Todos persiguen distintos tipos de felicidad en este mundo. Para mí, la sonrisa de Lei es suficiente.
Maldita sea.
Tanta gente me dice todos los días que te tengo que dejar. Que porque debo de amarme más a mí misma, y es que no puedo. Incluso amigos que apenas conocen nuestra situación ya te detestan y esperan que ya te olvide.
Pero es este momento donde tú haces presencia, me marcas en la madrugada, esperando a que te conteste cuando sabes muy bien que estoy durmiendo para poder levantarme temprano e ir a clase.
¿A qué estás jugando realmente?
¿Me marcaste porque simplemente querías tener sexo? ¿O fue porque, quizá, me extrañabas?
Mi mejor amiga hasta me hace burla, y dice que es muy absurdo lo que me pregunto y que soy una ingenua. ¿Marcarme un lunes a la 1 am porque me extrañabas?
Pff.
Y hoy... Hoy te la pasaste mirándome cada que podías mientras estábamos a unas cuantas mesas de distancia. ¿Querías decirme algo? ¿O era que tal vez traía un chicle pegado en los pantalones?
Por favor, vuelve a marcarme, y dime lo que en realidad sientes. Porque el que me busques tú primero me hace pensar cosas demasiado tontas e incoherentes, como que te gusto.
Me hace pensar que tu mejor amigo me había dicho la verdad, que sientes algo por mí. Que ellos de verdad querían que les ayudara contigo. ¿Por qué no permití que te marcaran esa noche?
No sabes lo tanto que me arrepiento por haber desaprovechado esa oportunidad, porque ahí pude haber descubierto todo.
Y lo perdí.
Perdí el momento de verte, y dejar que me dieras una explicación de los actos que habías cometido unas horas antes y de los planes que tenías contemplados para mí...
Esperaré a estar bajo los efectos del alcohol la siguiente semana para aplicar mi plan, uno que fue bastante bien recibido por mis amigos. Al parecer, es una buena idea marcarte después de tomar unas cuantas copas para así poder justificar que te quiero ver, y que quiero estar contigo.
