qué hacemos ahora? —preguntó, más para sí mismo que para que Becca le escuchaste—. ¿Cómo fuiste tan estúpida?

Becca le miró perpleja.

—¿Era mejor que dejase a la niña morir con el bosque? ¿Era esa una mejor opción? ¿Es eso lo que hubieses hecho tú? Porque si es así, eso te convierte en un monstruo —le espetó ella, furiosa.

Adam, tras sus palabras, trató de recobrar algo de calma, aunque, a pesar de que no quisiese admitirlo,  lo de monstruo le había sentado como una patada en el estómago. Él no era un monstruo, no, no lo era.

—Tienes razón, no lo habría hecho, no le hubiera dejado morir de ningún modo si tuviese el poder de evitarlo, lo cual creo que me quita el título de “monstruo” recientemente adjudicado —reconoció Adam, tratando se sonreír, pero por lo tenso que estaba su rostro no se lo permitió—. Lo siento.

Becca soltó una carcajada.

—Es increíble, Adam Scott disculpándose.

—Guárdate las ironías para otro momento, Rebecca Anderson —contestó Adam, poniendo énfasis en el nombre completo de la chica—. Esto es realmente serio, no tengo ni idea de qué podemos hacer —Adam comenzó a moverse por el vestíbulo, realmente intranquilo, estrujándose los sesos en busca de alguna solución—. Solo se me ocurre convocar una reunión urgente de la Visión, puede que de ese modo logremos algún tipo de ayuda.

Invencible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora