Capítulo 24: Álbum

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El aire se quedó atorado en mi garganta, provocando que ahogara un jadeo

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El aire se quedó atorado en mi garganta, provocando que ahogara un jadeo. Cada músculo de mi cuerpo se tensó cuando la puerta se abría para dejar ver a mi padre.

Pero no lo suficiente para que él viera a Kihyun.

Quien seguía dándome la espalda, completamente quieto. Miraba hacía dentro del armario, con la mano sobre una blusa mía que no alcanzó a mover por la interrupción. Él y mi padre estaban sólo a medio metro de distancia.

Si la puerta se abría tan solo unos centímetros más, mi padre se daría cuenta de que estaba escondiendo a un chico en mi habitación. Mi estómago se revolvió.

—Nabi —llamó mi padre.

Él sólo había abierto un poco la puerta, que se suponía estaba asegurada. No entró. Simplemente se quedó fuera de la habitación, con la mano sobre la manija de la puerta. La expresión severa que siempre solía llevar ahora lucía un poco suavizada.

Carraspeó antes de hablar.

—Iré a comprar cerveza —avisó—, ¿necesitas algo?

Miró más allá de mí, sobre mi hombro, como si evitara encontrar mi mirada.

El ritmo de mi corazón era implacable. Pero no sólo por el miedo de que él reparara en la presencia de Kihyun. Si no porque estaba allí, de pie en el umbral de mi puerta, preguntándome si había algo que necesitara.

Era la primera vez en mi vida que recordaba que mi padre había ido a mi habitación a preguntarme si necesitaba algo.

Mi corazón dio un pequeño brinco. Mi padre debía estar preocupado por mí. O al menos parecía estarlo.

—A-ah —balbuceé—, no. Gracias.

Después de que respondí, sus ojos cayeron sobre los míos. Separó sus labios, como si estuviera a punto de decir algo, pero volvió a cerrarlos.

Echó un vistazo a lo que alcanzaba a ver de mi habitación. Observé cómo él notaba el desorden en mi escritorio y la ropa sucia sobre el suelo. Volví a avergonzarme.

La mayoría del tiempo solía tratar de mantener organizado mi espacio, pero supongo que el día que no lo hice, tuve la suerte de recibir visitas inesperadas en mi habitación.

Kihyun seguía sin moverse en lo absoluto, casi como si estuviera conteniendo la respiración. Evité mirar hacía su dirección para no levantar sospechas.

De repente, mi padre volvió a mirarme y frunció el entrecejo, confundido.

—¿Porqué tu cara esta roja? —preguntó—. ¿Tienes fiebre?

Mis ojos se expandieron, y me llevé la mano hasta mi mejilla, sintiendo su calidez. No me había dado cuenta de que probablemente el calor había subido a mi rostro mientras Kihyun cepillaba mi cabello, y hablaba de la chica que le gustaba.

from zero » yoo kihyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora