Romance con el dios del engaño Loki

Un año

-Quiero que seas mi princesa y llegado el momento, seas mi reina.

Escuchaba sus palabras pero no era capaz de comprenderlas.

-¡No te conozco! -le grité. Esperé un momento hasta calmarme y alcance a susurrar.-No sé quién eres en realidad.- Mi corazón estaba terriblemente acelerado.

-¿Por qué yo? - Le alcance a murmurar. En el lapso de un parpadeo, comencé a sentir como una piel ajena comenzaba a recargarse lentamente en la mía. Volteé a mi derecha y la silueta de Loki del otro lado de la puerta cristalina ya no era visible. Me asomé un poco más hacia atrás para alcanzar a vislumbrar el hombro desnudo y pálido de Loki. Ahora el dios y yo estábamos sentados en el suelo de la regadera, despojados de nuestras ropas y de espaldas. Y, contrario a lo que yo misma pude imaginarme, no me sentía incomoda o siquiera apenada. Es como si el roce de su cuerpo con el mío no fuera ajeno sino lo completara.

-Quiero que seas tú, porque me has demostrado que estas tan herida como yo. - Su tono de voz era serio y apesadumbrado. -No te queda nada en el mundo, ni a mí.- Lentamente extendió su mano para entrelazarla con la mía.

Dejé caer mi cabeza hacia atrás para recargarme en su hombro y el hizo lo mismo. Estaba confundida, y podía sentir su incertidumbre como si fuese propia. ¿O era realmente mía?

Sus ojos buscaban la manera de conectarse conmigo. No lo conozco, pensé.

-¿Es ese el problema? - dijo en voz baja. -Hagamos esto: Fijemos un plazo de un año en el cual te cortejaré. Cuando se cumpla el plazo, me darás tu respuesta. Si te niegas, no volveré a buscarte jamás.

Tragué saliva. Quizá me arrepentiría después, pero, al fin y al cabo, tenía razón. Ya no me quedaba nada que perder.

-Acepto.

Sus labios se arquearon en una sonrisa que lo hizo estremecer, y a mí con él. El camino que nos esperaba por delante no sería sencillo, y no estaba segura siquiera de que lo adecuado fuera dejar que se inmiscuyera en mi vida, o yo en la suya.

-Querida. -Escuchaba su voz en mi mente.- Requiero de alimentos. ¿Vamos a desayunar?

Asentí con la cabeza. Un pensamiento me vino de súbito y me hizo ruborizar. Seria nuestra primera cita.

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¿Qué les parece la historia hasta el momento?