37.

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Hoy tardé más tiempo eligiendo que ponerme, pues me vería con Sofia. Bajé las escaleras corriendo al escuchar la bocina del auto de Sofia.

-¿A dónde vas?- preguntó mi madre desde la sala, donde leía unos papeles.

-Sofia me invitó a cenar- dije con una enorme sonrisa.

-¿Y cuándo me pediste permiso?- lo hacía intencionalmente, ¿cierto? Podía faltar dos días a casa y no se daba cuenta, pero no podía ir a cenar y regresar si no le había pedido permiso.

-Te lo dije el martes- mentí, de todos modos no recordaría.

-Está bien- dijo sin despegar la mirada de las hojas. Rodeé los ojos y caminé hacia la puerta.

-Wow- levantó ambas cejas al verme -Creo que tendremos que ir a un lugar más elegante de lo que había pensado- ambas reímos.

-Si quieres me cambio- dije señalando hacia atrás.

-No, no- negó con la cabeza -¿Vamos?- caminamos hacia su auto, ella hacia el lado del piloto y yo al del copiloto. Abrió la puerta y subió, al contrario yo puse mis brazos en mi cintura y la miraba a través del vidrio frontal. Me miró y rió negando con la cabeza. -¿Es de verdad?- preguntó con la sonrisa en sus labios.

-Pues en mis tiempos las cosas se hacían así- dije como si fuera una mujer de noventa años.

-¿En tus tiempos?- preguntó saliendo del auto.

-Sólo hazlo y no preguntes- mordí mi labio inferior reteniendo mi risa.

-Como ordene 'princesa'- rodeó el auto y abrió la puerta.

-Aww- dije enternecida -Me dijiste princesa- la miré con ternura.

-Fue sarcásticamente- puso los ojos en blanco.

-Yo sabía que había una Sofia dulce detrás de esto- hice un ademán señalando su ropa.

-Sar-cas-mo- separó en sílabas -Lo conoces de sobra- quería reír a carcajadas, era divertido molestarla así.

-¿Y a dónde tenías planeado que fuéramos?- le pregunté y subió los hombros en señal de 'No lo sé' -¿McDonald's?- una vez más rió y me miró por un par de segundos. Luego regresó la mirada al camino y condujo al menos cinco minutos.

-Es broma ¿verdad?- esta vez sí solté una risa muy fuerte.

-Tú querías venir aquí, ¿no?- sonrió divertida mientras parqueaba el auto en el estacionamiento del mencionado restaurante.

-Sofia, era sarcasmo...- bufé y bajé del auto, se estaba vengando por lo de "princesa".

-¿No te gusta?- preguntó cerrando la puerta del auto y caminó hacia mí.

-Si lo hubiera sabido antes, no me hubiera partido tanto la cabeza tratando de encontrar un lindo vestido.-

*

-Yo quiero un combo número uno y una malteada de...- dije pensativa tratando de decidir que sabor –Fresa- dije segura y el chico tocó la pantalla -¡No! Mejor chocolate- reí –Disculpa- le dije apenada ya que lo había marcado. 

-No te preocupes, tómate tu tiempo- dijo el rubio con una galante sonrisa. Sentí como la mano de Sofia pasaba por mi espalda, para llegar a mi cintura y lentamente me apegó a ella. ¡Bienvenidos celos! -Vainilla, mejor vainilla- dije finalmente y volteé a ver al chico y su galante mirada había sido sustituida por una atemorizada –Sofia- la llamé y cambió su intimidante mirada por una más suave.

Pagó y el chico le entregó un pequeño letrero con el número de nuestra orden.

-Lo bueno es que llamé temprano para reservar una mesa- bromeó pasando su brazo por mis hombros.

-Cielos- fingí estar sorprendida -Creo que te debió haber costado demasiado conseguir esta mesa, es una de las mejores del lugar- nos sentamos en la supuesta mesa especial.

-¿Se les ofrece algo más?- se refería el chico en específico a mí, ya que sentía su fija mirada.

-No- contestó Sofia duramente, de inmediato voltee a verla –Gracias- dijo mirándome.

-No te pongas celosa- le dije cuando el rubio se fue.

-No estoy celosa- afirmó desenvolviendo su hamburguesa que era dos veces más grande que la mía.

-¿Ah sí?- dije con el muy empleado en esta noche: Sarcasmo -Porque la verdad parecía que querías desarmarlo a golpes- suspiré -Seguro es mi imaginación.-

-Sí, eso es... - seguimos platicando de cosas sin sentido. Me hacía preguntas le respondía, le hacía preguntas me respondía. No podía parar de reír, aunque ella intentaba no reír, terminaba haciéndolo.

-¿Sigues pensando lo mismo sobre mí?- pregunté cesando un poco las risas.

-¿Por qué preguntas?- se recargó en el auto.

-Porque...- miré hacia abajo -En realidad me importa lo que piensas tú de mí- mordí mi labio inferior

-No... - dijo tomando mi barbilla y alzando mi rostro -No pienso lo mismo- se acercó lentamente con un objetivo fijo: Mis labios. Me acerqué al igual pero desvió mi rostro y llegué a su mejilla, donde depositó un suave beso.

-No beso en la primera cita- susurré entre risas en su oído.

-Me has besado antes sin siquiera tener una cita-dijo también en mi oído.

-Pero ahora la tenemos- golpeé su estómago en señal de juego -Y no hay beso en la primera.-

*

-Sarah, tenemos que hablar- cerré de golpe el casillero de Sarah.

-¡Estás loca mujer! Casi me quedo sin cabeza- exageré

-Que lástima, ahora tenemos que hablar.-

-¿Sobre?- preguntó abriendo nuevamente su casillero.

-Cancelemos la apuesta- dije sin rodeos.

-Tienes que estar bromeando, ¿no?- preguntó riendo mientras seguía sacando libros.

-¡Sarah! no es broma- volví a golpear la puerta haciendo que se cerrara otra vez.

-¿Entonces te rindes?- preguntó abriéndolo de nuevo y matándome con la mirada.

-No, sé... bueno no, sé pero no de ese modo- ni siquiera yo me entendía -Yo... yo me siento mal por estar jugando con ella...- dije con toda la sinceridad del mundo.

-No me digas- dijo burlonamente -Te enamoraste- solté una carcajada

-No seas idiota- pasé con desespero mi mano por mi cabello.

-Creí que querías recuperar a Sabrina y vengarte de lo que te hizo Daccarett, ¿no?­- tenía razón, no podía olvidar los motivos principales.

-Sí...- dije con confianza -Estás en lo correcto. Olvida lo que te dije, la apuesta sigue en pie.-

Me, Myself and I |dofia| |adaptación|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora