18.

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-¿Cómo has estado cariño?- ante su cara de nerviosismo, note que era hora de soltarla

-Muy bien y usted- contesto con cortesía pero sin perder su forma ruda de ser.

-También muy bien- la voz de esta mujer tenía alegría, ternura entre otros sentimientos mezclados. Se acercó a Sofia y la abrazo. Después se acercó a mí y saludo con el típico beso en la mejilla -Marie Hudson- se presentó

-Chloe Hosterman- hice lo mismo.

-Que linda que es tu novia, Sofia- dijo la ahora agradable mujer poniendo su mano en mi hombro

-Gracias- dije con una enorme sonrisa, Tratando de no reír por el tono rojo carmesí que se había apoderado de las mejillas de Sofia.

-No- tartamudeo -Ella no es...- no pudo terminar la frase cuando el pequeño grito de Paulina la interrumpió.

-¡Chlo!- grito más que feliz, mientras corría hacia mí.

-¡Hola!- conteste con el mismo tono que ella -¿Cómo te la pasaste?- le pregunte sonriente mientras la cargaba

-¡Genial!-

-¿Es Paulina?- pregunto Marie y Sofia asintió con la cabeza -¡Pero qué grande estas!- dijo acercándose a nosotras ­-Seguro no me recuerdas- acaricio su mejilla -Pero yo te conozco desde que eras una bebe pequeñita- Paulina solo le sonrió -Yo era...-

-...Amiga de mi mami- la interrumpió la pequeña como si nada, solo note la seria mirada de Sofia

-Vamos Chloe ¿me acompañas por mi trozo de pastel?- como negarle algo a esa dulzura. La baje y de inmediato tomo mi mano para correr hacia donde estaba el pastel.

*

La luz roja hizo que Sofia se detuviera, me recargue en el asiento y volteé hacia la izquierda para poder verla, la miraba fijamente esperando a que volteara. Finalmente lo hizo y le sonreí, nuevamente reprimía sus ganas de reír. Pero qué mujer tan antipática eres Daccarett. Seguí mirándola fijamente y volvió a voltear, esta vez le guiñe un ojo y le mande un beso sin que la pequeña se diera cuenta. Y Ahora si dejo escapar una pequeña sonrisa, negué con la cabeza y volteo su mirada al frente.

Puse mi mirada al frente al ver una luz blanca que no era precisamente del semáforo, el cual seguía en rojo, esta luz blanca comenzó a hacerse mayor y con más velocidad se acercaba directamente hacia nosotros.

-¿S... Sofia?- tartamudee asustada volteando a verla, esta con el ceño fruncido trato de mover la palanca de los cambios, pero no entraba. No era solo una luz, era un auto el que venía a toda velocidad en dirección a nosotros.

Cerré los ojos fuertemente como preparándome para el impacto. Pero Sofia acelero a fondo haciendo chillar las llantas para quitarse del camino del deportivo rojo, el cual volvió a su carril. Parecía totalmente intencional.

Sofia freno de golpe, alineándose en la acera y gracias al cinturón de seguridad no nos impactamos contra el vidrio. No tardo ni un segundo en desabrochar el cinturón y bajar para ir hacia la puerta trasera y asegurarse de que la pequeña estuviera bien. Yo solo me gire en el asiento para poder ver. Paulina quien parecía tranquila, de un momento a otro exploto en llanto.

-¿Estás bien?, ¿Qué te sucede?- le preguntaba Sofia con desespero ante el incesante llanto de Paulina

-Mi vestido- dijo entrecortadamente mientras volteaba hacia abajo mirando su vestido totalmente manchado de pastel. Me fue imposible no reír.

-Pequeña no llores- le dije con ternura -Se limpia- le informe.

-Pero...- alargo con un sentimiento enorme

-Mira- me baje del auto y cambie al asiento trasero -Yo te ayudo- subí y tome un par de servilletas que traía y la ayude a sacar el pastel de su ropa.

-¿Están bien?- preguntó Sofia, ya ambas asintimos con la cabeza -No todos- pensé en mi interior, Sabrina moriría por esto.

*

-Gracias.- Dije bajando del auto

-Chlo- me llamo Paulina

-¿Qué pasa?- le pregunte sonriente

-¿Mañana vendrás con nosotros?-

-Eso no lo decido yo­- le conteste mirando a Sofia

-No- contesto seriamente -Mañana descanso de ella, además tengo trabajo- le explico a Paulina quien la miraba con cara de cachorro abandonado en plena lluvia.

-Por favor- insistió -Chloe es divertida- agrego

-No- se negó nuevamente -Tienes colegio y tienes que hacer tarea.­-

-Mañana es viernes.­-

-Pau, obedece a tu hermana, te prometo que luego iré a visitarlas. Daccarett abre la maletera- le dije para después caminar hacia atrás del auto.

-¿Para qué?- pregunto bajando del auto

-Deje unas cuantas bolsas ahí- abrió la cajuela y efectivamente ahí había alrededor de diez bolsas.

-No es normal tu obsesión con las compras- dijo mientras yo me sacaba una bota cambiándola por mis tacones que anteriormente traía

-Si tú tampoco eres normal­- quite la otra bota, me di la vuelta y las lancé a un basurero que estaba en la acera.

-¿Por qué las tiras?- pregunto extrañada

-Las detestaste, así que no me sirven de nada- le dije riendo. Tome todas mis bolsas

-Nos vemos luego- bese su mejilla para después caminar hacia mi casa.

-¿En dónde?- escuche la voz de mi madre cuando subía las escaleras

-Estaba en casa de...-

-Está bien, yo mando a alguien para que recoja el pedido- era su celular con el que hablaba. Qué raro. -Perdón hija ¿qué decías?- tapo la bocina del celular para que no se escuchara de lo que "hablábamos"

-Nada, no decía nada.­-

*

-Paso por ti mañana, ¿sí?- leí el mensaje de Sarah que había llegado a mi celular

-Eso ni lo preguntes, dalo por hecho- le respondí

Continúe cambiándome, estaba cansada. Más bien fastidiada. Habíamos pasado todo el día contestando esa tediosa guía, lo único que quería es dormir.

-Muy bien, y ¿entonces? ¿Qué tal te fue?- me deje caer en la cama con el celular en las manos y comencé a teclear.

-Excelente, tanto que puedo asegurar que has perdido la apuesta. No te sorprendas cuando Daccarett admita que esta locamente enamorada de mi- enviado.

Deje mi celular en la mesa de noche y apague las luces. En menos de cinco minutos había caído en un profundo sueño.

Me, Myself and I |dofia| |adaptación|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora