El último secreto

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-¡Despierta, despierta Valerie! Tengo que decirte algo.

Adormilada intenté entreabrir los ojos, pero estaba demasiado cansada para ello. Tomé la punta de la cobija para acomodarme sobre su pecho, pero él estaba arrodillado sobre la cama intentando despertarme. Al no tenerlo cerca, hundí el rostro en la almohada esperando que desistiera de su propósito.

-Me cuentas después, hay que dormir otro rato.

Loki no parecía estar satisfecho con mi respuesta. Trepó hasta quedar encima de mí, y me plantó un beso en el cuello. Sus manos apartaban mi cabello de su camino e irremediablemente me vi forzada a levantarme, pero en cuanto notó mi intento de voltear, aprisionó mis caderas con sus piernas y mi mano derecha con una suya.

-¿Ahora si quieres levantarte eh? – El seductor tono en su voz no disimulaba su burla al verme indefensa. A lo largo de los años que llevábamos juntos, había aprendido a distinguir en mi voz y en mis reacciones hasta que limite soportaba placenteramente la sumisión en la cama, sin evocar viejos recuerdos.

En esta ocasión, mis limites aún podían presionarse, pero era yo la que quería al menos poderlos ver de frente.

-¿Qué querías contarme Loki? – dije apenas pudiendo disimular un jadeo.

De inmediato se recostó a un lado dándome oportunidad de girar.

-Fui temprano a hablar con Thor. Me dice que madre ya estaba enterada de que yo estaba vivo, y que nos ayudará a encontrar una solución a esto.

Había algo en lo que me acababa de decir que no terminaba de parecerme correcto.

-Esto no es una enfermedad Loki, ser mortal no es malo. Moriré si, algún día, al igual que en su momento lo harás tú.

Sus ojos me escudriñaron al principio confundido, pero él podía ver a través de mí, de mis palabras e intenciones. Cuidadosamente me tomó entre sus brazos, casi arrullándome.

-¿A qué exactamente le tienes miedo Valerie?

Inconscientemente comencé a temblar y Loki me estrujo con mayor fuerza como respuesta.

-¡No quiero que tus intentos de prolongar mi vida te acaben matando! Sé que no conozco nada de cómo se manejen las cosas en Asgard, pero no quiero que corras riesgos por mí.

Sus tiernas caricias comenzaban a relajarme.

-Thor y Frigga no permitirán que me pase nada. Y escúchame bien, correré todos los riesgos de los nueve reinos si son necesarios con tal de asegurarme que pueda estar el resto de mis días contigo. Y no se discute. Lamento si no te parece, pero no voy a ceder mi amor.

Jamás había visto semejante determinación en su mirada. Supe que no existiría nada que pudiese hacer o decir que le hiciera cambiar de opinión. Sólo me quedaba esperar que todo saliese bien.

Resignada me volví hacia Loki buscando confort en su compañía.

-Vamos, vamos -dijo entusiasmado –tenemos pendientes de que ocuparnos.

-¿Pendientes? –Refunfuñé- ¿qué clase de pendientes podemos tener un sábado por la mañana?

Loki me calló, y me hizo levantar.

-Cierra los ojos un instante- hice como me lo pidió, cuando sentí que me cargaba en sus brazos. Un par de segundos después me plantó en el suelo. "¿La cocina quizá?" Al abrirlos me encontré con la tina del baño llena de agua caliente. De inmediato Loki se dispuso a prender dos velas que colocó cerca del lavamanos y apagó el foco, dejando solamente como luz el par de llamaradas en miniatura.

Romance con el dios del engaño LokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora