Capítulo 36: Descubrimiento

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La canción de la primavera

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La canción de la primavera. Ahí estaba de nuevo.

La tranquilidad se extendió por mi pecho. Temía tanto haberla olvidado. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que no venía a mis recuerdos.

Al principio, fue un sonido confuso y amortiguado, pero bastante dulce.

No tenía idea de cuándo fue la primera vez en mi vida que la escuché. ¿Quizá fue durante la secundaria?

De verdad no lo sabía. Pero no había sido capaz de sacarla de mi cabeza desde hace muchos años.

Me perseguía. La melodía de esa canción, por mucho que mi mente pareciera olvidarla, no se iba. Al menos no por completo; siempre volvía a mí de alguna manera.

Pero... era extraño. ¿Por qué de repente la letra era tan clara? ¿Era otro sueño?

No importaba cuánta atención pusiera en la radio, o cuánto me esforzara por tratar de unir palabras, y buscarlas en internet.

Era como si esa canción realmente no existiera.

Me tomó un momento darme cuenta que la voz que estaba oyendo no estaba dentro de mi cabeza. No era ese recuerdo de nuevo.

Dices que la primavera volverá, pero no puedo seguir sin ti.

Era la letra. Esa era; suave y diáfana. No era otro sueño, de verdad estaba escuchando a alguien cantarla.

Confundida, traté de moverme. Pero estaba a oscuras, y la pesadez me limitó. ¿Había estado dormida? Hundí mi cabeza en algo muy blando, haciéndome más difícil el hecho de abrir mis ojos.

Dos aromas muy agradables me distrajeron. Por un lado, justo donde estaba, olía a jabón y lavanda. Y a lo lejos, percibía un olor a comida. Comida deliciosa.

Abrí mis ojos, luego de hacer un enorme esfuerzo, y parpadeé. No había mucha luz, pero pude reconocer el cuero negro del respaldo del sofá frente a mí.

Un asomo de inquietud viajó hasta mi estómago; estaba dormida en la sala de Kihyun.

Noté algo muy suave y cálido sobre mí. Bajé la vista, y observé una manta blanca que cubría mi cuerpo. Y lo que estaba debajo de mi cabeza era una gran almohada, como las de la habitación de él.

Una oleada de vergüenza me obligó a encogerme sobre el sofá. ¿Cómo me quedé dormida?

Traté de recordar, y regresé al momento en que salimos de la habitación de Kihyun.

Mis piernas de repente se sintieron tan débiles que me fue difícil llegar hasta la sala y sentarme sin hacer evidente el aturdimiento que me retuvo.

Lo que sea que pasó dentro de su habitación había dejado mi mente en blanco, y mi corazón hecho un lío.

Sus palabras ordenándome no entrar a la habitación de alguien más, cuando él me había hecho entrar a la suya, vibraron por cada una de mis células. Ajustando un nudo en mi vientre.

from zero » yoo kihyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora