-¿Cómo has estado cariño?- ante su cara de nerviosismo, note que era hora de soltarla
-Muy bien y usted- contesto con cortesía pero sin perder su forma ruda de ser.
-También muy bien- la voz de esta mujer tenía alegría, ternura entre otros sentimientos mezclados. Se acercó a Sofia y la abrazo. Después se acercó a mí y saludo con el típico beso en la mejilla -Marie Hudson- se presentó
-Chloe Hosterman- hice lo mismo.
-Que linda que es tu novia, Sofia- dijo la ahora agradable mujer poniendo su mano en mi hombro
-Gracias- dije con una enorme sonrisa, Tratando de no reír por el tono rojo carmesí que se había apoderado de las mejillas de Sofia.
-No- tartamudeo -Ella no es...- no pudo terminar la frase cuando el pequeño grito de Paulina la interrumpió.
-¡Chlo!- grito más que feliz, mientras corría hacia mí.
-¡Hola!- conteste con el mismo tono que ella -¿Cómo te la pasaste?- le pregunte sonriente mientras la cargaba
-¡Genial!-
-¿Es Paulina?- pregunto Marie y Sofia asintió con la cabeza -¡Pero qué grande estas!- dijo acercándose a nosotras -Seguro no me recuerdas- acaricio su mejilla -Pero yo te conozco desde que eras una bebe pequeñita- Paulina solo le sonrió -Yo era...-
-...Amiga de mi mami- la interrumpió la pequeña como si nada, solo note la seria mirada de Sofia
-Vamos Chloe ¿me acompañas por mi trozo de pastel?- como negarle algo a esa dulzura. La baje y de inmediato tomo mi mano para correr hacia donde estaba el pastel.
*
La luz roja hizo que Sofia se detuviera, me recargue en el asiento y volteé hacia la izquierda para poder verla, la miraba fijamente esperando a que volteara. Finalmente lo hizo y le sonreí, nuevamente reprimía sus ganas de reír. Pero qué mujer tan antipática eres Daccarett. Seguí mirándola fijamente y volvió a voltear, esta vez le guiñe un ojo y le mande un beso sin que la pequeña se diera cuenta. Y Ahora si dejo escapar una pequeña sonrisa, negué con la cabeza y volteo su mirada al frente.
Puse mi mirada al frente al ver una luz blanca que no era precisamente del semáforo, el cual seguía en rojo, esta luz blanca comenzó a hacerse mayor y con más velocidad se acercaba directamente hacia nosotros.
-¿S... Sofia?- tartamudee asustada volteando a verla, esta con el ceño fruncido trato de mover la palanca de los cambios, pero no entraba. No era solo una luz, era un auto el que venía a toda velocidad en dirección a nosotros.
Cerré los ojos fuertemente como preparándome para el impacto. Pero Sofia acelero a fondo haciendo chillar las llantas para quitarse del camino del deportivo rojo, el cual volvió a su carril. Parecía totalmente intencional.
Sofia freno de golpe, alineándose en la acera y gracias al cinturón de seguridad no nos impactamos contra el vidrio. No tardo ni un segundo en desabrochar el cinturón y bajar para ir hacia la puerta trasera y asegurarse de que la pequeña estuviera bien. Yo solo me gire en el asiento para poder ver. Paulina quien parecía tranquila, de un momento a otro exploto en llanto.
-¿Estás bien?, ¿Qué te sucede?- le preguntaba Sofia con desespero ante el incesante llanto de Paulina
-Mi vestido- dijo entrecortadamente mientras volteaba hacia abajo mirando su vestido totalmente manchado de pastel. Me fue imposible no reír.
-Pequeña no llores- le dije con ternura -Se limpia- le informe.
-Pero...- alargo con un sentimiento enorme
-Mira- me baje del auto y cambie al asiento trasero -Yo te ayudo- subí y tome un par de servilletas que traía y la ayude a sacar el pastel de su ropa.
-¿Están bien?- preguntó Sofia, ya ambas asintimos con la cabeza -No todos- pensé en mi interior, Sabrina moriría por esto.
*
-Gracias.- Dije bajando del auto
-Chlo- me llamo Paulina
-¿Qué pasa?- le pregunte sonriente
-¿Mañana vendrás con nosotros?-
-Eso no lo decido yo- le conteste mirando a Sofia
-No- contesto seriamente -Mañana descanso de ella, además tengo trabajo- le explico a Paulina quien la miraba con cara de cachorro abandonado en plena lluvia.
-Por favor- insistió -Chloe es divertida- agrego
-No- se negó nuevamente -Tienes colegio y tienes que hacer tarea.-
-Mañana es viernes.-
-Pau, obedece a tu hermana, te prometo que luego iré a visitarlas. Daccarett abre la maletera- le dije para después caminar hacia atrás del auto.
-¿Para qué?- pregunto bajando del auto
-Deje unas cuantas bolsas ahí- abrió la cajuela y efectivamente ahí había alrededor de diez bolsas.
-No es normal tu obsesión con las compras- dijo mientras yo me sacaba una bota cambiándola por mis tacones que anteriormente traía
-Si tú tampoco eres normal- quite la otra bota, me di la vuelta y las lancé a un basurero que estaba en la acera.
-¿Por qué las tiras?- pregunto extrañada
-Las detestaste, así que no me sirven de nada- le dije riendo. Tome todas mis bolsas
-Nos vemos luego- bese su mejilla para después caminar hacia mi casa.
-¿En dónde?- escuche la voz de mi madre cuando subía las escaleras
-Estaba en casa de...-
-Está bien, yo mando a alguien para que recoja el pedido- era su celular con el que hablaba. Qué raro. -Perdón hija ¿qué decías?- tapo la bocina del celular para que no se escuchara de lo que "hablábamos"
-Nada, no decía nada.-
*
-Paso por ti mañana, ¿sí?- leí el mensaje de Sarah que había llegado a mi celular
-Eso ni lo preguntes, dalo por hecho- le respondí
Continúe cambiándome, estaba cansada. Más bien fastidiada. Habíamos pasado todo el día contestando esa tediosa guía, lo único que quería es dormir.
-Muy bien, y ¿entonces? ¿Qué tal te fue?- me deje caer en la cama con el celular en las manos y comencé a teclear.
-Excelente, tanto que puedo asegurar que has perdido la apuesta. No te sorprendas cuando Daccarett admita que esta locamente enamorada de mi- enviado.
Deje mi celular en la mesa de noche y apague las luces. En menos de cinco minutos había caído en un profundo sueño.