Han Nabi es una chica que trabaja a tiempo parcial para poder pagarse la universidad debido a las deudas de su familia. Yoo Kihyun es un chico en su penúltimo año de universidad, de familia rica y encantador a los ojos de todos, menos para los de Na...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Parte I
╔═══════════════╗
Capítulo 1: Renuncia
╚═══════════════╝
Abril, 2016.
—Vamos, dilo. ¡Tú robaste el dinero! —Kihyun levantó la voz y me miró enfadado.
Me quedé congelada. El nudo en mi garganta me impidió formular una respuesta al instante.
La mirada exasperada de Kihyun me hizo sentir pequeña. Los nervios se apoderaron de mí, provocándome un temblor incontrolable en ambas manos. Y los latidos asustados de mi corazón retumbaron contra mis oídos, rompiendo el silencio de la noche.
La panadería estaba vacía, y a través de las grandes ventanas del local se podía ver lo obscura que se encontraba la calle. Era tarde, muy tarde. Debía haberme ido a casa una hora antes, justo al cerrar. Pero mi compañero Wonho y yo habíamos tenido que quedarnos a pesar de que nuestro turno ya había terminado.
El hijo de la dueña de la de panadería, quien se encontraba fuera de la ciudad, quería hablar con nosotros sobre un asunto serio.
Un mal presentimiento se coló bajo mi piel cuando Wonho me dijo que tendríamos que quedarnos después de nuestra hora de salida. Mi estómago se revolvió al oírlo decir que Kihyun quería vernos.
Porque encontrarse con Yoo Kihyun nunca había sido grato para mí.
Por unos segundos, al escucharlo acusarme de ser una ladrona, heló mi sangre. Sus palabras me sacudieron hasta escarbar en mi pasado.
A mi infancia. Cuando era una niña que cargaba con la culpa de todo; de las travesuras de mi hermano menor Changkyun, del mal humor de mi madre y del cansancio interminable que padecía mi padre.
A cuando nadie me creía cuando decía que yo no había sido la culpable, que yo no había roto el jarrón favorito de mamá, que yo no había descompuesto la caña de pescar de papá, que yo no había molestado a mis abuelos.
Al final de cuentas, dijera lo que dijera, nadie me creía. Nadie estaba de mi lado.
Y esta vez no sería la excepción.
Wonho y yo estábamos de pie cerca de la puerta principal, y Kihyun permanecía a menos de un metro frente a mí. Frío e imponente. Vestía un ostentoso abrigo cafe, y su oscuro cabello caía sobre su frente. Era más alto que yo; tenía que alzar mi cabeza para ver la desdeñosa mirada que me dirigía.
La misma que había visto desde nuestro comienzo.
Tragué saliva, y mi pecho subió y bajó con intensidad, sin poder respirar del todo. Negué con mi cabeza, sintiendo humedad crecer en mis ojos.
